“Este es el tiempo de no hacer derroche
y avivar la memoria de la hoguera
viendo que todo va color de muerto
Pues el invierno es amo de la noche
y la tiniebla arrecia y ya no espera,
si es preciso soñar, soñar despierto”
Eliseo Diego
Tome en préstamo este verso para iniciar algunas reflexiones acerca de la concepción de la teoría social de los sistemas de N. Luhmann.
Parecería un contrasentido iniciar de esta manera un discurso que versa sobre la lógica matemática del mundo más que sobre su sentido poético. Pero de alguna manera la lectura en clave de complejidad de la sociedad de la mano de Niklas Luhmann nos adentra en un espacio lúdico insomne de la visión del futuro de la sociedad.
Sin embargo el recurso del método que el autor de la teoría de los sistemas sociales nos brinda será mas una provocación sobre la que variaremos en su uso.
El sociólogo N. Luhmann ya no es un extraño entre la comunidad cubana de estudiosos de la complejidad. El que podamos contar en nuestra lengua con este pensamiento producido en alemán, lo debemos al profesor español Javier Torres Nafarrate de la Universidad Iberoamericana de México. El Dr Javier ha dedicado gran parte de su vida académica a traducir y difundir la teoría de los sistemas sociales, a la que considera, no creo que por exceso, “una gran construcción teórica comparable con Marx y con Hegel”(1), compatriotas alemanes. Catorce años investigando la obra de Luhmanan, lo ha puesto entre los conocedores más profusos y serios de este pensamiento. Si Nafarrate concluye que la obra del sociólogo alemán es “el trazo arquitectónico más elaborado sobre la sociedad moderna”, tenemos que tomar esta sentencia como hipótesis ya probada y desde luego como buena suposición retomarla como punto de partida de una lectura de sospecha.
Aunque la teoría de los sistemas de Luhman sea hasta el momento una de las grandes opciones teóricas con la que cuenta el pensamiento social hoy, el debate sobre su carácter meta teórico es una tarea también actual, si lo tomamos desde la perspectiva de la teoría critica.
La delimitación plausible del hecho social, que iguala al problema de ¿qué es la sociedad?, constituye para el divulgador y estudioso Nafarrate la gran aportación del alemán a la sociología. Privilegiar el punto de vista de la sociedad en general por encima de la visión individualizante de esta es la propuesta del sociólogo alemán. La generalidad del analista social estaría entonces en buscar las condiciones de posibilidad dentro de la teoría de la construcción de un concepto total de sociedad, es decir sistémico. El sistema social se presenta como sistema de todas las comunicaciones con sentido posibles, donde lo real es un conjunto de posibilidades y contingencias que se operan mediante selecciones: cada selección funda lo real, y abre el repertorio de nuevas posibilidades.
Reconociendo que en las condiciones de la dominación capitalista neoliberal, las comunicaciones con sentido, las finalidades, se han simplificado cada vez más y con ello el entramado social ha quedado constreñido a la relación objetual formal, abstracta y unilateral de sus contenidos. La finalidad supuesta desde esta perspectiva situada en el entramado social es imposible trascenderla. Esto significa que la tendencia en el proceso de reproducción de las relaciones sociales capitalistas en toda su complejidad, expresa que la reducción de las representaciones acerca del objeto sólo a través de aquellas propiedades que tienen significación para que se puedan alcanzar los fines previstos por el sujeto, no es más que la necesaria representación del conjunto de las propiedades del objeto, ya que el sujeto en sí mismo, condensa la totalidad de toda la realidad, como fundamento de la historia humana, como naturaleza y hombre( en sentido genérico).
Por consiguiente, la propuesta de Luhmann al situar la comunicación y el sentido como distinciones de lo social coloca en la reflexión acerca de la realidad la complejidad real y objetiva de esta. Sin embargo la simplificación que adquiere dicho proceso en la forma de totalidad abstracta y formal, donde las ideas, los fines y objetivos finales, de fenómenos derivados y mediatos, como sedimentos y productos de la praxis social de la humanidad, se convierten en productos fijos e independientes, con los cuales se construye un sentido de realidad, donde la realidad concreta histórica es convertida en determinación fija, abstracta e indefinible como posibilidad ilimitada., es lo que aparece como la trascendencia infranqueable de la inmanencia del individuo que el sistema en su complejidad devora.
Apuntamos que todas estas formas de concebir la realidad desde esta perspectiva de análisis se enmarcan en las formas de totalidad falsa, y se sostienen epistemológicamente, en el entramado de la apariencia fenoménica del acontecer social.
Niklas Luhmann Luneburgo, (1927 - 1998) era catedrático de Sociología de la Universidad de Bielefeld, Alemania. Seguidor de las ideas de su maestro Parsons, radicaliza la perspectiva funcionalista. Para N. Luhamnn el análisis funcional debe ser llevado hasta el límite de sus propios postulados. Es por eso que rechaza el consenso como elemento explicativo de la cohesión social. La sociedad es un proceso funcionando sin normativas consensuadas sino en conflicto.
La certidumbre epistemológica de la modernidad a la que las ciencias sociales no han renunciado y que por otra parte las ha venido conformando en cuanto a tal, presenta tres obstáculos, según N. Luhmann. El objetivo final siempre proyectado del saber social de construir una teoría que de cuenta de la realidad social, que la interprete correctamente, no llega a alcanzarse.
La certidumbre epistemológica no ha dejado a la sociología avanzar en la construcción de una teoría que permita interpretar adecuadamente la sociedad.
Esta certidumbre se expresa en tres obstáculos epistemológicos: el prejuicio humanista; el prejuicio de la pluralidad territorial de sociedades; el prejuicio de la distinción entre sujeto y objeto. Superar estos obstáculos significa reconocer que el mundo ya no es moderno.
Humanismo y modernidad son identificados y por consiguiente si ya no existe modernidad en consecuencia la centralidad del ser humano como principio del conocimiento constituye un impedimento. Referirse a la política dentro de la teoría de los sistemas complejos de N. Luhmann implica desbrozar otras categorías indispensables en las que se ha tratado de representar la estructura de sociedad actual. El diagnóstico del que parte la reflexión teórica del sociólogo alemán indica que “falta una representación de los rasgos estructurales que caracterizan a la sociedad moderna”(2). Esta teoría debe considerar la complejidad de lo social que ha emigrado del ámbito descriptivo, fenoménico, de la actuación de los individuos y los grupos humanos al plano de la abstracción de las estructuras sistémicas que lo caracterizan. Ciertamente N. Luhmann indica que la modernidad se ha complejizado en su propia paradoja interna, la de la individuación y la universalización, y la tendencia apunta hacia la exclusión como rasgo funcional de la diversidad social, expresada en los sistemas sociales diversos autorreferenciales y funcionalmente cerrados. Luhmann proyecta una conceptualización de la modernidad desde una propuesta sociológica sistémica compleja. Para él la modernidad es un constante engendrar una diversidad de realidades, que no parten de una identidad buscada, añorada, establecida o construida, sino sistémica que opera funcionalmente reproduciendo permanentemente un proceso de diferenciación sistémica social.
A lo que ha conducido la evolución social y para lo cual no existe ninguna experiencia anterior, es a un constructo que no remite a un sentido organizacional de modo humano, sino solamente formal, abstracto, en consiguiente otro de los conceptos que entrarían dentro del riesgo de perder sentido es el del humanismo.
La modernidad ha conducido a una simplificación operativa, debido al proceso creciente de las tecnologías y al mismo tiempo a un funcionamiento operacionalmente cerrado de los sistemas sociales desalojando al ser humano de esta funcionalidad. Esto es para Luhmann condición de posibilidad para la evolución social, dado que el funcionamiento de los sistemas es flexible y permite “proporcionar posibilidades de intercambio y sustitución limitadas”(3)
El cambio de significación de los social y su peculiaridad es como señala el propio Luhmann identificada por Anthony Giddens. La separación entre espacio y tiempo, el hecho de que el vinculo entre lo local y lo global sea reducido a un impacto mayor de lo global, cambia el funcionamiento de la estructura social.
Sin embargo aún no se explica en Gidenns la posibilidad de reproducción operativa funcional y cerrada de esta estructura, que se ahce cada vez más presente en la actualidad.
Luhmann encuentra una teoría social que exponga los resultados de la modernidad. La reflexión sobre lo social se despliega en la relación entre lo ontológico, lo que es y la lógica, como es. Existe por tanto un relación autorreferencial y heterorreferencial de distinción que cada sistema hace de manera diversa. Pero como no existe como señala Luhmann ninguna disposición común con respecto a un mundo previamente dado, es necesario operar en un plano observacional de segundo orden(4). El análisis de la forma de distinción e indicación algebraica es la manera posible mediante la cual comprender las posibilidades operacionales del sistema social derivado de la modernidad. Para Luhmann ella es la sociedad cuyo modelo teórico encontramos en Habermas Solo es posible renunciar al prejuicio de la distinción sujeto – objeto si se plantea el problema de la objetividad del observador y se genera el debate sobre la neutralidad valorativa. Lo social, para Luhmann debe observarse desde otra perspectiva para interpretar la sociedad actual.
La comunicación ha devenido la estructura vinculante de lo social que siguiendo a Luhmann podríamos caracterizar como:
- Una ganancia adquirida por vía evolutiva que restringe las condiciones de participación individual en la sociedad a través de un orden de sentido.
- Un excedente que emerge a partir de estados pretéritos (naturaleza, organismo, conciencias dispuestas a comunicar), pero que al estabilizarse genera la suficiente certidumbre sobre sí misma como para poder aislarse de su entorno y constituirse en un orden autónomo inagotable
- Tiene carácter eminentemente social, ya que presupone al menos dos conciencias dispuestas a comunicarse y a participar de un orden que no puede reducirse a un proceso psíquico, orgánico ni de ningún otro tipo
- Se toma entonces en su forma, pero compleja, no como relación emisión receptor, sino como una estructura, un orden de autogeneración que prescinde de cualquier forma de determinación externa, no hay causalidad
- Se aísla y se distingue como sistema de intersección de múltiples variables para generar más orden social. Formalmente se conduce como cibernética de segundo orden
- Muy difícilmente las conciencias pueden coincidir, para ello se requiere de un elemento intermedio que establezca e indique las orientaciones posibles reduciendo así la contingencia de las decisiones individuales a un nivel que pueda ofrecer mayor garantía de estabilidad. Ese elemento es la comunicación, una ganancia adquirida por vía evolutiva que restringe las condiciones de participación individual en la sociedad a través de un orden de sentido.
La interdependencia de los sistemas a través de la comunicación no puede sustituir la operacionalidad cerrada de los sistemas sociales, al mismo tiempo que resulta flexible su funcionalidad a partir de la relación heterarquica entre los sistemas que permitirá resolver los problemas de la sociedad. Sin embargo, si como plantea Luhmann, el entorno de los sistemas con sus funcionalidades cerradas, es decir la política, la economía, la ciencia, la educación etc.; es el lugar a donde son excluidos los seres humanos, situación que se vive diariamente, será sólo la flexibilidad sistémica no de la sociedad sino de cada sistema en su diversidad funcional quien logre mayor reconocimiento informacional acerca de su entorno y por consiguiente será enfrentados los problemas de la sociedad, qué no necesariamente serán los de la humanidad.
Semejante conclusiones apuntan hacia una eliminación del sujeto en la explicación del orden y la dinámica de lo social. Niklas Luhmann considera un impedimento epistemológico la concepción antropológica del sujeto. El ejercicio del despeje de la variable sujeto, le permite colocar lo social desde una dimensión diferente, la sociedad es un sistema autorreferencial operativamente cerrado, que desde la diferenciación sistema / entorno, excluye la visión de la sociedad, en tanto identidad como sistema de relaciones humanas, y diferencia en tanto tópicamente distintivas.
El asunto de la identidad social y su diferenciación, es el problema básico de las sociedades complejas y no el de las regularidades sociales y las acciones humanas. Para Luhmann las ciencias sociales van confluyendo en la necesidad de la superación de estos límites.
Nos detendremos en este punto para formular algunas sorpresas a las que nos conduce esta propuesta en relación con este momento del lugar y papel del sujeto en la teoría social.
El desarrollo de esta problemática por Luhmann parte de un cambio de punto de partida del análisis, que revierte negándola o marcando sus incongruencias la lógica parte-todo en la que tradicionalmente se ha analizado lo social desde el punto de vista sociológico por la lógica binaria, en el sentido que no hay una inclusión-exclusión sino una demarcación de limites, desde una perspectiva epistemológica de observación, no fenomenológica sino recursiva. Lo social solo puede ser “visto” como una entrada y salida, una verdad un error, dos caras que se distinguen desde la misma distinción, y siempre la representación que se obtenga depende de la perspectiva que de esa distinción tenga el observador, que al mismo tiempo, funciona como observador de si mismo, en una operación de re-entry, de autorreferencialidad y heterorreferencialidad. Desde esta dimensión socio cibernética, cambian todos los contenidos de los conceptos que han construido en si misma a la sociedad. El sujeto, es sustituido por la distinción sistemas psíquicos y sistemas sociales, que desde su complejidad, refieren la distinción persona. Los argumentos sugieren el beneficio de la duda acerca de lo que se discurre y en este sentido consideramos que la teoría de los sistemas sociales tiene valor.
La observación desde la propuesta sistémica compleja de Luhmann es bivalente, y no bipolar. La bipolaridad ha caracterizado según él, las descripciones derivadas de las formas anteriores de observación de la teoría sociológica de la sociedad funcionalmente compleja. La bipolaridad presupone un hecho, previo, e involucrado, por consiguiente una identidad o sentido identitario integrador. Por su parte la lógica bivalente que subyace a toda la indicación de la teoría de los sistemas sociales presupone el instante, nunca un antes, ni un después. La observación bivalente parte de indicaciones distintivas, como operación siempre de hecho excluyente porque supone que actualiza la forma, como el límite de la distinción. La perspectiva construccionista de Luhmann se centra en la reflexividad del sistema social desde la diferencia y no de su identidad, bipolar y paradójica en cuanto a su operacionalidad.
Dejemos expresarse a Luhmann:
“…la situación básica de la doble contingencia es, entonces, sencilla: dos cajas negras, a causa de quién sabe qué casualidad, entablan relación una con otra; cada una determina su propia conducta por medio de operaciones autorreferenciales complejas dentro de sus propios límites. Lo que queda a la vista es por lo tanto, y necesariamente una reducción. Cada una presupone lo mismo respecto de la otra…Por medio de una simple suposición generan certeza de realidad, puesto que esta suposición lleva a suponer la suposición en el alter ego... (Las dos cajas negras, como sistemas autorreferenciales que se observan mutuamente)… Permanecen separadas, no se funden, no se comprenden mejor que antes; se concentran en lo que pueden observar en el otro como sistema-en-un-entorno, como input y output, y aprehenden en cada caso su forma autorreferencial desde su propia perspectiva de observador. Pueden tratar de influir en lo que observan por medio de su propia acción, y nuevamente pueden aprender del feedback. De este modo se puede generar un orden emergente condicionado por la complejidad de los sistemas que lo hacen posible, lo cual no depende de si esta complejidad también se pueda calcular y controlar. A este orden emergente lo llamaremos sistema social”(5).
Sistema social es la sociedad operando autopoéticamente, construyendo de si mismo sus propios elementos improbables y variables, que disminuyen la complejidad del sistema, aumentado la del entorno, recurrentemente, conectando de esta forma los acontecimientos y condicionando un comportamiento autónomo del sistema, a partir de la prestación de sentido, como medio , horizonte, precedente de operacionalidad sistémica.
La interpretación de sentido luhmaniana tiene diferencia sustancial con la propuesta filosófica de Husserl aunque es retomada de ella. El sentido, como medio de la forma sistema entorno, no es la representación hermenéutica interpretativa de este, en tanto de ella es insalvable la paradoja bipolar de sentido/sin sentido. Para Luhmann, el sentido es derivado de la lógica bivalente autorreferencial, indicador de la emergencia evolutiva de la socialidad, como selección alternativa de una binariedad de elegir, y condiciona la posibilidad evolutiva de lo social.
Las acciones de los individuos operan para Luhmann, caóticamente, en tanto fragmentadas, imposibilitadas de homogeneidad e impredecibles, es por tal razón que de ellas no resulta lo social. De las relaciones intersubjetivas (que para Luhmann son un contrasentido), relación Alter/ Ego, siempre resultarán las lógicas bipolares excluyentes, y que contrariamente a lo que se quiere enunciar como punto de partida que sean los sujetos constituyentes de lo social terminan postulando un principio ontológico normativo a priori. La compresión de lo social debe a la inversa partir de lo social mismo, en tanto el sujeto, es entorno del sistema social, porque sus resultados son producto no del sujeto sino de la comunicación que es la forma a partir de la opera. Entre el sujeto y el sistema existe un acoplamiento estructural, mediante la comunicación donde se da la socialización, como ya anteriormente hemos señalado.
Si algo no se puede extraviar es la capacidad de asombro que deja un primer acercamiento como el nuestro a la minuciosa y profunda reflexión que nos propone este importante sociólogo, ya fallecido en el año 1998.Indudablemente su impacto es significativo y consideramos que principalmente porque construye, destruyendo, desde los limites en que quedan las variantes anteriores de la construcción teórica de lo social (el estructuralismo, funcionalismo, hermenéutica, marxismo, etc.). Principalmente porque realiza a nuestro modo de ver un giro epistemológico, descoloca al sujeto centrado, constituyente y lo “expulsa” del tradicional tablero cognoscitivo de las ciencias sociales. El entorno al que es enviado el sujeto, consideramos se corresponde con la descripción más acertada de lo que hasta ahora se ha hecho sobre la sociedad contemporánea, tal y como en el proceso social hemos llegado. Efectivamente la sociedad tiende hacia la operacionalidad cerrada de sus subsistemas, para no diluir al sistema social, y básicamente los sistemas sociales, adquieren tal autonomía que no requieren de los hombres y las mujeres concretas, para su operacionalidad pero si para su dinámica evolutiva.
Niklas Luhmann, propone una especie de racionalidad funcional sistémica, en la que el sujeto actúa solo en el área del orden establecido por el propio sistema; existe una estructura interna en cada sistema, constituida por premisas de decisión, de la cual están excluidos los sujetos, pero categorizadas éstas por un código binario. El código binario propuesto por Niklas Luhmann se integra por las dos categorías esenciales de cada sistema; por ejemplo en el sistema pedagógico, las dos categorías esenciales serán: se aprende o no se aprende; en el sistema económico serían: tener o no tener; y en una extensión y generalización del concepto, el código binario para cualquier sistema es el de estar dentro de él o fuera del mismo. La sociedad moderna se identifica como un sistema funcionalmente diferenciado, donde los sistemas sociales son autónomos, y se diferencian por si mismos de su entorno. En el caso de la economía Luhmann ella formula su propia autodescripción y es por eso que solo refleja la lógica de un constructo social.
Así, al analizar particularmente los sistemas sociales, Luhmann plantea:
“De esta suerte, también se modifican los imperativos societarios para la individualidad. La pregunta ya no es “¿qué se ha de hacer?; sino ¿cómo se ha de hacer? Si el individuo es marginado por la técnica de esta manera (como simplificación operativa), entonces logra la distancia que le posibilita observar sus propias observaciones. Ya no sabe apenas de si mismo. Apenas si se indica y a si mismo con nombre, cuerpo y posición social. En todo ello le asalta la incertidumbre. Pero a cambio alcanza la posibilidad de una observación de segundo orden. Individuo en el sentido moderno en quien puede observar su propio observar.”(6)
Aún Luhmann advirtiendo de una posible interpretación de esta propuesta como una nueva variante de pesimismo, el considera que hay un alternativa de posibilidades de comprender distinciones siempre novedosas. Sin embargo, las irritaciones del entorno al sistema, no son asimiladas como “protestas”, “critica”, sino son consideradas selectividades y adaptaciones, de tal manera el sistema reduce su complejidad. Esto es básicamente una reflexividad constructiva, que en la sociedad va diferenciando la emergencia de lo social, la semántica es invertida, aparece para el pensamiento tradicional en ciencias sociales una normativa de neutralidad de una complejidad.
La sociedad es, hoy en día, un solo sistema mundial, que incluye como elementos a todos los eventos comunicativos que tengan lugar en la humanidad. Cada vez que alguien vota, compra, conversa con alguien o —incluso— protesta contra la sociedad y su modo de estructuración, participa en la reproducción autopoiética del sistema de la sociedad mundial. La sociedad mundial, por consiguiente, es un sistema único que abarca todas las comunicaciones posibles y en cuyo entorno no hay —ni puede haber— comunicación alguna, sino sólo acontecimientos de otro tipo. Un acercamiento diferente, es imposible, porque no tiene lugar. Las soluciones, superan los bordes de la perspectiva de la complejidad a la de la simplificación de las soluciones por la imposición de la complejidad del sistema.
A pesar de esta creciente indiferencia entre subsistemas y pese a que los subsistemas funcionales de la sociedad operan clausurados operacionalmente, con autonomía en su operación, esto no significa que no se creen interdependencias necesarias. Los subsistemas, dice Luhmann, siguiendo el concepto de la cibernética, son cerrados a la información, pero abiertos a la energía. Los subsistemas se relacionan entre sí por medio de sus prestaciones recíprocas: la economía necesita de las decisiones vinculantes de la política, requiere de las habilidades entregadas por la educación, se enmarca en las normas del derecho, etcétera. Por su parte, la economía ofrece el soporte económico para todos los otros subsistemas. Al mismo tiempo que recibe la energía —en términos de input/output— proveniente de otros subsistemas, cada subsistema opera internamente con su propio código y sin aceptar —sin siquiera procesar— la información proveniente de otros subsistemas que pudieran querer intervenir. La corrupción ocurre, precisamente, como resultado de interferencias de un subsistema sobre otro: la economía puede —y debe— financiar investigaciones científicas, puede indicar cuáles son las áreas de mayor interés para ella, pero no puede comprar resultados.
Como determinamos la selección de las prestaciones reciprocas, si estos funcionalmente deberían explicar el fenómeno de la corrupción como una prestación a la economía del mercado y el consumo o sociedad de la venalidad universal. Evidentemente es el funcionamiento autorreferencial del sistema como globalidad. El problema esta en partir de aquí o quedarse en esta posición, y creo que la complejidad nos permite seguir en tanto la autorreflexividad no es norma, es dinámica.
Nos detendremos por último en este aspecto de la economía como subsistema, y la operacionalidad cerrada del sistema social. La lógica bivalente de este subsistema opera en el espacio de sentido de tener dinero/ no tener, la emergencia deriva de la doble contingencia de la observación de la forma sistema7entorno. Efectivamente, la descripción del funcionamiento de la sociedad del capital, realizada por Marx apunta a esto, y Luhmann lo reconoce cuando afirma que Marx entendía que la economía formula motu propio su auto descripción, desde si misma regula referencias internas y externas.(7)
De tal manera cuando Marx afirma que “La libre concurrencia impone al capitalista individual, como leyes exteriores inexorables, las leyes inmanentes de la producción capitalista”, está indicando al carácter permanentemente emergente, operacionalmente cerrado del sistema social. “La conducta puramente atomística de los hombres en su proceso social de producción, y, por tanto, la forma material que revisten sus propias relaciones de producción, sustraídas a su control y a sus actos individuales conscientes, se revelan ante todo en el hecho de que los productos de su trabajo revisten, con carácter general, forma de mercancías”(8). De tal manera, el tipo de orden emerge de un desorden establecido independientemente de los sujetos, por el contrario, los sujetos, actúan selectivamente y adaptándose, en el entorno. Podríamos apresuradamente en el marco de este incipiente análisis de la obra de Luhmann, indicar que el análisis marxista, leído en clave sistémica compleja luhmaniana, es un reflexión compleja del proceso de sistema social, pero lo que distingue el análisis marxista es su toma de partido por el sujeto, al preguntarse, no sobre la duda de que sea este sistema y no un postulado deber ser del mismo, sino cuáles son las implicaciones de esta emergencia sistémica compleja, no en su forma, sino en la racionalidad de su operacionalidad, en tanto piensa al sujeto no a la intemperie, no como previo, anterior, sino como entorno mismo del sistema. La lógica destructiva de la diferencia operacional del sistema social como sistema entorno desgasta sistemáticamente, su propia operacionalidad. Aceptar el sujeto en el entorno, en virtud de un concepto diferencialista de sociedad, que evita afirmaciones relativas a la unidad de la diferencia y apela a la diferencia, por una parte, contribuye a superar el obstáculo epistemológico del humanismo abstracto, que ciertamente Luhmann describe, pero sustituir, al hombre como sistemas vivos y conscientes del sistema, por el concepto de comunicación(9), implica una tendencia teórica a la inmunidad valorativa, desactivando su heurística compleja, sustituyendo la perspectiva de la complejidad por el de la simplicidad.
La pregunta estaría en que entendemos por complejidad de la realidad, para la cual las soluciones no pueden simplificarse. Estas soluciones deben corresponder a la naturaleza de esa realidad que es compleja. La realidad social que emerge, lo hace como sociedad anónima, y es por eso entonces que los conflictos, las molestias, las irritaciones para el sistema se simplifican. En tal sentido no hay un sujeto, le es imposible representarse a si mismo como operacionalidad practica constitutiva, la cotidianidad, es simplificada en virtud de la operacionalidad compleja del sistema. La realidad, armada tendenciosamente por el sistema, ha logrado hacer de la cotidianidad, (entendiéndola como fundamento de la emergencia, la bifurcación, el orden desorden, la variedad, lo dinámico y lo estático social) una simplicidad; y lo ha hecho invirtiendo el sentido de realidad en todos los sistemas que conforman la vida humana y social. Es por esto que la solución no puede ser simple, porque si pensamos las alternativas desde esa realidad fetichizada que nos desaparece como cotidianidad, las soluciones ya que no serian soluciones desde las realidades de las practicas cotidianas sociales, como realidad emergente, sino "La Solución" de "La Realidad" con mayúsculas. Y es aquí donde la superación del obstáculo epistemológico se vuelve un contrasentido.
Pero aun queda por enfrentar la realidad no desde su negatividad, sino desde su positividad. Y aquí no nos ayudan mucho, (aunque si en un inicio articulan las opciones) las propuestas normativas de un deber ser de un sujeto o de una sociedad (sobre el pensamiento de la cual en los marcos del análisis será insalvable la presentación dicotómica del orden y el desorden).
Creo que aquí están precisamente las complejidades que nos convocan, no la complejidad que es la del sistema a los que buscamos, pensamos hacemos participamos en las alternativas que creemos hacer o que se hacen.
Finalmente si como plantea Luhmann la sociedad moderna es un sistema mundial altamente complejo en que los diversos subsistemas se diferencian en procesos de autocatálisis, generando nuevas condiciones para sí mismos y para los demás subsistemas en su entorno interno a la sociedad. Esto tiene por consecuencia que la complejidad de la sociedad aumenta y se ofrecen nuevas posibilidades para los sistemas parciales de la sociedad. El tiempo se acelera y el cambio también, por lo que se produce dificultades de sincronización entre los sistemas. Los futuros planificables se aproximan al presente y el pasado pierde importancia como modo de orientación, por lo que el interés en él se hace más nostálgico y particularizado.
De tal modo, la conclusión es sorprendente: el futuro es incierto en tanto se acortan los espacios temporales, y es limitado, no es una posible contingencia. Este es el pronóstico que nos permite la complejidad, yo apuesto por otro. Pues este pronóstico explicita que la tendencia del sistema es a disminuir la complejidad de si mismo, a la simplificación de los resultados y por tanto a su totalidad. Solo hemos desaparecido al hombre en el entorno del sistema, o de los sistemas psíquicos, entonces ¿a quien preguntamos en este sistema social básicamente comunicativo por este resultado?, ¿como lo comunicamos? , y ¿qué prestaciones reciprocas recibiría? Creo que aquí hay un punto ciego, con el que no se es consecuente desde la perspectiva de la complejidad.
Podríamos concluir que es significativo la novedad emergente de la propuesta teórica de Luhmann si consideramos que:
- Analiza la sociedad no como una única complejidad, sino complejidades múltiples.
- Parte del planteamiento del problema de la artificialidad del mundo social del hombre y su conocimiento.
- Plantea una reelaboración de nuestra idea del mundo social, en particular aquella que lo reducía a un conjunto más o menos concreto de entidades simples y discretas.
- Construcción de conceptos isomórficos descriptivos de lo social.
- Descripción del orden social a partir de relaciones equivalentes y estructuras simétricas
- Elaboración de un lenguaje único cifrado acerca de lo social en una pluralidad de referencias.
Aunque fin explicito de la teoría de los sistemas sociales de N. Luhmann de lograr una representación total de la sociedad esta no supera la trascendencia, con exclusión de la inmanencia del individuo. Por lo que cabría preguntar: ¿Es crítica o no la propuesta de Luhmann?; ¿La teoría de los sistemas sociales es descriptiva o no de las condiciones de posibilidad de la sociedad como sistema en el contexto del siglo XXI?
A pesar de los laberínticos parajes que nos lleva con pasión la teoría de los sistemas de Niklas Luhmann, creo que lo más significativo es el beneficio de la duda de pensar de otra manera el ejercicio teórico social. Y en esto quedamos atrapados para bien, y para mal, cuando en pequeño formato, muy apretado y con grandes dificultades queremos conversar con él.
[1] Vallejos Arturo. ¿Es posible una teoría de la sociedad para la observación de América Latina? Entrevista con Javier Torres Nafarrate sobre la propuesta teórica de Niklas Luhmann. En: Andamios. Año 1, numero[2] Luhmann, N. Complejidad y modernidad. Editorial Trotha, 1998. Pág. 134[3] Luhmann, N,. Ob. Cit. Pág. 152[4] La cibernética de segundo orden de Heinz von Foerster y el álgebra monovalente del británico George Spencer Brown son una de las decisiones conceptuales previas de Luhmann. Foerster recupera del la noción del cálculo matemático como una operación capaz de realizar distinciones. El cálculo es una forma que al operar sobre un espacio sin marca (hoja en blanco) traza una distinción que es capaz de desarrollarse mediante tiempo. En la hoja en blanco no existe nada presupuesto, es la operación la que con un mínimo de marcas y signos divide el espacio de tal forma que toda operación posterior habrá de tomar en consideración la operación que le antecede. Es por ello que la forma es siempre forma de una distinción que, como tal, posee dos lados lo que se distingue o aquello que ha sido incluido dentro del cálculo y lo que se indica o todo aquello que se ha excluido pero que permanece en el fondo como posibilidad para una siguiente operación. Toda operación, incluida la operación que define a los sistemas, debe ser entendida así como una observación que destaca un elemento de un fondo y lo distingue dejando indicados los demás elementos como selecciones potenciales. La observación debe ser entendida como una operación mediante la cual un sistema es capaz de distinguir e indicar. De esta manera, el sistema opera diferencias bajo la forma distinción / indicación. El sistema es un observador que opera distinciones, esto es descripciones, y autogenera su propio ambiente reintroduciendo constantemente las descripciones (observaciones) anteriores. En este sentido, el sistema es un constructor de realidades de segundo orden (producto de observaciones de observaciones) incapacitado para observar la distinción mediante la cual observa. Resumiendo podemos decir que al operar el sistema observa su entorno, con ello pone una diferencia bajo la forma de una distinción que a la vez produce una indicación, al hacer esto el sistema genera para sí un conocimiento y construye realidades. http://www.geocities.com/antonioberthier/sociocompleja.html.[5] Luhmann, N. Sistemas Sociales. Lineamientos para una teoría general. Anthropos, México: Universidad Iberoamericana; Santafé de Bogotá: CEJA; Pontificia Universidad Javeriana, 1998; Págs. 118-119[6] Luhmann, N. Complejidad y modernidad. Editorial Trotha. 1997, pág. 137[7] Luhmann N. Ob.cit. Pág. 139[8] Marx, Carlos. El capital. Tomo primero. Ediciones Venceremos. 1965. La Habana. págs., 226, 59[9] En este sentido hay una diferencia radical entre Luhmann y Habermas en relación a la representación que cada uno brinda de la comunicación. Habermas dedico un acápite en su libro “Discurso filosófico de la modernidad” a la critica de las posiciones de Luhmann.