A los círculos gobernantes de los Estados Unidos (EE. UU.) les
gusta presentarse hoy como la nueva Roma: los EE. UU. como Roma y el mundo entero como el imperio de
esta Roma. Éste es uno de los mitos que se está construyendo. No es la primera vez que un país se
anuncia como nueva Roma. Lo hizo primero el imperio de la Edad Media europea fundado por Carlomagno.
Se autodenominaba Sacro Imperio Romano. De igual modo, durante la Revolución Francesa los jacobinos
reclamaron la nueva república romana y posteriormente Napoleón el nuevo imperio romano. También la
Rusia zarista se proclamó la Tercera Roma y Stalin recuperó este símbolo durante la Segunda Guerra
Mundial. En esta línea aparece asimismo el tercer Reich de la Alemania nazi. El primer Reich, en
relación al cual la Alemania nazi se consideraba el retorno como tercer Reich, era el Sacro Imperio
Romano de la Edad Media. Hoy los EE. UU. pretenden ser la nueva Roma, no obstante se encuentra en
muy dudosa compañía.Pero esta alusión a la nueva Roma se manifiesta igualmente en el imperio
británico de los siglos XVII al XIX. La Gran Bretaña se autoproclamó la reina del mar, que era uno
de los nombres de la Roma de la Antigüedad. En el Apocalipsis este nombre es asignado a Roma, cuando
se refiere a ella como la Bestia que surge del mar. Esto vuelve a aparecer en el título del
principal libro de Hobbes: Leviatán. El Leviatán es precisamente la Bestia surgida del mar ya en la
Biblia judía. Este nombre es asumido por John Locke, quien llama a la sociedad burguesa, promovida
por la Gran Bretaña, el “Gran Leviatán”. Entre los siglos XVII y XIX, como dijimos, el imperio
británico toma el nombre de “reina del mar”, nombre que llevaba la antigua Roma y que alude de nuevo
al Leviatán. La actual pretensión estadounidense de ser el centro de un nuevo imperio romano, esta
vez mundial, hace surgir otra vez una nueva, vieja reina del mar, que ahora es los EE. UU.Marx se
refiere así a estas construcciones del imperio romano bajo el nombre de “reina del mar”:Y frente a
la vieja reina de los mares se alza, amenazadora y cada día más temible, la joven república
gigantesca:“Un duro destino atormenta a los romanos, la maldición por el asesinato del hermano”
(Horacio).[1] Lo que Marx dice sobre este imperio británico —“vieja reina de los mares”—, lo dice
además sobre Roma. Por eso puede citar a Horacio, el poeta romano del siglo I a. C., con su juicio
acerca de Roma, que para Marx es de igual manera el juicio acerca del imperio británico de su
tiempo. Actualmente sería el juicio sobre la nueva, vieja reina del mar, que resulta ser los EE.
UU.Este juicio es un juicio condenatorio. La vieja reina del mar está condenada por sí misma. Está
condenada a un duro destino por la maldición que lleva encima y que proviene del asesinato del
hermano, sobre el cual descansa su poder. Eso hace que aparezcan otras connotaciones: es Leviatán,
un monstruo que emerge del mar.Marx ve levantándose frente a este poder asesino del hermano la
“joven república gigantesca”. Es la república que nace de la sociedad civil desde abajo, cuando
logra hacerse democracia vigente.Aquí asoma también la tarea de hoy, en la cual estamos empeñados
con el movimiento que se enfrenta a la actual estrategia de globalización: recuperar la democracia,
recuperar la libertad de opinión, recuperar la capacidad del ciudadano para controlar a las
burocracias privadas de las empresas trasnacionales y poner la economía al servicio de la vida
humana y de toda la naturaleza.Las nuevas Romas han ido de mal en peor. Nos convendría abandonar,
por fin, este sueño prepotente para realizar esta sociedad diferente de lo que ha sido Roma en el
curso de nuestra
historia.--------------------------------------------------------------------------------
[1] "Acerba fata Romanos agunt, Scelusque fraternae necis". Marx, Karl. El capital.
México, D. F., FCE, 1966, I, pág. 606.