Sesión 07 de octubre del 2009.
Sociedad del conocimiento ¿Mito o fantasía?
Norman Solórzano: ¿Qué sociedad del conocimiento?
La cuestión del conocimiento (producción, acceso, apropiación) se constituye en cuestión de gran relevancia en las sociedades actuales. El sistema capitalista ha generado todo un sistema de propiedad intelectual como avanzada en su proceso de subsunción al capital de todas las esferas de la vida –ahora también el trabajo intelectual y los saberes tradicionales-. A la par de esto, se ha venido expandiendo la idea de una sociedad del conocimiento como nueva forma para articular las relaciones sociales.
¿Qué sea esa sociedad del conocimiento? ¿Mito o fantasía? ¿Realidad social o seudo-ideología tecnocrática? Son algunas preguntas que surgen y reclaman una revisión de la cuestión y alguna respuesta también desde el pensamiento crítico.
Por lo demás, el papel de las universidades, particularmente las universidades públicas, en la formación de esa “sociedad del conocimiento”, o la resistencia que desde ellas se pueda oponer a esos procesos de neocolonialismo del capital, son aspectos que no podemos soslayar.
Por consiguiente, en continuidad con nuestro diálogo sobre los mitos de/en la sociedad contemporánea, y las implicaciones que esto tiene en las ideas de “desarrollo”, “alternativa”, “sociedad del buen vivir”, y otras que hemos venido abordando, continuamos este diálogo en torno a la cuestión de “sociedad del conocimiento”, “propiedad intelectual”, y el papel de las universidades como espacio democratizador del conocimiento.
El término ha sido divulgado por Manuel Castells (2002.
La dimensión cultural de Internet), quien hace un análisis de las transformaciones que el uso de Internet ha provocado en la producción cultural contemporánea. El término no es unívoco ni hace alusión a un fenómeno monolítico, sino que se presenta en diversos niveles o “capas”:
[1]
1) la universitaria (cultura de la investigación por la investigación);
2) la hacker (y la pasión de innovar y crear);
3) las formas culturales alternativas (gente insatisfecha con la sociedad actual que encuentra en Internet formas alternativas de vivir);
4) la cultura empresarial (representada por empresarios sin aversión al riesgo y con gran capacidad para innovar).
Para muchos autores, Internet y la cultura que promueve, es el nuevo campo de la libertad (v.g., el iusfilósofo español Enrique Pérez Luño habla de las potencialidades de la teledemocracia). Además inaugura una nueva forma cultural y social en la cual el énfasis no está en el trabajo manual ni en la producción material, sino en el trabajo intelectual y la producción virtual, en una especie de despegue del mundo de los átomos al mundo de los bits, como señala el gurú de Internet, Nicholas Negroponte (2000. El mundo digital. España: Suma de letras).
No obstante, estas nuevas promesas de libertad y la imaginación de este “mundo virtual” choca o convive con un mundo que todavía segrega a tres cuartas partes de su población en condiciones de pobreza, con limitaciones graves a las libertades mínimas, incapaz de asegurar la accesibilidad a los medios que hacen posible esas nuevas formas de interconexión. Entonces, ¿cuál sociedad del conocimiento es posible en un mundo desigual e inequitativo?
Por otra parte, en no pocas ocasiones, esta propuesta parece desentenderse de los reclamos por una contextualización de las producciones socioculturales en los nichos ecológicos que los posibilitan. Entonces, ¿supone la sociedad del conocimiento una superación de los problemas ambientales que nos tienen al borde del colapso, o será ella parte del “canto de cisne de una sociedad depredadora que ha vivido enceguecida frente al ambiente que la alberga?
Como quiera que sea, este es uno de los nuevos retos que el pensamiento crítico debe enfrentar, para comprender y brindar alguna luz. En ese sentido, debemos acometer el análisis de los mitos vinculados con esa sociedad del conocimiento, que montada sobre el uso de las tecnologías del información y la comunicación (TIC) impulsa
los mitos de los más: más impacto, más efectivo y más fácil del retener; así como
los mitos de las reducciones: reducción del tiempo de aprendizaje y reducción del costo, y finalmente los
mitos de las ampliaciones: a más personas y más acceso. Entre los que podemos mencionar:
[2]
1) Las TIC favorecen un modelo democrático de educación y de sociedad, que facilita el acceso a todas las personas. Educación/
2) Favorecen la libertad de expresión y la participación igualitaria de todas las personas.
3) Amplían la información y el acceso ilimitado a todos los contenidos.
4) Las tecnologías tienen un valor per se.
5) Las TIC son neutrales, la cuestión ética no está referida a ellas sino que es un juicio interno de los sujetos que las utilizan.
6) Con las TIC se logra potenciar y ampliar la interactividad entre todas las personas participantes.
7) Solo existe una única tecnología, y con Internet y las TIC estamos ante la supertecnología.
8) Las tecnologías son la panacea que resolverá todos los problemas.
Henry Mora: Sociedad del conocimiento y biotecnología
Mi reflexión desarrolla la arista crítica sobre lo que pretendidamente es (o no es) la sociedad del conocimiento, y lo hago a partir de la biotecnología.
Una de las promesas de la sociedad del conocimiento, desde la mitología conservadora, es el fin de la división social del trabajo, que vendría a representar de alguna forma un comunismo liberal. Se trataría del fin de la dependencia del trabajo físico; aunque todo esto está ocultando el problema de la subsunción real del trabajo por el capital, ahora sostenido por la tecnociencia.
En el tema de la biotecnología, una cuestión poco discutida e ignorada es el avance de los derechos de propiedad intelectual sobre organismos vivos. Esto desafía los lineamientos éticos en que se basan las sociedades, pero ella es la otra cara de la sociedad del conocimiento, que supone:
1) La apropiación privada del conocimiento resultante de la investigación científica: esta última es un bien público que se privatiza y se cotiza en las bolsas de valores.
2) El bloqueo de la investigación científica, en general, debido a la cantidad de patentamientos en manos de empresas privadas.
3) El uso y abuso de las patentes para lograr mantener los controles del mercado.
4) La manipulación de los poderes del estado en función de los intereses económicos, mediante legislaciones propicias a esta apropiación privada y el diseño de políticas científicas dirigidas a la investigación biotecnológica patentable en detrimento de otras disciplinas.
5) La imposición de un negocio de agroenergías y cadenas alimentarias hace que pocas corporaciones trasnacionales tengan el control de la salud: centralización de los mercados.
6) El establecimiento por encima de los gobiernos de políticas de estado con creciente pérdida de soberanía alimentaria en pro de la producción de agrocombustibles.
7) La consolidación de un modelo científico de apropiación del conocimiento, en todos los ámbitos académicos, mediante la firma de convenios de cooperación y confidencialidad entre universidades y empresas. Las corporaciones transnacionales están modelando un nuevo sistema científico.
8) La formación de los científicos jóvenes en el marco de nuevas prácticas científicas orientadas al mercado mediante convenios con las empresas.
9) La fragmentación de los procesos científicos tecnológicos con arreglo a un diseño de ensamblado tecnológico que permite desentenderse de las externalidades del proceso. El estado es legitimador del modelo empresarial, en el cual se fracciona el conocimiento y con esto el poder de convocatoria y negociación que los trabajadores de la ciencia puedan tener.
Como se evidencia, todo esto supone un cambio en la relación social del trabajo; por consiguiente, lo que llamamos “sociedad del conocimiento” requiere un estudio crítico, pues parece ser un nuevo mito de la sociedad capitalista.
Diálogo
Ronald Rivera: Cuando se habla de “sociedad del conocimiento”, ¿a qué se refiere: solo a los equipos y tecnologías o a una cultura de identificación (que crea identidad)?
Norman Solórzano: Precisamente, el mismo Castells señala que no es algo monolítico, él distingue diversas expresiones y ámbitos, así que estamos ante un término todavía bastante polisémico, que alude tanto al hecho de la interconexión que se establece entre los diversos pueblos y gentes, sobre todo en virtud de los medios de transporte y la aceleración de los procesos mediante las tecnologías, y una nueva ideología, o ideologemas estratégicamente utilizados por el capitalismo en su proceso de reconfiguración.
Grace García: Cuando hablamos sobre el papel de las universidades, me llama la atención el hecho que el mismo representante de la UNA en la Comisión de Ciencia y Tecnología (CONICIT), en la cual tienen participación diferentes actores institucionales, empresariales, de organizaciones sociales, emitía un criterio propio como criterio institucional. Entonces, ¿cuál es el criterio de la UNA en estos campos? Por otra parte, en el tema de bioseguridad, considero que es un tema sensible porque las investigaciones científicas en alimentos están basadas en el criterio de Facultades de Biología o el IMBIO, que se concentran en lo que pasa en el laboratorio, pero que no necesariamente responderían a una política universitaria sobre estos temas. A la vez, considero que las universidades han dejado por fuera el tema de la apropiación del saber tradicional por las empresas y la academia cuando hace intervención social. Hay que reconocer que el saber tradicional es un saber igualmente válido que el académico, y como se lo están apropiando privadamente de igual manera.
Ángel Ocampo: En relación con lo que plateaba Norman, al inicio, me parece que hay un mito presente en la modernidad, que lo sistematizó Francis Bacon, que es la creación de una sociedad regida por criterios científicos y presupone la expulsión de todo otro mito (idola). Sus gobernantes serían científicos. Sería interesante revisar este relato que sucede paralelo a otros relatos utópicos, pero este está basado en la razón científica.
Respecto de lo que expone Henry, en efecto, se trata de conocimiento tecnocrático, porque el conocimiento tecnológico tendría que surgir de las prácticas locales.
El proceso de privatización del conocimiento público se inscribe en un proceso más general, que es el proceso de privatización de lo público, que recurre para eso a la corrupción, porque es necesario romper el contexto jurídico y el límite moral, aunque en ese mismo acto se genere su auto-agresión, pues despoja la sistema de una característica necesaria.
Este modelo de la sociedad del conocimiento no discute sobre la propiedad del conocimiento, sino sobre su creación, pero nunca reformula las condiciones de producción, sino que solo la ve como mercancía, en relación de compra y venta. Es una creación cercenada, que incentiva la creación científica y una vez que la crea, su interés es privatizarla. Por tanto, es público solo aquello que pueda ser vendido (mercancía). Esta sociedad de conocimiento, de científicos, es una sociedad de corporaciones, el componente social está excluido. En ella, aún los pequeños focos de resistencia terminan siendo cooptados por el mercado, así el producto orgánico, por ejemplo, se convierte en producto de consumo suntuario, pues es más caro. En ese sentido, hoy habría que preguntarse cuáles son los focos de resistencia.
Respecto del problema de la universidad, esto nos retrotrae al tema de la autonomía universitaria que se plantea como autonomía política y económica, pero también debiera ser autonomía científica.
Gerardo Morales: Sería interesante retomar la figura de A. Comte, con su propuesta de estado positivo y su teología secular en torno de la figura de los sabios, porque en la sociedad del conocimiento hay una agudización de esta perspectiva positivista. Por otra parte, leyendo a W. Benjamín, es interesante su argumento en relación con la pérdida del aura en la obra de arte; esa metáfora es aplicable a la universidad pública, pues esta funcionó como obra de arte única e irrepetible, espacio casi sagrado, y de pronto se empieza a dar una transformación de su aura y liquidación de sus espacios. Así, lo que vivimos es la transformación del espacio público, autónomo, de la universidad, para convertirla en espacio vinculado a las empresas. Esto se ha dado con más fuerza en los últimos años, por eso la atención de la universidad pública va a estar dada por una fuerza (Angelus Novus) que es el progreso que todo lo destruye…
La Internet y la universidad pública tienen que cumplir un papel que no va a revertir el proceso, la universidad no se está vendiendo, sino que ya entra en el proceso como mercancía.
Viviana Richmond: A cuenta de la sociedad del conocimiento,en el campo de la educación, ahora la moda es hablar de “competencias” y ni siquiera contenidos. Hoy se discute sobre el impacto de las TIC en el desarrollo de la personalidad: ¿mito de más es menos?
La propiedad intelectual, el colonialismo, están relacionados con la esclavitud del pensamiento, ya que existe una visión dicotómica, pues los que dicen las palabras críticas en el análisis del sistema ideológico neoliberal son consideradas “malas palabras”, que además hablan de algo que escapa a nuestras capacidades cognitivas; esto es una forma de acallar la discusión… En fin, palabras extrañas me dan poder, porque los otros no pueden entrar.