Desde el contexto del saber constituido acerca del problema del sujeto reconocemos  un programa de pensamiento crítico que se inicia con la ilustración fundada en el ejercicio reflexivo de discernir las condiciones de posibilidad del pensamiento para que sea posible valerse de este. Desde la crítica hegeliana el programa crítico se radicaliza a partir de proyectar el estudio de la totalidad de los formas de objetivación para entender las condiciones de conformación esencial de las formas de subjetivación La consecuencia o no de este programa ha marcado una historia posterior de la filosofía

A pesar de que Marx no es unívoco en la comprensión de esta problemática se necesita constantemente volver sobre la premisa de que este proceso histórico y social se explica en la comprensión dialéctico materialista del sujeto La esencia social del ser humano, como ensamblaje de las relaciones sociales en las que vive, viene dada porque estas son relaciones con objetos y relaciones entre los seres humanos.

Con el marxismo significamos que las relaciones sociales encarnan una unidad orgánica, y están mediadas por las relaciones que establecen estos con objetos (productos de su actividad  que expresan el proceso de subjetivación  socialmente existente) y fusionan el sistema de relaciones sociales que condiciona a la propia subjetividad social  y a los seres humanos como individuos.

El proceso de subjetivación en las circunstancias de la hegemonía capitalista, como sigue del análisis de Marx del capital, se despliega a través de la reificación y cosificación. Estos procesos  configuran relaciones sociales que solo son en la medida que están mediadas por objetos reificados y sujetos cosificados, y existen como modo de  subjetividad social que reproduce la dominación y obstruye el camino hacia la consecución de la autonomía de los individuos

¿Qué desafíos provoca a la propia acción crítica del pensamiento la propuesta ilustrada, crítica y práctica anteriormente referida?


La cuestión del sujeto a partir de Marx se torna en la problemática de las clases y la lucha de clases y en el dilema teórico del sujeto revolucionario en las condiciones del capitalismo premonopolista del siglo XIX en Europa, caracterizados por el proletariado industrial y la revolución simultánea en las condiciones del capitalismo europeo. Lenin presenta el problema en la Revolución de Octubre y en las condiciones del imperialismo desde la  alianza obrero-campesina y la revolución socialista en un solo país como eslabón más débil del sistema del capitalismo monopolista de estado. El siglo XX es también la complejización del sujeto del cambio revolucionario a partir del despliegue del  movimiento de liberación nacional, la experiencia de la Revolución Cubana y de las rebeldías del 68. Actualmente el problema se desenvuelve en el contexto del imperialismo transnacional, financiero y especulativo, de dominación múltiple, depredadora, patriarcal, excluyente y genocida.

Esta realidad define espacios  contrahegemónicos de articulación del sujeto popular revolucionario. Los sujetos históricos se configuran  desde las luchas y resistencias en el mundo del  trabajo asalariado y no asalariado, en las batallas por el reconocimiento identitario, las autonomías en la producción de reproducción del saber popular, .la intelectualidad, la ciencia y la comunicación alternativa y en las contiendas por el reconocimiento de la diversidad de genero, etnia;  históricamente excluidas por los poderes de la dominación del capital. La articulación de estos campos de lucha permitirá la conformación de un (nuevo) bloque histórico y una (nueva) hegemonía emancipatoria en las condiciones del capitalismo transnacional actual.

Las experiencias alternativas de producción y reproducción de la vida al margen de la lógica de la contradicción capital-trabajo promueve la formación de ttrabajadores y trabajadoras,  hombres y mujeres que viven la precariedad de la exclusión y el desempleo estructural e intentan cambiar la lógica destructiva del capital mediante alternativas comunitarias, autogestivas, no depredadoras de producción y reproducción de la vida. Las claves de este proceso: muestran un sentido de vida, nuevo relacionamiento social, unidad, solidaridad, dignidad humana, complementariedad, participación, distribución, perspectiva de género, medioambiente y sustentabilidad ecológica, diversidad natural, social y cultural, colectividad, igualdad, equidad, justeza, paz, soberanía, autoestima popular, pensamiento crítico desde las prácticas.

Las premisas para el análisis del Sujeto popular revolucionario como proceso de apropiación por parte de cada y uno de los actores que protagonizan el cambio social apuntan a:

Noción de sujeto histórico sin la impronta reduccionista y teleológica de la formalización del marxismo en su devenir

El sujeto histórico se constituye por la rica y compleja diversidad que genera la vida social y política, pero que confluyen temporal y parcialmente en un proyecto, en una plataforma, en objetivos comunes

La comprensión del sujeto histórico solo es posible en función del cambio social, del cambio de las formas de dominación

El sujeto histórico es aquel campo de fuerzas y de movimientos organizados que apuntan hacia el cambio social:

a)  que se sitúa en el campo político-ideológico y social contrario y alternativo al sistema capitalista de dominación

b) que es portador de un propósito estratégico de cambio social

c) que es portador de un proyecto de nueva sociedad

¿Qué sentido de utilidad de virtud, al decir de Martí, tendría este convite reflexivo sobre el sujeto como “herramienta teórica que permite una fundamentación crítica del pensamiento emancipatorio en la actualidad”?

Tiene el sentido de  poner a hablar a las experiencias, las prácticas, develar, alumbrar, visibilizar, compartir, acompañar…. nuevamente los ya conocidos oficios de la ilustración emancipadora. Investir a todo individuo con la capacidad de ser sujeto, construir consciente y autónomamente su vida. La autonomía de los individuos ha de entenderse no en oposición a, sino como forma organizacional particular de las fuerzas sociales que, por otro lado, condicionan su subjetividad y que significa reconstruir la subjetividad desde la crítica a los efectos alienantes de los procesos hegemónicos del capitalismo Para el pensamiento crítico implica la reconstrucción de la reflexión teórica animada por la pretensión de madurez hacia el objetivo de la liberación del ser humano.

Sigue apareciendo el espectro de una mediación que sustantive el proceso real y pueda en realidad significar un vaciamiento de las subjetividades revolucionarias.  Es aquí donde radican los dilemas que se presentan en la actualidad ante la demanda inmanente de la articulación del movimiento social popular. Las revoluciones sólo serán realmente posibles, como tales, cuando sean permanentemente alumbradas por si mismas.

Un asunto es de veracidad establecida, la agudización de las crisis sistémicas,  la germinación y maduración de procesos en ruptura depende de la creación política de los sujetos. ¿Dónde está presente esa creatividad? No precisamente en el sistema que es cada vez más predecible y por consiguiente menos expectante, aunque aparentemente parezca lo contrario. La contingencia de la ruptura, su novedad vendría precisamente por las acciones de resistencia y lucha a las formas multilaterales de dominación que al mismo tiempo es generadora de la diversidad social de respuestas. Todo esto condiciona la vitalidad de la emancipación.

¿Por qué es que eclosiona la continuidad de este programa critico en el pensamiento acción de los movimientos sociales?

El tratamiento del ser humano como ser sojuzgado y despreciable es el hecho de reeditar incesantemente en nuestras vidas cotidianas la reificación, el invertir constantemente las relaciones entre personas seres humanos “yo soy si tú eres” en relaciones entre cosas, yo soy si esto es[2].El sistema de dominación múltiple al que hemos hecho referencia  es la consecuencia  constante de este principio.

El proceso de recuperar el “yo soy si tu eres” en curso, es; desde las diversidades de luchas y resistencias sociales. Desde su unilateral devenir en la lógica mercantil, solo se hace posible la potencialidad de la subjetivación expuesta en la diversidad de movimientos sociales. Se produce, entonces, una sublevación de las sombras hacia la luz, cuando eran solo estas `previstas como sombras, fantasmas o espectros. Los espectros, sujetos múltiples de la  dominación, se hacen a la luz desde un proceso de aprendizaje social por la necesidad permanente de desaprender las relaciones deificadas a la que nos sujeta  la dominación.

El punto de vista materialista desde el marxismo considera que la complejidad dialéctica de las producciones espirituales está marcada por la no sustantividad propia de éstas y por su condicionamiento a las relaciones reales que establecen los hombres en el proceso material de su vida. La visión de la dialéctica relacional entre éstas y sus condicionantes, no significa reducirlas mecánicamente a lo estrictamente real, sino que implica, en lo esencial, un proceder crítico hacia las formas enajenadas en las que ellas mismas aparecen y un allanamiento previo de las representaciones retrospectivas, metafísicas, absolutas y reiterativas de la propia práctica de las relaciones reales.

Construir una cultura contra hegemónica que sea capaz de articular formas perecederas de inversión permanente de la fuerzas mitificadoras de la reproducción de la vida real: ese ha sido y es el desafío de toda revolución del siglo pasado y será precisamente la de este. Es necesario multiplicar un debate maduro y serio sobre el proyecto contra hegemónico, que de cuenta de nuevos instrumentales de conducción política, de concepciones de mundo renovadas, del encuentro entre los saberes de los pueblos originarios y las teorías críticas revolucionarias, de una perspectiva de emancipación integral.

En el VIII Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios nos propusimos profundizar en la construcción teórica de la lucha emancipatoria, desde las prácticas de resistencia y lucha de los movimientos sociales y el pensamiento social crítico que las acompaña.

El contexto post-neoliberal de la región apunta a desafíos al pensamiento critico que imponen las demandas históricas de los pueblos del continente

En el curso del evento,  imponderables cotidianos, impidieron que pudiera realizarse este momento de reflexión entre representantes de organizaciones populares, redes, movimientos sociales y representantes de la intelectualidad orgánica, educadores populares vinculados a los  movimientos.

Nos guiaban dos preguntas:

¿Qué formación política necesitamos para avanzar en la articulación del movimiento social popular?

¿Qué desafíos le plantea la urgencia de la formación política de los movimientos sociales populares al Pensamiento Social Crítico?

Buscábamos con estas interrogantes en forma de paneles paralelos, un dialogo, encuentro necesario, para el que muchas veces no existe el tiempo deseado.

No porque se decrete desde un pulpito, sino porque es un imperativo real y objetivo, se hace imprescindible el fluir reflexivo (el crear puentes) entre la  práctica movimientista inmediata, sumida en la urgencias impostergables de la insurgencia, que no es sólo espontaneismo, voluntarismo y dispersión, sino programática, de principios; y  la práctica más mediata de la reflexión, el análisis de los instrumentos conceptuales y los edificios teóricos con que leemos lo que hacemos y donde estamos, eso que también llamamos nuestras epistemologías, que no son absolutos abstractos de la realidad, ni trascendentales ubicuos que condenan o sancionan todo, sino eso,  sentidos  y mediaciones sin los cuales es imposible  construir la contrahegemonía y con ella los pilares de una  cultura civilizatoria de emancipación humana, a la que hoy ( el gerundio de tiempo que reza en el titulo de esta presentación ) llamamos socialismo.

Hay una profusa cosecha teórica y metodológica  de contornos visibles y actuantes dentro de la producción de pensamiento latinoamericano. El estudio del capitalismo dependiente/neocolonial ( la teoría de la dependencia); la indagación sobre las identidades del pensamiento latinoamericano versus la modernidad euro céntrica ( la filosofía de la liberación y los estudios culturales y literarios), la articulación de los movimientos sociales y la transformación política socialista ( la sociología comprometida desarrollada por las redes académicas de CLACSO y ALAS), la búsqueda de una interpretación marxista de la realidad regional y universal surcando la ortodoxia y el revisionismo (el pensamiento marxista y la actividad de los partidos comunistas); los análisis de la teología de la liberación y el ecumenismo militante de sus acciones, las innovaciones teórico metodológicas de la investigación acción participación y la educación popular, la valiosa experiencia de ya 50 años de la revolución cubana y los procesos de gobiernos populares y constituyentes que vivimos hoy.

En virtud de la provocación al debate apunto algunos elementos de respuestas no últimas ni univocas a estas interrogantes que desde diferentes espacios (ya sea la Academia más organizada y con cierto compromiso de izquierdas, la formación ya institucionalizada de algunos movimientos, etc.) se dan.

En el No2 de este año de la revista  Crítica y emancipación, publicación CLACSO, Emir Sader invita a cuatro intelectuales a responder sobre como ven el pensamiento crítico latinoamericano. En sentido general el diagnostico es negativo, son más las cosas por hacer que el pensamiento critico tiene ante sí que lo ya logrado. Esto es bueno, sobre todo para el discurso complaciente empantanado en un galimatías de progresión natural de las cosas. La distancia entre la teoría crítica y las prácticas de transformación social  es consecuencia de un mono culturalismo y euro centrismo inconfeso y de trastienda, de una desteorización de las prácticas sociales que compulsan a una transformación epistemológica profunda,  a una manera diferente de producir pensamiento crítico. Los temas son diversos pero identifican una preocupación por raigales problemáticas de la región: el estudio de las subjetividades desde el instrumento cognitivo de la lucha de clases, el Estado nación en el contexto latinoamericano, las concepciones contrahegemónicas de democracia y derechos humanos, el análisis de la experiencia histórica del socialismo, sus desafíos como ideal, proyecto y horizonte de sentido.

Estos desafíos y otros más que pueden señalar ustedes en el debate,  lleva como señala Buenaventura Dos Santos a la interrogante de ¿por qué   no abandonar la idea de un pensamiento de vanguardia y reconstruir un pensamiento crítico como pensamiento de retaguardia? Esta pregunta nos esta colocando ante la identificación de principios del pensamiento crítico como pensamiento subversivo que hace de las propuestas sociales alcanzadas, logros irrenunciables, más allá de su contenido de reformas y cambios, es imprescindible una utopía crítica que diluya el marasmo de la opacidad del futuro que el sistema impone cotidianamente, hay que imaginar, reinventar, armar una alternativa de futuro, no son viables utopías desarmadas en America Latina hoy.

Uno de los costos de la dominación multilateral cada vez más agresiva del capital es la de sembrar la duda sobre la sanidad y justicia de los  propósitos de las luchas históricas por la emancipación y en cuanto existe la posibilidad real de ella. La fractura cotidiana de la dicotomía individuo y sociedad, sustentada en lo que señala Alba Rico como  terrorismo sintáctico ( es una pasión inútil, llevada hasta la extenuación, de introducir a través del lenguaje un mínimo de realidad obteniendo, en cambio, un máximo de solipsismo);  o lo que plantea Naomi Klein, la doctrina del shock (la intención de borrar la historia revolucionaria del siglo XX, imponiendo una contrarreforma –reprivatizadora, redesreguladora y antisocial— del capitalismo a escala planetaria. Se impone el desastre desplegando una institucionalización global de la violencia en forma de tortura, de terrorismo de Estado; de guerras de rapiña neocolonial, contra la voluntad popular en forma de ataques, abiertos o encubiertos, a la democracia, una violencia “estructural” por las oleadas migratorias causadas por las políticas de ajuste impuestas a los países del Tercer Mundo por el FMI y el Banco Mundial desde los 80, y a la violencia verbal de los intelectuales del nuevo statu quo.), además de los embates de una información mundial ambivalente entre un catastrofismo que diabólicamente se celebra y un paraíso-hipoteca exclusivo que se oferta como premio de una ruleta rusa. Todo esto  siembra el apoliticismo, la violencia, la apatía,  el misticismo, el cinismo, y la naturalización de “la falsa erudición” al decir de Martí. 

En la actualidad los principales flujos de información política, económica, social e intelectual están controlados por menos de una docena de grandes empresas transnacionales de medios de comunicación. Estas desencadenan  una profusa  manipulación propagandística del llamado “pensamiento único”[3] que reedita apologéticamente la doctrina del mercantilismo absoluto y el  postmodernismo.  El ejercicio necesario y justo del pensamiento es malquisto y estigmatizado como doctrinal, por un realismo político complaciente y  suicida  Se  está abocado entonces, necesariamente, a una reacción desdeñosa, escéptica y temerosa del adoctrinamiento del shock

Es por eso que entre otras acciones es imprescindible tomar las preguntas que nos hacíamos en el taller como propuestas programáticas del quehacer del pensamiento social crítico latinoamericano. En las conclusiones presentadas en el VIII Taller de paradigmas emancipatorios señalábamos:

“Los procesos de formación permanente son espacios para fortalecer la concientización, a la vez que permiten el intercambio crítico, el diagnóstico de problemas comunes, la articulación de estrategias  y la creación de nuevos liderazgos. Acciones como campañas alfabetizadoras, el estudio  en los centros de preparación dedicados a los movimientos sociales se imbrican en una praxis política, en un camino de reflexión-acción-reflexión, que debe transitar cada uno de nuestros movimientos. El pensamiento social crítico se define a partir de la tarea teórica de recuperar el carácter creador del marxismo en diálogo con otros saberes y epistemologías críticas que enfrentan las lógicas enajenadoras capitalistas.”

El marxismo se desafía a si mismo constantemente. No existe otra manera de hacer cambiar las cosas sino se recurre constantemente a la recuperación de la historia y no a la consagración de esquemas preconcebidos de certezas imborrables. La rebeldía, el atreverse a pensar, la reinvención de nuevas formas de escuchar, ver y leer la realidad, ( de la que ya tenemos cobranzas , la teoría de las traducciones para articular con los movimientos sociales y la teoría de una economía para la vida y el “ buen vivir”, el papel político pedagógico de la educación popular, la articulación política como categoría central de teoría sociopolítica emancipadora, entre otras);  el  explorar, renovar,  ser muy vanguardista, reivindicar la necesidad de pararse, de detenerse, de ralentizar la marcha y reflexionar,  son momentos de esa subversión constante para hacer valer la presencia critica  de la teoría  revolucionaria  como necesidad práctica.

La emancipación es lo más acallado por el sistema de la venalidad universal, pero no es posible silenciarla en el ruido del terrorismo sintáctico, es la palabra para la que no se encuentra un valor de cambio. Los movimientos sociales la gritan en sus acciones y reflexiones de luchas y resistencias antisistémicas cotidianas.

En el marco del 8vo Taller, con el debate, la conversación, el diálogo, los intercambios de talleres organizados, pasillos encendidos por el fuerte calor del agosto caribeño, se pusieron  en común  los sentidos por los que podemos significar lo antisistémico. Las ricas intervenciones de más de 300 participantes identificaron por experiencia antisistémica, un proceso de socialización dentro del propio sistema capitalista, con elementos de este, coyunturales;  del contexto y ámbitos de la lucha local, nacional y global. En la contradicción que es este proceso de socialización se establecen modos de actividad donde se busca lo colectivo y lo comunitario,  se genera una innovación constante de maneras de actuar, desear y saber no reproductoras de las formas dominadoras capitalistas.  La experiencia antisistémica no diseña un modelo preconcebido exacto de acción, ni se fragua en competencia con  otras formas de experiencia de lucha, pero su dinámica aún constreñida al contexto capitalista en todas sus dimensiones, la empuja al apretado marco de sus espacios y demandas sectoriales. Aún así estas experiencias son hendiduras en la apretada red de dominaciones del sistema. Desde sus prácticas cotidianas de luchas y resistencias, en las campañas, movilizaciones, procesos organizativos, argumentación de sus programas de acción,  la multilateralidad de sus  actuaciones, estas experiencias van rearmando los significados, las finalidades de las utopías liberadoras  del proceso emancipador de este siglo.

El pensamiento social crítico latinoamericano hoy se adjudica  el  irrenunciable acto permanente de coherencia con el acumulado histórico de las luchas populares,  desde el ejercicio de una dialéctica negativa a la irracionalidad del paroxismo de una modernidad enajenante y una dialéctica de la identidad donde se plantea la construcción de un mundo donde  “el ser humano es el ser supremo para el ser humano”(Marx Manuscritos)Es imprescindible plantearse sin resquemores en todos los espacios la necesidad de una militancia en la fe infinita en el humano devenir del divino ser humano.

Notas al Pie
[1] Entendemos aquí por modernidad el proceso cultural del sistema capitalista como totalidad social. La modernidad se caracteriza por la mercantilización de todo el sistema de relaciones sociales. Coloca a las personas en una relación de intercambio universal,  lo que instituye a individuos históricos universales, empíricamente universales. Es la reproducción ampliada del valor como  reproducción ampliada de la subjetividad humana, unilateralmente encauzada para la realización de la mercancía. Implica una tendencia del desarrollo de la conciencia de si de los pueblos y grupos sociales tradicionalmente reprimidos. Reproduce la diversidad creciente de las relaciones establecidas por el ser humano con su medio y entre ellos, el desarrollo ampliado de las necesidades que implica el enriquecimiento multilateral de la subjetividad humana. Es una revolución permanente de la vida donde lo sagrado se profana y el ser humano por fin se ve forzado a enfrentar sus verdaderas condiciones de vida en sus relaciones con los demás

[2] Estas reflexiones están inspiradas en la obra de  Franz J. Hinkelammert, particularmente  en su libro El sujeto y la Ley., por el cual Hinkelamert resultó el  primer galardonado con el Premio el Libertador al Pensamiento Crítico, otorgado por la República Bolivariana de Venezuela en el 2006.

[3] Pensamiento único fue definido por Ignacio Ramonet: “¿Qué es el pensamiento único? La traducción a términos ideológicos de pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas, en especial, las del capital internacional. Se puede decir que está formulada y definida a partir de 1944, con ocasión de los acuerdos de Breton–Wods. Sus fuentes principales son las grandes instituciones económicas y monetarias.....que, mediante su financiación, afilian al servicio de sus ideas, en todo el planeta, a muchos centros de investigación, universidades y fundaciones que, a su vez, afinan y propagan la buena nueva”. Este pensamiento se rige por el principio de la supremacía de la economía sobre toda las esferas de la vida social y se defiende en nombre del realismo y el pragmatismo. Los conceptos clave de este pensamiento que Ramonet señala, son: el mercado, la competencia y la competitividad, el libre intercambio, la desreglamentación, la privatización, la liberalización, la moneda fuerte, la mundialización. Todo este vocabulario es sometido a la circulación reiterada por los medios de comunicación con fuerza intimidatoria que logra, al decir de Ramonet, anestesiar las conciencias, convirtiéndose estas en armas de control de toda una ingeniería de la persuasión invisible mediante la publicidad, los sondeos y el marketing. “Las herramientas futuristas de información y comunicación sirven más para el condicionamiento y cerco de los ciudadanos que para su emancipación .Ramonet, Ignacio. Pensamiento único y nuevos amos del mundo, en: Cómo nos venden la moto. Información, poder y concentración de medios, Icaria editorial, s.a, Barcelona, 1998, pp. 55-99.