II Congreso Continental de Teología 2015

 

Pablo Richard

Primera parte

Comblin escribió 5 libros sobre el Espíritu Santo

1: “El tiempo de acción” (1982)

2: “La fuerza de la Palabra” (198seis)

3: “Vocación para la liberad” (1998)

4: “Pueblo de Dios” (2002)

5: “Vida en busca de la libertad” (2007)

(Títulos de las obras están en español, las fechas son de su publicación en portugués).

Es realmente una “biblioteca teológica” de Comblin sobre el Espíritu Santo.

En la introducción a su quinto volumen : “La Vida en búsqueda de la Libertad”, Comblin nos dice:

 “Con este libro se completa una serie de cinco volúmenes que constituyen un ensayo de pneumatología. Hace 25 años concebí un proyecto de teología del Espíritu Santo que estudiase un aspecto casi ignorado por los teólogos, una vez que la teología tradicional del Espíritu Santo se dedica, en primer lugar, a las relaciones intra-trinitarias y, en segundo lugar, a la presencia del Espíritu Santo en el sistema institucional de la Iglesia. Se atribuye al Espíritu Santo la formulación de los dogmas, la acción de los sacramentos y los nombramientos de los diversos cargos dentro de la organización eclesiástica. En el decorrer de los últimos siglos se acentuó bastante la impresión de que el Espíritu Santo actúa solamente por medio de la jerarquía.” 

“Mi intención es procurar sondear lo que hace el Espíritu Santo en el mundo. Se trata de saber qué está produciendo en la tierra y por dónde está actuando. No se trata sólo de la acción del Espíritu Santo por la Iglesia o por los cristianos, sino que por todos los que pertenecen al inmenso contingente del pueblo de Dios. Los seres humanos, movidos por el Espíritu Santo, pueden pertenecer a la Iglesia visible o pertenecer al resto del mundo. Lo cierto es que el Espíritu está presente en el mundo entero, dirige su actuar de la misma manera en todos: cristianos y no cristianos son conducidos por el Espíritu.

En el capítulo 7: Espíritu y vida

Según Comblin la advertencia de Pablo tiene valor universal. Lo que él dice de la Ley vale para cualquier sistema religioso. Todos los sistemas son equivalentes de la Ley. Quien exalta de esa manera el sistema religioso y pone toda su confianza en él, en última instancia confía en una realidad humana. Los sistemas son hechos por hombres. La obediencia a la ley es obra humana, no inspirada por el Espíritu

Así como el don de la vida no nos fue concedido por la Ley, así también la nueva vida no se consigue por la Ley. La Ley no tiene poder de resucitar y no puede introducir en la vida nueva. Eso es don gratuito de Dios que envía el Espíritu Santo.

Observar preceptos, normas, ritos, creencias es contar con medios humanos, como si esos medios fuesen capaces de dar vida.

El mismo conflicto está también en la historia cristiana. El legalismo, que da prioridad a la ley, a las prescripciones rituales, doctrinales o de disciplina, penetra en todas las instituciones. El conflicto entre profetismo y legalismo está presente en muchas fases de la historia del cristianismo. 

Segunda parte

En el año 2012, un año después de su muerte, se publica:

“El Espíritu Santo y la Tradición de Jesús (obra póstuma)”

(Editoral Nhanduti, 480 pp. obra editada bajo la dirección de Mónica María  Muggler). Esta obra escrita quedó inconclusa, pues deja de escribirla el día anterior de su muerte acaecida el 27 marzo del  2011).

José empezó a escribir la  última redacción de su libro el 22 de febrero del año 2011. Anteriormente hizo cuatro redacciones. Un día alguien del grupo que se reunía en su casa le preguntó cómo él escogía los temas de sus libros. José  respondió: todos mis libros fueron escrito por que me lo pidieron. La única cosa que partió de mi mismo fue dejar un tratado sobre el Espíritu Santo. A otra pregunta sobre cuál de sus libros consideraba como el mejor. Respondió “este que estoy escribiendo”.

La primera redacción la inicia el 1° septiembre y la termina el 10 de octubre de 2009, y la titula “El nuevo descubrimiento del Evangelio. Introducción a la Teología Contemporánea”. La orientación era un “retorno a los Evangelios y a la vida terrestre de Jesús”.

La segunda redacción la reinicia el 20 de diciembre del 2009 hasta el 5 de  abril  del 2010, y la tituló: “El Espíritu Santo en la Iglesia”. Al inicio fundamenta este cambio: “antes de este libro dediqué 5 volúmenes a la presencia del Espíritu Santo en el mundo. Llegó la hora de presentar el Espíritu Santo en la Iglesia, en función de su acción en el mundo, ya que la Iglesia es servicio al mundo. Un punto muy importante en esta segunda redacción es la diferencia entre Evangelio y Religión.

         Hay un hecho que tiene una influencia profunda en la vida de José Comblin: su participación en El Salvador en el 30 aniversario del martirio de Mons. Romero, celebrado el 24 de marzo de 1910.  Igualmente su participación en el Congreso de Teología en la UCA (Universidad Católica, dirigida por los padres Jesuítas). En este congreso tuvo una conferencia magistral, que analizaremos mas adelante.

Tercera redacción: reiniciada el 10 de abril del 2010, donde mantiene el título: “El Espíritu Santo en la Iglesia”. Esta tercera redacción tiene 200 páginas (en el libro póstumo que trabajamos está entre las páginas 277 a 478.) Esta ya diseñado el libro completo que estaba escribiendo.  

La cuarta redacción se perdió por un error en la computadora de José.

La quinta redación quedó inconclusa, pues escribe las últimas páginas el día anterior de su muerte. Consta que salvó en su computadora lo último que había escrito a las  17:07 de ese último día. El título de esta última obra es: “El Espíritu Santo y la Tradición de Jesús”

Importante es en esta última redacción cómo él se presenta: “Soy de la generación que está pasando”. La generación de los teólogos que prepararon el Concilio Vaticano II: Chenu, de Lubac, Congar, Rahner, y otros que fueron perseguidos por el papa Pio XII. Llegando América Latina (en 1958) conoce todos los “Santos Padres” del Concilio, de Medellín y Puebla. Especialmente obispos como Helder Cámara, Manuel Larraín, Leonidas Proaño, Samuel Ruiz, Oscar Romero y muchos  más. Estudia a los teólogos de la Liberación: Gustavo Gutiérrez, Juan Luis Segundo, Jon Sobrino y muchos otros. José Comblin termina su presentación diciendo: “Ahora soy de la generación que está saliendo”.

Tercera parte:

En la teología de José Comblin hay tres dimensiones

Primero: la contradicción entre Espíritu y Ley. La raíz de esta contradicción está en Pablo de Tarso, especialmente en las cartas primera Corintios, Gálatas y Romanos.

El esquema básico es:

Ley    Pecado   Muerte

Fe      Espíritu   Vida

La obediencia a la ley es el pecado que nos lleva a la muerte. La Fe nos abre al Espíritu que nos da la Vida

“El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la ley” (1Cor.15, 5). “Sólo eso quiero saber de vosotros: ¿fue por las obras de la Ley que recibisteis el Espíritu  o por la adhesión a la fe?” (Gl 3, 2). “Aquel que os concede el Espíritu y obra milagros entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la Ley o por la adhesión a la fe? ” (Gl 3, 4).

Esta contradicción radical que está en Pablo es la raíz de todo el pensamiento también radical de Comblin.

Segundo: la contradicción entre Espíritu y Poder

Esta es la contradicción que más profundiza Comblin, tanto en forma teórica como en su dimensión histórica, y ésta en toda la historia del Cristianismo, desde los orígenes hasta hoy. Cuando Comblin habla del poder, habla de institución, de estructuras religiosas y eclesiales, en toda su amplitud. Esta contradicción será muy radical en los últimos años de su vida (especialmente del de 2010 al 2011, cuando escribe su obra póstuma ya mencionada y en varias conferencias que veremos.)

Tercero: la contradicción entre Espíritu y Mundo.

Aquí se incluye la contradicción en los niveles económicos, sociales y políticos, sobre todo en la modernidad. Especialmente enfrentará la ley del mercado en el sistema de neoliberal moderno

Cuarta parte

¿Qué nos está pasando en la Iglesia?

Conferencia de José Comblin en la Universida Católica (UCA, San Salvador, el 18 de Marzo de 2010. Algunas citas claves.

 “Hoy la situación de la iglesia Católica es igual a un castillo medieval, cercado de agua, levantaron el puente y tiraron las llaves al agua. Ya no hay manera de salir”

Estamos en la fase final de la Cristiandad. ¿Cómo explicar esas situaciones? Ya hace muchos siglos que han anunciado la muerte de la cristiandad, que está agonizando desde hace 200 años, pero todavía puede continuar su agonía durante algunas décadas o algunos años. Ha dejado de ser la fuerza que anima, estimula, aclara, explica la fuente de la cultura, la economía, de todo lo que fue durante el tiempo de la cristiandad. Entonces, poco a poco, han aparecido muchos profetas que han dicho que se ha muerto la cristiandad… hace 200 años ya. Pero la fachada es tan fuerte, resiste tanto, que se mantiene una tensión constante. Pero ahora sí creo que la cristiandad está entrando en sus fases finales. ¿Quieren una señal? La encíclica Caritas in Veritate. Si se ve qué repercusión ha tenido en el mundo, impresionante el silencio… Tal vez silencio respetuoso, pero más probablemente silencio de indiferencia. A nadie ya le importa la doctrina social de la iglesia, que también ha dejado de interesarse de lo que sucede en la realidad concreta….la carta Caritas in Veritate podría ser firmada por el Fondo Monetario Internacional (risas), por el Banco Mundial… sin ningún problema. No hay absolutamente nada que incomode a esa agente. ¿Entonces para qué? Eso es señal.

Es decir, la cristiandad se está disolviendo progresivamente; pero el problema es después. ¿Qué viene y cómo? Lo que sucede es que en Roma no se convencen que la cristiandad ha muerto. Creen que las encíclicas iluminan el mundo; creen que las instituciones eclesiásticas iluminan y conducen el mundo. O sea, es un mundo cerrado, que de hecho vive en un castillo medieval, cercado de agua. Y entonces ¿qué pasa? Vamos a ver cómo interpretar, cómo ver lo que está pasando. Y de ahí ver cuál es el “método teológico” que conviene para eso.

Hay que partir de una distinción básica, que ahora varios teólogos ya han propuesto, entre el evangelio y la religión.

El evangelio viene de Jesucristo. La religión no viene de Jesucristo. El evangelio no es religioso. Jesús no ha fundado ninguna religión. No ha fundado ritos; no ha enseñado doctrinas; no ha organizado un sistema de gobierno, nada de eso. Se dedicó a anunciar, promover el reino de Dios. Jesús no ha fundado una religión pero sus discípulos han creado una religión a partir de Él.

¿Por qué? Porque la religión es algo indispensable a los seres humanos. No se puede vivir sin religión. Si la religión actual aquí se desintegra, ¡hay 38.000 religiones registradas en Estados Unidos! O sea, no faltan religiones, aparecen constantemente. El ser humano no puede vivir sin religión, aunque se aparte de las grandes religiones tradicionales. Entonces, la religión es una creación humana. Entre la religión cristiana y las demás religiones, la estructura es igual.

¿Cómo empezó esa religión? Debe haber comenzado cuando Jesús se transformó en objeto de culto. Se des-humanizó progresivamente. El culto de Jesús va reemplazando el seguimiento de Jesús.

El clero como clase separada es una invención de Constantino. Hasta Constantino no había distinción entre personas sagradas y personas profanas. Porque Jesús rechazó la clase sacerdotal y no había previsto ninguna manera que apareciera otra clase sacerdotal, porque todos son iguales. Y no hay personas sagradas y personas no sagradas porque para Jesús, todo es sagrado o todo es profano.

Ahora, en la religión hay una distinción básica entre sagrado y profano. Todas las religiones. Y hay un clero que se dedica a lo que es sagrado. Y los otros que están en lo profano, en la religión son receptores, no son actores; no tienen ningún papel activo. Para tener un papel activo hay que ser realmente consagrado. Eso comienza al tiempo de Constantino.

Dos líneas en la historia cristiana

Una línea que se va a renovar, a aplicar en diversas épocas históricas, lo que fue la vida de Jesús y lo que fue lo que   él enseñó. Claro que no sabemos todo, porque la gran mayoría de los que siguieron el camino de Jesús fueron pobres, de los que nunca se habló en los libros de historia y entonces no han dejado documentos. Pero hay personas que han dejado documentos y con eso podemos acompañar dónde en la historia de la iglesia cristiana, dónde aparece el evangelio. Dónde se buscó primeramente la vivencia del evangelio. Los que buscaron radicalmente el camino del evangelio fueron siempre minorías, como decía Helder Cámera, “minorías abrahánicas”.

La mayoría está en el otro polo: en la religión. O sea, dedicándose a la doctrina; enseñando la doctrina, defender la doctrina contra los herejes y las herejías, eso fue una de las grandes tareas; practicar los ritos y formar la clase sagrada, la clase sacerdotal. Eso nos lleva a una distinción que va a manifestarse en toda la historia. El polo “evangelio” está en lucha con el polo “religión” El evangelio se vive en la vida concreta, material, social. La religión vive en un mundo simbólico: todo es simbólico – doctrina, ritos, sacerdotes… todos son entidades simbólicas. Que no entran en la realidad material. El evangelio es universal, porque no trae ninguna cultura y no está asociado a ninguna cultura, a ninguna religión. Las religiones están siempre asociadas a una cultura. Por ejemplo, la religión católica actual está ligada a la subcultura clerical romana que la modernidad ha marginalizado, que está en plena decadencia porque sus miembros no quisieron entrar en la cultura moderna. El evangelio es renuncia al poder y a todos los poderes que existen en la sociedad. La religión busca el poder y el apoyo del poder en todas las formas de poder… ¡y son tan visibles!

Recuerdo que en tiempo de la prisión de los obispos en Riobamba el nuncio decía: “si la iglesia no tiene apoyo de los gobernantes, no puede evangelizar”. Uno podría pensar al revés: que si tiene el apoyo de los poderes será difícil evangelizar. Renunciar a la asociación con el poder es muy difícil.

Entonces ¿Cómo nació la Iglesia? La Iglesia de la que se habla: esa realidad histórica, concreta de la que tenemos experiencia. Para el pueblo en general la iglesia es el papa, los obispos, los padres, las religiosas, religioso, ese conjunto institucional de la que se habla y que provoca también tanta incertidumbre como lo hemos visto. ¿Cómo nació la iglesia? Jesús no fundó ninguna iglesia.

Después en la historia occidental cayó el emperador romano y allí progresivamente el papa logró llegar a la función imperial. Se dieron muchas luchas en la Edad Media entre el papa y el emperador, pero siempre el papa se estimaba superior al emperador. En las cruzadas, el papa era generalísimo de todos los ejércitos cristianos; era una personalidad militar: comandante en jefe del ejército cristiano. Y dentro de la línea de los Estados pontificios, todavía esto se mantiene

Primera tarea: ¿qué dice el Evangelio?. La tarea de la teología consistirá en decir qué lo que es de Jesús, qué es lo que realmente quizo, lo que realmente hizo y en qué consiste realmente el seguimiento de Jesús.

Porque si queremos penetrar en el mundo de hoy y presentar el cristianismo al mundo de hoy, todo lo que es religioso no interesa. Lo que puede interesar es justamente el Evangelio y el testimonio evangélico. Nadie va a convertirse por la teología: usted puede hacer todas las mejores clases, nadie va hacerse cristiano por motivo de la teología. Por eso me pregunto: ¿por qué en los seminarios se cree que la formación sacerdotal es enseñar la teología?.

San Francisco era un extremista. No quería que sus hermanos tuvieran libros: nada de libros. Con el Evangelio basta: no se necesita nada más. El mismo decía: “Yo, lo que enseño, no lo aprendí de nadie, ni del papa; lo aprendí de Jesús directamente, por su Evangelio”. Bueno, eso es lo que puede convencer al mundo de hoy que está en una perturbación completa y que se aparta siempre más de las Iglesias institucionales antiguas, tradicionales.

Segundo la religión: ¿qué hacer con la religión? Hay un motón de cosas que es necesario revisar porque no tienen porvenir. Entonces es inútil querer defender o mantener algo que ya es obstáculo a la evangelización y que no ayuda absolutamente en nada. En las liturgias hay muchas cosas que cambiar. La teoría del sacrificio ha sido introducida por los judíos. En el templo se ofrece sacrificios, los sacerdotes son personas sagradas que ofrecen el sacrificio. Toda esa teoría, hoy día no significa absolutamente nada. Que el sacerdote sea dedicado a lo sagrado para ofrecer el sacrificio y que la Eucaristía sea un sacrificio: ¿todo esto viene de Jesús? No viene de Jesús. Entonces hay que ver si eso vale o no vale. ¿Para qué mantener algo que no vale?

En América Latina apareció algo: hemos conocido un nuevo franciscanismo, o sea, una nueva etapa, pero radical, de vida evangélica. ¿Cuándo nació? He hablado de los obispos que han participado en eso y que animaron Medellín y de la opción por los pobres, los santos padres de América Latina. Y ustedes los conocen. Si hay que marcar el origen del nuevo evangelismo de la Iglesia latinoamericana, yo diría, -no se olviden-, el 16 de noviembre de 1965. En ese día, en una catacumba de Roma, 40 obispos, la mayoría latinoamericanos, incitados por Helder Cámara, se juntaron y firmaron lo que se llamó “el Pacto de las Catacumbas”. Allí se comprometían a vivir pobres, en la comida, en el transporte, en la habitación. Se comprometen; no dicen lo que habría que hacer; se comprometen y de hecho lo hicieron después, una vez que llegaron a sus diócesis. Y después, a dar prioridad en todas sus actividades a lo que es de los pobres, o sea, dejando muchas cosas para dedicarse prioritariamente a los pobres y una serie de cosas que van en el mismo sentido. Esos fueron los que animaron la Conferencia de Medellín. O sea, aquí nació.

Y tuvieron un contexto favorable: las Comunidades Eclesiales de Base habían nacido ya. Pero, eran pocos y se sentían un poco como marginados en medio de los otros. Medellín les dio como una legitimidad y al mismo tiempo una animación muy grande, y se expandió. ¿Fue toda la Iglesia latinoamericana? Claro que no. Siempre es una minoría. Pero tenemos que vivir esa herencia: es una herencia que hay que mantener, conservar preciosamente porque eso no va a reaparecer. A veces me preguntan: ¿Por qué hoy día los obispos no son como en aquel tiempo? Porque en aquel tiempo es la excepción, o sea, en la historia de la Iglesia es la excepción: de vez en cuando el Espíritu Santo manda excepciones.

Y ¿Quién va a Evangelizar el mundo de hoy? Para mí, son los laicos. Y ya aparecen muchos grupitos de jóvenes que justamente practican una vida mucho más pobre, libres de toda organización exterior, viviendo en contacto permanente con el mundo de los pobres. Ya hay; habría más si se hablara más, si fueran más conocidos. No espero mucho del clero. Entonces es una situación histórica nueva.

Pero sucede que, en este momento, los laicos han dejado de ser analfabetos, eso ya hace tiempo: tienen una formación humana, una formación cultural, una formación de su personalidad que es muy superior a lo que se enseña en los seminarios. O sea, tienen más preparación para actuar en el mundo, aunque no tengan mucha teología. Se podría dar más teología, pero es otro asunto. Ahora no vamos a pensar  quienes que van a realizar el programa de Aparecida, ¿van a ser los sacerdotes? Yo no conozco todo, pero los seminarios que yo conozco, las diócesis que yo conozco, se necesitaría 30 años para formar un clero nuevo: y ¿quién va a formarlo? 

Fin de este resumen de la conferencia de José Comblin.

José Comblin murió el 27 de Marzo del 2011, el Papa Francisco  es elegido  el 13 de marzo del 2013. Dos años después. ¿Cómo hubiera vivido Comblin este período nuevo? 

El lo presentía. En la introdución a su libro póstumo escribió: “El futuro no está totalmente determinado por el presente. Puede aparecer algo imprevisto, así como fue el Concilio Vaticano II y el pontificado de Juan XXIII.”

Un año antes de su muerte, en su conferencia en la UCA en San Salvador (2010) dijo Las preguntas de ayer me han dado la impresión que en muchas personas hay un cierto desconcierto en la situación actual de la Iglesia. O sea, como una sensación de inseguridad. Como decía Santa Teresa, de “no saber nada al respecto, que nada provoque temor”. Cuando era joven yo conocí algo semejante y, tal vez, peor. Era el pontificado de Pio XII. Él había condenado a todos los teólogos importantes, había condenado todos los movimientos sociales importantes. Ahí nosotros jóvenes seminaristas y después jóvenes sacerdotes estábamos más que desconcertados, preguntándonos Pero,¿todavía hay porvenir? Digo esto para que no se perturben: algo vendrá… algo vendrá que no se sabe qué, pero algo siempre pasa. Hay que aprender a resistir, a aguantar, no dejarse desanimar o perder la esperanza por eso que sucede.” 

Comblinno se imaginó que tres años después sería electo el Papa Francisco.