Simposio Filosofía de la Liberación 

Gabriel Herrera Salazar[*]

 

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Resumen: La interpretación imperialista de la historia universal (de corte eurocéntrico o norteamericano) ha dejado a las culturas no-occidentales fuera de la historia. En la narrativa de cada pueblo encontramos ya una interpretación simbólica que intenta explicar desde fundamentos racionales los fenómenos que acontecen en torno a la vida. El libro amerindio llamado Popol Vuh es una narración mítica del origen de la humanidad y contiene una filosofía de la liberación implícita. Su mensaje liberador es incómodo para la lógica de la dominación. El Popol Vuh es una crítica que devela y condena la fetichización de la interpretación ideológica del sistema opresor.

Palabras clave: narrativa, amerindia, racional, fundamento, fetichismo, dominación, liberación. 

A los 43 estudiantes de la escuela rural de Ayotzinapa

detenidos-desaparecidos por el Estado mexicano

1.- Núcleos problemáticos universales

Nosotros partimos de lo que el filósofo Enrique Dussel llama los “núcleos problemáticos universales”[1]. En su ponencia titulada: “Una nueva edad en la historia de la filosofía: el dialogo mundial entre tradiciones filosóficas”, presentada en el XXII Congreso Mundial de Filosofía celebrado en Seúl, Corea, en el año 2008, escribe:

Llamaremos “núcleos problemáticos universales” a aquel conjunto de preguntas fundamentales (es decir, ontológicas) que el homo sapiens debió hacerse llegando a su madurez especifica. […] con el fin de reproducir y desarrollar la vida humana comunitaria. […] Estos “núcleos problemáticos” debieron inevitablemente hacerse presentes cuestionando a todos los grupos humanos desde el más antiguo Paleolítico. (Dussel, 2012; 150)  

 

El ser humano tuvo que enfrentar la realidad como una totalidad que fue sistematizando de manera racional creando categorías de explicación lógica; todo, con el fin de producir, reproducir y desarrollar la vida del grupo comunitario. El modo de responder a esas preguntas ontológicas queda plasmado en las hierofanías, es decir, en la creación de símbolos trascendentales que en su desarrollo logran estructurarse racionalmente en una narrativa.

La producción de mitos o mito-poiesis es una explicación racional que responde a los cuestionamientos de los “núcleos problemáticos universales”. Así, las narrativas simbólicas como El Corán, El Libro de los Muertos, La Biblia o el Popol Vuh, son una primera racionalización o explicación del mundo expresada culturalmente. Para Dussel:

Los mitos, narrativas simbólicas entonces, no son irracionales, ni se refieren sólo a fenómenos singulares. Son enunciados simbólicos, y por ello de “doble sentido”, que exige para su comprensión todo un proceso hermenéutico, que descubre razones, y en este sentido son racionales y contienen significados universales […] y construidos en base a conceptos… (Dussel, 2012, 151)

En la narrativa simbólica de cada pueblo encontramos ya una interpretación que intenta explicar desde fundamentos racionales los fenómenos que acontecen en torno a la vida cotidiana de la comunidad. Es por esto que el pensamiento filosófico de los pueblos originarios amerindios tiene sus inicios siglos antes de la invasión europea de 1492.

Nosotros pretendemos leer desde la perspectiva de la Filosofía de la Liberación (o en clave de liberación) el texto del Popol Vuh, teniendo como herramienta, la hermenéutica.

2.- El Popol Vuh

Desde antes de la invasión española -y a la llegada de ésta- el libro Popol Vuh[2]vivió oculto. Circuló clandestinamente de mano en mano, tanto entre los mayas que se rebelaban, lo mismo a las injusticias del poder dominador fetichizado en turno y en otras guerras, como entre los sobrevivientes al genocidio del imperio español. El contenido del texto se transcribió a letras latinas para que su consejo no se perdiera en el olvido[3]. En este libro podemos comprender parte del conocimiento prehispánico que pervive en la cultura y literatura hasta nuestros días. El libro es un ejemplo de lo que el mexicano Miguel León-Portilla declara con respecto a la trascendencia de la literatura y el conocimiento popular amerindio:

Lo que hasta hoy conocemos a través de las inscripciones o imágenes en monumentos, libros o códices mayas y otros objetos, nos introduce en una literatura que no dejó de existir como consecuencia de la Conquista. Si muchos de los monumentos fueron arrasados y la mayor parte de los libros quemados, el saber y mensaje de que eran portadores perduró en buena parte a través de la oralidad que se transvasó al alfabeto como en el célebre Popol Vuh, Libro del Consejo de los mayas y en los libros de los sacerdotes Chilam Balam de Yucatán. (León- Portilla, 2001: 207)

Popol Vuh generalmente se traduce como “Libro del Consejo”, pero desde nuestra interpretación filosófica también podría traducirse como el “Libro de la Sabiduría del Pueblo”[4]; donde pueblo tendría exclusivamente la carga semántica política.

Partiendo de la definición del filósofo Enrique Dussel, entendemos la categoría pueblo no como una clase, ni como un conjunto de clases determinadas por un sistema económico, sino como aquel bloque social de los oprimidos que guarda exterioridad con respecto a la totalidad del sistema hegemónico en el poder, dicho de otro modo, un bloque crítico construido por diferentes frentes de liberación[5]. Pueblo para nosotros, desde la perspectiva de la Filosofía de la Liberación, es una categoría estrictamente política que se expresa con precisión como identidad colectiva transcendental en ciclos largos y que atraviesa momentos históricos en sus múltiples etapas en diversos campos prácticos como son el económico, político y cultural.

Refiriéndose al documento prehispánico, se indica en el preámbulo: “Esto lo escribiremos ya dentro de la ley de Dios, en el cristianismo; lo sacaremos a la luz porque ya no se ve el Popo Vuh, así llamado”, en otras palabras, la pintura del códice se ha desgastado, ya no se ve bien. En el siguiente párrafo se advierte: “Existía el libro original, escrito antiguamente, pero su vista está oculta al investigador y al pensador” (Popol Vuh, 2010; 21)[6]. Lo anterior nos hace suponer que el libro estaba escrito como códice y escondido entre el pueblo. Era un secreto que había que guardar porque era sabiduría de los abuelos, no todos lo podían leer, sólo el pueblo sabía hacer eso. 

El Popol Vuh está plagado de metáforas “mítico-ontológicas” y algunos de los episodios de la primera y segunda parte ya se encuentran descritos en representaciones artísticas del siglo III a.e.c., así como en imágenes que datan de todo el primer milenio. Nos atrevemos a sugerir como tesis que este libro considerado sagrado gozaba de mucha simpatía y agradable recepción en los estratos más bajos de la población, esto es, entre los pobres, entre el pueblo humilde y sencillo; y que quizá en tiempos de guerra la transmisión del mensaje de sus páginas fue a través de los medios de comunicación subversivos de las células rebeldes y grupos guerrilleros que resistían y combatían contra la guerra de los invasores en lo oculto de las montañas de la selva.

Dando un paso adelante, nuestra sugerencia va aún más allá al situar a este libro como arma liberadora que se utilizaba ya desde tiempos anteriores a la invasión ibérica, en otras palabras, era un elemento que fundamentaba una educación que concientizaba sobre una praxis de liberación con la cual se autodefendían del poder fetichizado de los gobernantes corruptos.

El libro está organizado por un preámbulo que fue escrito después de la invasión española -inspirado por el dominio ideológico de la cristiandad de esa época- y cuatro partes. En la primera parte se relata mediante una razón mítica la creación de la tierra y todo cuanto en ella existe, la muerte de Vucub-Caquix y sus dos hijos, así como las tres creaciones y restauraciones del mundo anteriores a la humanidad. La narración de la creación del universo ya se tiene estructurada por lo menos veinte siglos atrás antes de llegar a las manos de fray Francisco Ximénes, en siglo XVIII.

La primera parte es la necesaria contextualización previa, el origen y mito de creación. En ella se narra la unión de la sabiduría infinita de la Primera Abuela y el Primer Abuelo, por medio del consenso y la palabra de la asamblea comunal de los Constructores se llega al acuerdo de crear el aliento de vida de los primeros humanos.

Esta sección del Popol Vuh se puede considerar un prólogo, prehistoria o preparación de un hecho esencial con el cual se introduce al lector, es el antecedente que se requiere para describir el acontecimiento central: el triunfo y liberación del mundo de los muertos por parte de los gemelos Hunapú e Ixbalanqué que se narra en la segunda parte. En nuestra interpretación, la segunda parte contiene el tema principal donde se devela el núcleo ético-mítico de los mayas. Es el fundamento que le da sentido al mundo de la vida cotidiana de todo un pueblo. Los hechos descritos ahí se localizan en un tiempo discontinuo. Todavía no existe la humanidad, pero está próxima a nacer. En toda esta segunda parte se relata el sacrificio como lucha de liberación que se tiene que enfrentar para que surja la “merecida” cuarta creación en la que fue tallado el hombre actual. Su carne fue construida de la planta de maíz gracias al sacrificio de Hunapú e Ixbalanqué. 

La tercera y cuarta parte enlaza a los seres eternos con los humanos, la lista de descendientes de este pueblo maya llega hasta después de la invasión española. Su estructura es muy similar a las narraciones prehispánicas en donde se justifica la descendencia divina de los gobernantes por medio de ligar históricamente la asamblea de dioses creadores con la ascendencia sanguínea de los gobernantes.

En la primer parte existe un pasaje donde podemos percibir los principios éticos de la moral de los mayas. En dicho pasaje se describe el fetichismo ciego y narcisista de Vucub-Caquix o Principal Guacamayo, que en su ego totalizado o esquizofrénico se autodenomina desmedidamente ser el “Sol”, “fuente de toda la luz”. Una parte de la moral en los mayas implica la “sencillez de corazón” y “transparencia de la palabra”. El pasaje de Vacub-Caquix es una enseñanza moral donde el ego o la soberbia es un defecto que se tiene que evitar, pues ningún humano puede compararse con el Padre Sol.

[…] Yo soy el sol, soy la claridad, la luna, exclamó. Grande es mi esplendor. Por mí caminarán y vencerán los hombres. Porque la plata son mis ojos, resplandecientes como piedras preciosas, como esmeraldas; mis dientes brillan como piedras finas, semejantes a la faz del cielo. Mi nariz brilla de lejos como la luna, mi trono es de plata y la paz de la tierra se ilumina cuando salgo frente a mi trono. (Popol Vuh, 2010; 33)   

El ego enfermo es retratado a imagen de algún gobernante cegado por el poder y la plata -o como un gobernante corrupto de nuestros días que ve en el dinero su grandeza-. Para los mayas esa es la actitud equivocada, inmoral, pues se escribe: “Pero en realidad, Vucub-Caquix no era el sol; solamente se vanagloriaba de sus plumas y riquezas. Pero su vista alcanzaba solamente el horizonte y no se extendía sobre todo el mundo”, más adelante dice: “su única ambición era engrandecerse y dominar” (Popol Vuh, 2010; 33). La visión enceguecida por el poder de dominación no le permite ver más allá de su fantasía, alcanza a percibir “solamente el horizonte”, dicho de otro modo, se cierra en una totalidad que no le permite ver “sobre todo el mundo”, el infinito. Es una totalidad fetichizada, dominadora, que no ve la alteridad o exterioridad que se encuentra en la infinitud del mundo, su percepción no alcanza a ir más allá de su mundito egocéntrico. Esto es juzgado como algo indigno ya que “los hombres no deben envanecerse por el poder ni la riqueza” (Popol Vuh, 2010; 34).

En castigo a su política dominadora, los héroes liberadores Hunapú e Ixbalanqué le quitan la vida a él y a sus dos hijos: Zipacná, Sabio Pez-Tierra y Cabracán, Gigante de la Tierra, los cuales (al igual que la locura de su padre) decían “-¡Yo soy el que hizo la tierra!, decía Zipacná. –¡Yo soy el que sacudo el cielo y conmuevo toda la tierra!, decía Cabracán” (Popol Vuh, 2010; 35).

La muerte de este ser ególatra y sus dos hijos Zipacná y Cabracán es un mandato dado por Corazón del Cielo[7] a los héroes liberadores, quienes le ponen una emboscada y lo atacan cuando éste va a comer del árbol nance. Debido a un tiroteo de cerbatanas, cae desde lo alto del árbol con la quijada dislocada. Con ayuda de la pareja divina de ancianos disfrazados de médicos logran engañar a Vucub-Caquix, que, con la quijada lastimada, se deja sacar los dientes y le revientan los ojos. Así, le privan de los únicos órganos con los cuales se percibía fetichistamente como “Señor”.

La estructura mítica-racional de este pueblo amerindio considera al “Sol” como el más anciano y venerado “Padre”. Con la autoafirmación fetichista de Vucub-Caquix queda invertido todo el sistema moral, es una la interpretación retorcida del ser. La interpretación patológica crea un sistema esquizofrénico en donde Vucub-Caquix es ejemplo a seguir, resaltando las virtudes perversas de la soberbia, injusticia y muerte. La muerte de Vucub-Caquix es la restauración del bien, es la subversión del sistema fetichizado, la instauración de la justicia.

En la ontología maya el hiperpoder de la fuerza guerrera de los hermanos es utilizado para la insurrección contra aquellos que causan la muerte. Paradójicamente, la liberación última o mística de los gemelos la alcanzan al ser sacrificados sin ser vencidos, al morir en la región de los muertos y subir al cielo en medio de la luz. En su camino ascendente llegan hasta la bóveda celeste -junto con todas las estrellas que son las víctimas asesinadas por el gobierno autoritario y criminal del dictador Zipacná-. Es así como la estructura ontológica mítica-racional de la política maya vuelve cíclicamente al orden justo.

El Padre Sol diurno que representa a lo masculino, la claridad y el orden; y la Madre Luna o Sol nocturno, que representa lo femenino, la oscuridad húmeda y el caos difuso, son la unidad complementaria o totalidad cultural con la cual se ordena el cosmos y el mundo de la vida cotidiana. El trayecto que recorre el sol desde que se despierta hasta que se duerme es el ciclo de la vida, el mismo ciclo del maíz que es enterrado debajo de la tierra, en el mundo de los muertos, y de debajo de la tierra renace como alimento -en el lugar de la abundancia llamado Paxil, Casa sobre Pirámides-. Es alimento divino, carne de la pareja creadora, masa de maíz que fue utilizada para darles un cuerpo a los humanos de esta era.

El imperio dominador maya tenía subyugados a grupos hermanos que luchaban por su autonomía, entre éstos había ejércitos revolucionarios que se resistían al dominio despótico y sanguinario del mal gobierno. Cuando la interpretación ideológica del sistema dominador había caído en la perversión de las enseñanzas míticas de los ancestros fundadores de la cultura maya, se entiende, entonces, que se había invertido el contenido ético de las prácticas comunitarias. De esta manera, el Popol Vuh aclaraba y condenaba tal perversión.

El 22 de diciembre de 1997 se efectuó por paramilitares de la dictadura priista del mal gobierno mexicano la masacre en la comunidad de las Abejas, en Acteal, municipio de Chenalhó en de los Altos de Chiapas. En entrevista del año 2008, Antonio Vázquez Gómez, de la Sociedad Civil Las Abejas –y sobreviviente de la masacre -, comenta en relación con la lectura del Popol Vuh:

Había dos jóvenes que lucharon en la vida de los antiguos Mayas que eran gemelos porque así nacieron. Fueron llamados por los amos de la muerte, los señores de Xibalbá. Porque vieron que ya no se podía soportar más los sufrimientos. Yo siento que los gobiernos de ahora son como los amos del infierno. (Jiménez, 2008)  

A nosotros no nos cabe la menor duda que, anterior a la guerra de los invasores europeos, ya se había utilizado esta estrategia de la interpretación del Popol Vuh en clave de liberación frente a otros imperios. Era un mensaje liberador, incómodo para la interpretación de la lectura oficial, aquella que era fetichista y justificaba cínicamente la violencia, la explotación y la muerte. Sin embargo, esa historia no está escrita ni en las piedras, ni en papel, porque es proscrita.

Después de 15 años de aquel crimen de lesa humanidad dictado por la doctrina contrainsurgente, Antonio, refiriéndose a los hechos y a los personajes del Popol Vuh, reflexiona:

Nos matan pequeños e indefensos, pero renacimos gigantes e inmortales como Hunhapú e Ixbalanqué descendimos al inframundo para derrotar a los señores de la oscuridad. Ahora somos fragmento de la luz que impide que todo sea noche, somos voces que emergen del silencio y de la muerte, somos esperanza y ejemplo. (Jiménez, 2008)

 

La metáfora de nacer de la muerte y vivir como la semilla del maíz es la base material racional, estructura ontológica o núcleo duro del pensamiento filosófico de los mayas que está contenido en la segunda parte del Popol Vuh,  es por ello que hasta la actualidad los diversos grupos mayas y demás grupos amerindios recuerdan que:

Nuestro tiempo fue de muerte, para florecer la vida, la dignidad, la paz y la memoria. Perecimos por la diversidad, por el reconocimiento de nuestros derechos, como pueblos indígenas. Entregamos nuestras vidas, para nacer un mundo mejor, un mundo que tenga cabida para todos. (Jiménez, 2008)  

Bibliografía

Burgos, Elizabeth, 1998, Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, México, Siglo XXI.

Dussel, Enrique, 1998, La producción teórica de Marx. Un comentario a los Grundrisse, México, Siglo XXI.

Dussel, Enrique, 2007, Política de la Liberación. Historia mundial y crítica. Volumen I, Madrid, Trotta.

Dussel, Enrique, 2012, Pablo de Tarso en la filosofía política actual, México, San Pablo.

Dussel, Enrique, Mendieta, Eduardo y Bohórquez, Carmen, (editores), 2009, El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y “latino” [1300-2000], México, Siglo XXI.

Hernández, Miguel, 2009, “La filosofía maya” en Dussel, Enrique, Mendieta, Eduardo y Bohórquez, Carmen, (editores), El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y “latino” [1300-2000], México, Siglo XXI.

León-Portilla, Miguel, 2001, “La literatura”, en Linda, Manzanilla y Leonardo, López Luján, Historia antigua de México. Fundamentos de la tradición cultural mesoamericana, Vol. IV, México, INAH-UNAM-Miguel Ángel Porrúa.

Jiménez, José Alfredo, 2008, Acteal. 10 años de impunidad ¿y cuántos más?, Documental, México, NTSC.

De la Garza, Mercedes; 1992, Literatura maya, Venezuela, Biblioteca Ayacucho.

Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché, 2000, trad. A. Recinos, México, F.C.E.

Pop Wuj, 2008, trad. Adrián I. Chávez, México, CIESAS.


[*] Gabriel Herrera Salazar, mexicano, es Licenciado en Filosofía por la UAM-I de la generación del 99 y Maestro en Ciencias Sociales y Humanísticas por el CESMECA de la UNICACH. Su trabajo ha estado dirigido a los jóvenes. Actualmente realiza estudios de Doctorado en Filosofía en la UNAM con la tesis: “El pensamiento filosófico de los mayas antes de la invasión”, bajo la tutoría del Dr. Enrique Dussel.


[1] Véase: El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y “latino [1300-2000], en especial la “Introducción” que realiza el Dr. Enrique Dussel a la “Primer época. Las filosofías de algunos pueblos originarios”.

[2] El filósofo maya-tsotsil Miguel Hernández, en su trabajo titulado La filosofía maya, nos explica que el término “Popol tiene el sentido de junta, reunión o casa en común. Mientras la palabra vuh o uúj significa libro, papel o trapo”, “[…] Popol na es la casa de la comunidad donde se juntan para tratar cosas de la república”. (Hernández, 2009, 27) Para nosotros -siguiendo a Miguel Hernández-, el término Popol es “la asamblea”, “lo comunal” que es “común al pueblo”, Popol na es “la casa del pueblo”, “nuestra madrecita tierra” la cual no le pertenece a un solo dueño sino a todos –representa, en este sentido, una categoría con connotación política-. Así, el verbo pop se puede entender como “convocar a la asamblea en el Popol na” (casa de enseñanza de la comunidad) para buscar la solución a los problemas y necesidades del pueblo.Popol Vuh generalmente se traduce como “Libro del Consejo”, pero desde nuestra interpretación filosófica también podría traducirse como el “Libro de la Sabiduría del Pueblo”; donde pueblo tendría exclusivamente la carga semántica política.

[3] De los estudios de la Dra. Mercedes de la Garza registrados en La expresión literaria de los mayas se sabe que el libro sagrado Popol Vuh “Procede de Santa Cruz del Quiché, Guatemala. Escrito por un miembro del linaje Kavek alrededor de 1550-1555, que pudo haber sido Diego Reynoso.” (De la Garza, 1992; XVI)

[4] El cofundador de la Academia de la Lengua Maya-Kíché Adrián Inés Chávez, hablante nativo de dicha lengua y conocedor de la cultura maya -condecorado por organizaciones indígenas como Nimaljcon eta’manel (gran sabio) con el Collar de JadeHonoris causa por la UNESCO (1986) y diploma Emeristismum por la Universidad de San Carlos en (1982)-, desafiando a la lingüística occidental traduce esta obra como Pop Wuj que en español sería El libro del tiempo o  El libro de acontecimientos. La traducción que hace es del quiché al castellano. El conocedor de la cultura maya observa que en la obra se puede identificar la autoría múltiple que en el trascurso del tiempo fue complementando el libro, como para el filósofo judío Walter Benjamín es la crítica a la obra de arte. Para el guatemalteco también la obra se va complementando en el trascurrir de la historia, ya que su labor investigativa demuestra como con nuevos descubrimientos se va alimentando de manera análoga el libro y la cultura antigua o contemporánea de este continente. 

[5] Véase el libro de Enrique Dussel, La producción teórica de Marx. Un comentario a los Grundrisse, en donde escribe: “Pueblo no puede ser sólo una clase, ni siquiera un conjunto de clases determinadas por el capitalismo, sino lo constituyen también a veces otros grupos sociales que guardan exterioridad con respecto al capitalismo como tal” (Dussel, 1998: 409). Dos décadas más tarde, en Política de la liberación. Historia mundial y crítica, siguiendo en la línea que nos interesa para el estudio de la filosofía maya, advierte: “<<pueblo>> en último término define a un conjunto humano oprimido en cuanto distinto, en cuanto portador positivo de una historia propia, que es lo que hemos definido en nuestra Ética como exterioridad o alteridad” (Dussel, 2007; 460). 

[6] Todas las citas serán tomadas de la traducción de Adrián Recinos, editado por el F.C.E.

[7] La ex-guerrillera indígena maya K’iche’ Rigoberta Menchu, Premio Nobel de la Paz de 1992, en entrevista con Elizabeth Burgos en 1982 en relación a “Corazón del Cielo” explica: “Tal vez dios, esa palabra no la tenemos pero es relacionada porque el padre único es el único que existe, pero como canal para llegar a ese único, hay que amar al maíz, al fríjol, a la tierra. El padre único es el corazón del cielo que es el sol. Es masculino porque la madre que nosotros consideramos es la luna. Es una madre tierna al mismo tiempo alumbra. Nosotros tenemos una serie de concepciones con respecto a la luna, con respecto al sol. Es el que sostiene el universo”; más adelante dice: “El color rojo para nosotros significa mucho. Significa calor, fuerte, algo que tiene vida y es relacionado con el sol y que el sol es el canal para el dios único, que nosotros decimos el corazón de todo, del universo” (Burgos, 1998; 34-35). En rituales actuales “Se le suplica al sol como el canal que pasa al dios único nuestra petición de sus hijos para que nosotros nunca violemos todos los derechos que necesitan los demás seres que viven alrededor” (Burgos, 1998; 82). 

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