El sentido del programa de investigación que estamos presentando no es desarrollar alternativas, sino el análisis de nuestra situación fundamental, en la cual se hace obvia la urgencia de alternativas. Eso lo debemos hacer en una situación en la cual los grupos dominantes rechazan agresivamente cualquier alternativa, mientras se está desarrollando una crisis que, en forma cada vez más obvia, solamente puede ser enfrentada por una transformación de la sociedad.
Este programa de investigación parte de un problema que consideramos el problema fundamental de la modernidad de hoy: se trata de la irracionalidad de lo racionalizado. Nuestra racionalidad produce irracionalidades, inclusive monstruos. Cuanto más hemos racionalizado y nos hemos hecho más eficientes, tanto más aparece la irracionalidad de esta misma acción racional. Ha aparecido una racionalidad que se ha impuesto universalmente, que no es racional y que hoy cada vez más visiblemente amenaza la propia sobrevivencia de la humanidad.
Todo pensamiento crítico hoy no puede ser sino la búsqueda de una respuesta a esta irracionalidad de la racionalizado. Por eso quiero presentar este proyecto en cuatro niveles:
1. El primer nivel se refiere a un análisis de la crisis actual. Sin embargo, no se trata de analizar simplemente la crisis financiera, sino esta crisis como un síntoma de una crisis del sistema mismo. Se trata de algo como la rebelión de los límites de crecimiento. Los límites del crecimiento, que en 1972 fueron anunciados por el Club de Roma y que han podido ser postergados durante las décadas pasadas, se hacen hoy presentes desde el interior del propio sistema económico. Por eso ahora no se trata de una crisis cíclica, sino de una crisis que ya no permite volver a atrás, a lo que había antes.
Si se insiste en la reparación del capitalismo, muy probablemente seguirá un período de decadencia. La crisis del año 2008 constantemente se va a repetir. Es una crisis que nace de los productos básicos y sus límites de crecimiento. Se trata, sobre todo, de una crisis de la energía, principalmente del petróleo y de los alimentos, en particular de los granos. Ambas crisis están estrechamente interconectadas. Cuanto mayor es la crisis de la energía, mayor también es la crisis de los alimentos. Eso es así por la razón de que cada vez más los automóviles devoran el grano en forma de agrocombustibles. Por tanto, baja la producción de alimentos aunque la producción de granos queda igual o aumenta todavía. Los autos devoran a los seres humanos. Sin embargo, eso se vincula con la crisis del medio ambiente.
Ya no se trata de saber que hay límites del crecimiento, sino que los propios límites del crecimiento producen ahora la crisis desde el interior del sistema económico. La economía del crecimiento, de hecho, ha llegado a ser imposible. Ya no se anuncian esos límites, sino que se experimentan. Este es el significado del año 2008, con el cual cambia la historia mundial.
Este punto de vista obliga a una nueva reflexión sobre lo que se ha llamado el desarrollo.
2. Un segundo nivel es el de los mitos del poder.(1) El alma del capitalismo no es el dinero, sino el mito del dinero. Eso ha determinado todo el siglo XX y llevó al mito del antiutopismo. Analizo el antiutopismo como mito desde tres situaciones históricas: la crisis después del la I Guerra Mundial; la crisis después de la II Guerra Mundial, y la crisis del tránsito hacia la estrategia de globalización con Margaret Thatcher y Ronald Reagan. El denominador común de estas tres crisis es el antiutopismo en diferentes formas. Quiero analizar la crisis actual a partir del análisis de estas tres crisis en las cuales se revela en hecho que desde los poderes hegemónicos (v.g., estrategias de globalización) se requería crear un nuevo mito antiutópico que también va a recurrir a los viejos mitos. Hace falta crear un nuevo mito antiutópico, que también va a recurrir a los viejos.
He incluido también un análisis del fundamentalismo cristiano en los EEUU, que desde el período de Reagan juega un papel clave. Se trata especialmente del fundamentalismo apocalíptico que ha jugado un papel clave en las victorias electorales tanto de Reagan como de Bush junior .
Me parece que aquí se hace visible el significado de la Teología de la Liberación (TL) y de los movimientos populares, los cuales se entienden en su acción por ella. Con la TL, por primera vez desde hace mucho tiempo, se reacciona a los mitos del poder en el propio nivel mítico. La TL y los movimientos populares inspirados en ella desarrollaron grandes mitos de liberación, que la izquierda había perdido. El sistema perdió su monopolio sobre el mundo de los mitos. Eso se transformó en una crisis mítica e ideológica sistemática del mundo mítico del capitalismo. Allende jamás habría llegado a ser presidente de Chile sin los movimientos inspirados por la TL, los Sandinistas sin ello no habrían vencido en Nicaragua, el FMLN en El Salvador jamás habría logrado la importancia que ha tenido y tiene todavía. Los nuevos gobiernos de izquierda tienen en buena parte en esta misma fuente la raíz de su surgimiento. En el caso de Evo Morales no se trata tanto de la Teología de la Liberación, sino más bien de la recuperación de las tradiciones andinas con sus propios mitos de liberación.
En el gobierno de los EEUU se daban cuenta del problema. El informe Rockefeller, a principios de los años 70, declaró la Teología de la Liberación un enemigo de la seguridad nacional de EEUU. Efectivamente lo era. Los grandes asesinatos más conocidos son de personas como Che Guervara, Camilo Torres, el arzobispo Romero, los Jesuitas de la UCA de San Salvador. Especial importancia tenían estas personas que vinieron desde la Teología de la Liberación. Efectivamente se trataba también de una persecución de cristianos. Pero en este punto es importante la presencia de alguien como el Che Guevara, pues él muestra una espiritualidad, que es muy secular, pero es una espiritualidad tan auténtica que la de los otros.
Se trata, por tanto, de discernir la legitimidad del sistema, que tiene sus raíces míticas y que la TL y los movimientos sociales inspirados por ella se fundaban en grandes mitos de liberación, lo cual la izquierda había perdido en gran parte.
Hoy vuelve a producirse esta crisis de legitimidad, porque la crisis económica hace presente la necesidad de una reestructuración radical del sistema. Por eso se puede ver esta crisis también desde este lado con la pregunta: ¿Cómo se está intentando rehabilitar la utopía antiutópica de los mitos del poder del sistema?
Hay señales para eso. Estos mitos del poder son simplemente el otro lado de una ley metafísica de la historia, que otra vez se está imponiendo al mundo. En la estrategia de globalización se trata de la ley del mercado como ley metafísica de la historia, como fue declarado en el tal llamado consenso de Washington en los años ochenta.
3. Un tercer nivel sería de una antropología y de la crítica de la economía política.(2) Este nivel trata de la espiritualidad de la liberación y tiene varios apartados:
a. En la primera parte se trata del concepto marxista del valor de uso, que en gran parte se ha vaciado en el pensamiento marxista y que debe ser recuperado. El valor de uso es –como lo expresa Marx- el portador de un metabolismo entre el ser humano y la naturaleza externa al ser humano. Es parte de un circuito natural de la vida humana, que es parte de un circuito natural de toda la vida, y este es otra vez parte de un circuito natural de toda la materia del universo. Pero el punto de partida es la vida humana. Sin disponer de valores de uso la vida humana es imposible. Creo que hoy toda cosmología necesaria debe estar en relación con estos circuitos naturales y no simplemente con la naturaleza externa como tal, sea como Gaia u otra cosa, de lo contrario resultaría más bien una idea romántica, donde se sigue necesitando una acción liberadora.
Este es el punto de partida de una crítica de la economía política hoy: la integración de la vida humana en estos circuitos naturales de la vida, sin la cual la misma vida es imposible.
b. En la segunda parte se trata de lo que llamo la reflexión trascendental. Se trata de ubicar el lugar que ocupan los mitos en toda reflexión sobre el mundo y por eso también de la espiritualidad de la liberación. Se trata de algo como el espacio mítico de toda reflexión humana. Aquí se trata especialmente de los grandes mitos de liberación frente a los mitos del sistema de dominación, que tienen un carácter antiutópico. En la reflexión cristiana se trata del mito del reino de Dios. Por el otro lado se trata de los grandes mitos de liberación que aparecen en el siglo XX, sobre todo con el anarquismo y el comunismo. Me interesa sobre todo el comunismo como lo desarrolla Marx. Frecuentemente la propia imaginación del reino de Dios contiene, en la reflexión cristiana, una referencia a este mito del comunismo. Me interesa precisamente este mito del comunismo, porque es elaborado con mayor racionalidad que el del reino de Dios; además, representaba la espiritualidad del movimiento socialista hasta la revolución del octubre, pero posteriormente ha sido extremamente manipulado y distorsionado.
Sin embargo, hoy solamente se lo puede recuperar si se lo somete a una crítica fundamental. Considero, a la vez, que difícilmente va a surgir una nueva espiritualidad de la liberación sin recuperarlo. Esta crítica tiene que mostrar que la imagen del comunismo, como Marx la presenta, desarrolla un mito trascendental y no una meta posible de la acción instrumental medio-fin. Desarrolla algo que es imposible en el sentido de no disponible para la acción instrumental. Pero tal mito de liberación es absolutamente necesario para abrir espacios de lo posible. Solamente el pensamiento de imposibilidades abre espacios de posibilidades. Si eso se llama reino de Dios o comunismo o lo que se quiera es de importancia secundaria y depende de las tradiciones culturales de los diversos grupos.
c. En este nivel, un tercer apartado se refiere a la legalidad, leyes del mercado y la irracionalidad de lo racionalizado.(3) En nuestra sociedad moderna la legalidad tiene como su centro la relación contractual entre las personas consideradas como individuos. La legalidad protege primariamente la propiedad y el cumplimiento de los contratos. A partir de este principio se constituye lo que se considera la libertad. Soy libre si solamente estoy obligado por contratos que yo mismo he firmado. Este es, a la vez, el núcleo del Código Civil y de cualquier legalidad burguesa. Eso tiene dimensiones ideológicas importantes, sobre todo el concepto de libertad.
Este principio pone necesariamente el mercado en el centro de la sociedad moderna hoy. Todo se transforma en mercancía, en especial los productos y los llamados “factores de producción”: el trabajo humano y la tierra. De esta forma, de la legalidad burguesa resultan las leyes del mercado. Son el resultado –sea directo, sea indirecto- de la legalidad vigente y, por tanto, son leyes formalmente instituidas. Parte importante de toda teoría económica es la investigación de estas leyes del mercado o leyes resultantes de una economía regida por los contratos de compra-venta. Dentro del marco de estos contratos de compra-venta se lleva a cabo la racionalización de esta sociedad moderna, protegida por la legalidad instituida por el Código Civil y toda la legalidad burguesa. Por eso, toda teoría económica es economía política.
Para esta legalidad vale que lo que no está prohibido es lícito. El resultado es que la irracionalidad de lo racionalizado –la exclusión de poblaciones enteras, la explotación, la subversión de las relaciones humanas por el cálculo de utilidad y la destrucción de la naturaleza- es protegida por la propia legalidad vigente. Como estas irracionalidades de lo racionalizado son resultado de las leyes del mercado, el núcleo de la legalidad está siempre del lado del proceso destructivo. Por eso, cuando aparecen acciones para limitar estas irracionalidades, desde el punto de vista de la legalidad burguesa, aparecen como distorsiones y se las denuncia como limitaciones de la libertad. La propia libertad, en su concepción formalizada, se transforma en un motor de la irracionalidad de lo racionalizado. Así, puede resultar legal explotar al otro, destruir la naturaleza o promover la exclusión de poblaciones, siempre y cuando no haya leyes específicas que lo prohíban. Entonces, a la luz de la contractualidad, como núcleo de la legalidad, las leyes intervencionistas que pretenden enfrentar esas irracionalidades de lo racionalizado, desde la perspectiva de la legalidad burguesa, son vistas como limitaciones de la libertad.
Por eso, la crítica de la economía política hoy tiene que extenderse hacia una crítica de la propia legalidad. No es posible sin ella. Hay que recordar un dicho muy frecuentemente usado en la Edad Media, que viene de la antigüedad (Cicerón): "summum ius summa iniuria". También muchas veces expresado en la Edad Media como: “Summa lex, maxima iniustitia”. Traducido libremente sería: la legalidad absoluta es la injusticia absoluta. Eso no implica ninguna abolición de la legalidad, sino la necesidad de intervenirla cuando destruye la propia convivencia humana. Esta legalidad en su lógica es incompatible con la vigencia de los derechos humanos. Respeta un solo derecho: el derecho de propiedad. Por eso, la defensa de los derechos humanos pasa por conflictos de emanzipación humana.
Un ejemplo son los golpes militares en América Latina que constantemente se hacen en nombre de la ley. Es esta legalidad como “summum ius” o “summa lex” que va acompañada por la noche de los cuchillos largos del estado de excepción. Así se impone la legalidad de la injusticia más absoluta.(4) Por eso, la legalidad contractual, formalizada, burguesa jamás puede ser la última palabra.
4. Un cuarto nivel debe determinar el lugar del sujeto desde el cual el proyecto es desarrollado.(5) El sujeto no es el factor subjetivo de un mundo objetivo, que se desarrolla según sus propias leyes objetivas. Con eso el ser humano es entregado a las fuerzas compulsivas de los hechos: no actúa, sino es actuado por el sistema. Inclusive el tránsito al socialismo muchas veces fue tratado como una ley resultado de fuerzas compulsivas de los hechos, para la cual se buscaba un factor subjetivo correspondiente. Pero las fuerzas compulsivas de los hechos jamás indican una salida. También la estrategia de globalización buscaba un factor subjetivo y lo encontró al integrar el sujeto como “capital humano” en el engranaje de su maquinaria.
Este factor subjetivo surge de la negación del ser humano como sujeto. Un sujeto reducido al factor subjetivo no se rebela y no puede rebelarse. Puede desesperar, pero no rebelarse. Esta desesperación del sujeto la vemos en las acciones asesinato-suicidio en nuestras escuelas, oficinas, calles, aeropuertos, familias, en las histerias de masas y donde sea. Lo que se presenta es algo como un teatro arcaico, en el cual se muere realmente a pesar de que sea un crimen. Pero es un teatro, que hace presente en forma teatral, lo que la estrategia de globalización es para el mundo entero: una acción asesinato-suicidio.
El sujeto no puede ser este factor subjetivo, pero tampoco la pura interioridad del individuo. El sujeto consiste en trascender el individuo como un actor que calcula sus utilidades hacia el otro. El ser humano como sujeto irrumpe en los cálculos de utilidad que subyacen a todas las fuerzas compulsivas de los hechos: yo soy, si tú eres: yo vivo, si tú vives. Se trata de aquello que Marx llama el desarrollo de todos como condición de posibilidad del desarrollo de cada uno.
Se trata de la racionalidad del sujeto que contesta a la irracionalidad de lo racionalizado y que le da su marco racional. La irracionalidad de lo racionalizado es el resultado de la reducción del ser humano a un individuo calculador, reducido a la acción en los mercados y que es el factor subjetivo como capital humano. Pero no se trata de la promoción de un factor subjetivo para leyes objetivas, sino que se trata de un sujeto que se rebela, que mueve y promueve, y que se encuentra con factores objetivos con los cuales tiene que contar y que lo limitan. Su acción tiene límites objetivos, que en última instancia están determinados por la conditio humana. Pero este sujeto está enfrentado a estos límites y no les está sometido mecánicamente. Desde este sujeto hay que ampliar estos límites cuanto se pueda para someter los propios límites al sujeto.
1. Adjunto sobre este tema un manuscrito: Antiutopismos, antisemitismo, antijudaísmo: la rebelión en contra del ser humano como sujeto.
2. Adjunto un texto con el título La reflexión trascendental: el límite y como trascenderlo. Preludio para una antropología, en el que abordo los dos primeros apartados que indico a continuación.
3. Adjunto un texto con el título: La transformación del estado de derecho bajo el impacto de la globalización.
4. Y que, además, el mismo Cicerón la aplicó al levantamiento de Catalina.
5. Adjunto un texto con el título: El sujeto, el anti-sujeto y el retorno del sujeto (interculturalidad y fundamentalismo).