Evidentemente, hoy se lucha alrededor
de una reformulación del estado de derecho. Aparece en EEUU una tendencia a la
concepción del estado de derecho, en la cual es legalizada la existencia de
campos de concentración (como en Guantánamo), la tortura sistemática y la
desaparición de personas. Se trata de un fenómeno masivo y el gobierno de EEUU
lucha por integrar estas medidas en el propio estado de derecho. A lo que
aspira el gobierno es a una especie de dictadura mundial de seguridad nacional
de EEUU, integrada en el propio estado de derecho. Algo parecido ocurre en
Europa. En Alemania Günther Jakobs desarrolla un nuevo concepto de derecho penal.
Un derecho penal para ciudadanos, otro para enemigos. Para enemigos en el
derecho penal se desvanecen las garantías del derecho penal.
Tenemos
que ver esta tendencia en el marco de la estrategia de globalización, como
llega a formularse e imponerse a partir del golpe de Estado en Chile de 1973,
del gobierno de Thatcher y del gobierno de Reagan, formulada en el “consenso de
Washington” a inicios de los años 80.
Esta
estrategia efectivamente global, pero lo es en nombre de mercados globales en
manos de grandes burocracias privadas de empresas transnacionales. La
estrategia totaliza los mercados globalmente dadas las nuevas tecnologías
(computación, información, transporte) que permiten eso. Se imponen en nombre
de la eliminación de las tal llamadas distorsiones del mercado desde el punto
de vista de estas burocracias privadas, que producen y distribuyen sus
productos (y servicios) globalmente. Se impone a los Estados y a los gobiernos,
convirtiendo las burocracia pública casi en un apéndice de las gigantescas
burocracias privadas. Y hay un aceite para esta maquinación, que es la
corrupción, que cada vez más sale a la luz. Muchos políticos se hacen pagar bien al vender su patria y su poco honor
a estas burocracias privadas.
Entre
estas distorsiones del mercado podemos destacar una infinitud de distorsiones.
Pero podemos concentrarnos en aquellas, que inciden más sobre la vida de la
humanidad. Distorsiones del mercado desde este punto de vista son todas las
intervenciones en el mercado con el destino de asegurar universalmente o
regionalmente las necesidades humanas. Por eso son distorsiones: las leyes
laborales, protecciones legales del trabajo (horas del trabajo, trabajo de
niños, protección de la mujer), cualquier política de asegurar universalmente
sistemas de salud, de educación, de vivienda, de seguro de vejez, que tienen
que ser públicas para logra universalidad. Pero distorsión es también: política
de pleno empleo, política de desarrollo en sentido integral, inclusive las
políticas de protección del medio ambiente o de autonomías culturales. Pero
también es distorsión cualquier control de los movimientos de capitales o de
mercancías. En cambio, no es distorsión el control estricto e inclusive
violenta de los movimientos de personas humanas.
Es
fácil ver, esta política de totalización de mercados mundiales lucha en contra
de gran parte de los derechos humanos, cuyo reconocimiento habían logrado los
movimientos populares de emancipación humana desde el siglo XIX. Se marginan o
eliminan ahora. Por supuesto, no se logra todo lo que los estrategas proyectan.
Sería la muerte. Pero todo lo que no se logra en este campo, es considerada una
imperfección de la estrategia, en cuya perfección se trabaja y se sueña. Se
trata de una racionalidad que al soñar produce monstruos.
Sin
embargo, esta estrategia produce efectos, que no se han contemplado al
imponerla. Se hacen visibles en amenazas globales, que ya habían aparecido
antes, pero que se profundizan insospechadamente: la creciente exclusión y
marginación de grandes partes de la población human, la subversión de las
relaciones humanas mismas y la crisis del medio ambiente son las peores. Se van
profundizando precisamente por el hecho, de que nuestras burocracias privadas –
que además son propietarios de los medios de comunicación – denuncian las
medidas necesarias para tomar como distorsiones del mercado. Nos paralizan
frente a estas amenazas e impiden una acción eficaz frente a ellas. Estas
amenazas no son de por sí apocalípticas. Hay medidas posibles para enfrentarlas.
Pero se transforman en apocalípticas, si se sigue denunciar estas medidas
necesarias como distorsiones del mercado. Eso les da libre paso. Por eso no
sorprende que el bloque de apoyo más sólido a esta política en EEUU son los
apocalípticos del fundamentalismo cristiano, en cuyas filas se incluyen el
mismo Bush II y muchos de su junta de gobierno.
Se
trata de efectos indirectos de la acción en pos de la estrategia de
globalización, efectos, que muchas veces son no-intencionales al inicio. Hay
una discusión hoy de estos efectos indirectos, que estrategias políticas
producen. Esta discusión aparece hoy en cuanto a la guerra de Irak. Condolezza
Rice los analiza muy correctamente cuando dice:
“Cualquier cambio
histórico grande va a ser turbulento”, expresó. “También es el caso de que
cuando los planes se encuentran con la realidad, es lo que no se pensó lo que
en realidad se convierte en el problema. Así la verdadera pregunta es: ¿puedes
adaptarte y realizar los cambios necesarios?”
[1]
Lo
dice en relación al hecho, que el gobierno de EEUU no previó para nada lo que
podría pasar como resultado indirecto y no previsto de esta guerra, es decir,
su empantanamiento en una guerra de partisanas que siguió a la victoria fácil
en la guerra abierta. Efectivamente, lo
que no se pensó es lo que se convirtió en el problema clave de toda la guerra.
Y la pregunta que hace es pertinente: “Así la verdadera pregunta es: ¿puedes
adaptarte y realizar los cambios necesarios?”
Efectivamente
los efectos indirectos se transformaron en el problema clave y toda la
estrategia tiene que redefinirse frente a estos efectos desastrosos. Bush II
hasta habló de un “éxito catastrófico” y este está transformando su victoria en
victoria de Pirro, que dijo después de una victoria de este tipo: otra victoria
así y estoy perdido.
Pero
tampoco Rice contesta la pregunta que hace. El gobierno de EEUU no se muestra
capaz para adaptarse y realizar los cambios necesarios. El resultado es su
inflexibilidad casi absoluta que la obliga a su política de aniquilamiento.
Pide flexibilidad a todos y tiene que hacerlo, porque está absolutamente
inflexible.
Precisamente
eso está pasando actualmente con toda la estrategia de globalización también.
Lo que no se pensó al iniciarla, hoy en la realidad se está convirtiendo en el
problema clave. Las amenazas globales resultan el problema creado o extremizado
por esta estrategia. Todo ahora gira alrededor de ellas.
Mucho
antes que Condolezza Rice Marx analizó el mismo problema al nivel de las
estrategias de mercado y lo hizo con más profundidad:
"En su
perplejidad, nuestros poseedores de mercancías piensan como Fausto: en
principio, era la acción. Por eso se lanzan a obrar antes de pensar. Las leyes
de la naturaleza propia de las mercancías se cumplen a través del instinto
natural de sus poseedores”.
[2]
Así
lanzaron la estrategia de globalización. Se lanzaron a obrar antes de pensar. Y
ahora entran en una crisis resultante de estos efectos indirectos, en los
cuales ni han pensado. Pedro se convierten en el problema alrededor ahora toda
esta estrategia da vuelta. Todo el edificio ahora tiembla. Aparecen reacciones
y resistencias de más variado tipo. Quiero mencionar algunas:
-
las resistencia racionales en función
de proyectos alternativos que surgen de los más variados movimientos populares
(Porto Alegre) y que aparecen inclusive en posiciones, aunque débiles, de
algunos gobiernos.
-
resistencias espontáneas sin proyectos
sin conducción clara como en el caracazo de 1989, en el levantamiento argentino
de 1989 y en el levantamiento posterior de 2001, que derrumbó el gobierno de
Argentina.
-
Reacciones más o menos irracionales en
los más variados campos sociales y geográficos: la ola de asesinatos-suicidios
que empezó a fines de los años 70 en EEUU y que se extendió al mundo entero y
un creciente terrorismo de iniciativa privada que corre por el mundo.
En
su raíz notamos las crisis, que la propia estrategia de globalización produce
como su efecto indirecto.
Otra
vez viene la pregunta de Rice: “Así la verdadera pregunta es: ¿puedes adaptarte
y realizar los cambios necesarios?”
Evidentemente,
el sistema no tiene ninguna intención de adaptarse o de realizar los cambios
necesarios. Pide flexibilidad a todos, pero declara que no va a mostrar ninguna
flexibilidad. Tiene el lema TINA: There is no alternative (no hay alternativa).
Es lo mismo que decir: no vamos a mostrar ni el mínimo de flexibilidad. El
capitalismo de la estrategia de globalización efectivamente es el menos
flexible de todos los capitalismos que ha habido.
Al
ni considerar los cambios necesarios, la estrategia se convierte en una máquina
aplanadora. Tiene que aniquilar las
resistencias y hacerse terrorista. Por tanto, el terrorismo de estado resulta
inevitable para poder seguir con la estrategia de globalización. De hecho,
estaba ya en sus inicios con las dictaduras de seguridad nacional que surgen en
los años 60 y 70. Se simbolizó por el golpe militar chileno. Hay dos 11 de
septiembre que son el marco del proceso. Desde el 11-S 1973 de Santiago, que
inició la asunción de la Dictadura de SN y a partir del cual se impuso la
estrategia de globalización en AL. Derrocadas las resistencias y los
movimientos populares, vino la democratización que va paralela a la imposición
de las burocracias privadas y sometidas a sus condiciones. Sin embargo, volvió
la resistencia aplastada anteriormente. El segundo 11 de septiembre de Nueva
York dio la ocasión para enfrentarla de manera tan irracional como habían sido
estos atentados. Ahora “lo único que
hace falta” es la guerra antiterrorista igualmente irracional y sin destino.
No
se enfrenta directamente a los movimientos racionales de proyectos
alternativos. Parece que tienen demasiada legitimidad dentro de toda población
mundial. En vez de eso, se los tapa por la guerra antiterrorista como problema
único, que hace invisible el conjunto de amenazas resultantes de la estrategia
de globalización.
Aparece
la campaña de miedo que se basa en el invento bastante arbitrario de una
conspiración mundial terrorista, que hay que enfrentar antes que cualquier otro
problema.
Vuelve
la dictadura de Seguridad Nacional, pero ahora como dictadura mundial de
Seguridad Nacional de EEUU. El primer 11-S creó la dictadura de Seguridad
Nacional, el segundo la recrea.
Pero
mucho de los esfuerzos hacia la dictadura de Seguridad Nacional usan el
terrorismo como pretexto para golpear las resistencias populares en general. El
terrorismo da la pantalla. Se deja de lado estas resistencias cambiando de
tema. El tema del terrorismo es transformado en el único que cuenta y es usado
directamente frente a estos movimientos populares de resistencia. La
resistencia a la estrategia aparece como algo irrelevante al lado de la lucha
en contra de la conspiración mundial. La crítica antiutópica anterior pierde
vigencia, igual como se usa frente a las resistencias alternativas racionales
muy poco el reproche de terrorismo. Son silenciados por el cambio de tema.
[3]
El estado de derecho y su subversión.
De
esta manera aparece la tendencia perceptible hacia la recreación de la dictadura
de Seguridad Nacional, pero esta vez a nivel mundial. Pero a este nivel hoy
resulta imposible hacerlo, sin sostener la vigencia del estado de derecho y de
la democracia. La Seguridad Nacional tiene que ser integrada. Eso lleva a su
transformación que está en curso.
Analizar
esto, implica también, una recuperación de la historia del estado de derecho
desde los siglos XVII y XVIII. La historia del estado de derecho es una
historia muy accidentada en la cual el estado de derecho de por sí raras veces
ha sido un portador de los derechos humanos. Particularmente importante es el
hecho de que en esa historia el estado de derecho en el siglo XVIII empieza
legalizando el trabajo forzado (por esclavitud); más tarde enviará a la horca a
los sindicalistas en Chicago y, después de la liberación de los esclavos,
justificará la instalación del apartheid (separation)
en EEUU. No concede igualdad a la mujer tampoco. Frente a estas violaciones ni
los esclavos, ni las víctimas del apartheid ni los sindicalistas y tampoco las
mujeres podían recurrir en su defensa al estado de derecho. Ni las víctimas de
la colonialización podían dirigirse a los estado de derecho que los estaban
colonializando buscando protección. El estado de derecho surge sin la mayor
parte de los derechos humanos esenciales referentes a la vida humana, muchas
veces en contra de estos. Es un prejuicio muy bonito y frecuente la opinión de
que el estado de derecho tenga como su esencia la protección de los derechos
humanos.
El
núcleo desnudo del estado de derecho es el principio de contractualidad. Es
constituido por relaciones contractuales entre individuos-propietarios, que
consideran el hecho de relacionarse con contratos los hace libres. El propio
estado de derecho decide quienes son individuos y quienes no. Por eso, el
estado de derecho todavía en el siglo XIX y muchas veces hasta el siglo XX no
concede este status del reconocimiento legal como individuo-propietario y por
consiguiente como ciudadano ni a los esclavos, ni a las mujeres, ni a los
indígenas viviendo en las fronteras del estado de derecho, ni a los subyugados
del apartheid. Tampoco concede a los individuos reconocidos el derecho de
resistencia frente a las leyes contractuales del mercado. Por eso la
prohibición y persecución de los sindicatos en nombre del estado de derecho.
Sin embargo, es estado de derecho, y muchas veces es democrático.
No
obstante, las luchas de emancipación desde el siglo XIX introducen derechos
humanos en este estado de derecho, y el mero
estado de derecho es transformado en un estado con derechos humanos
fundamentales (estado constitucional). Se trata de una lucha larga y muchas
veces exitosa, que transforma exitosamente el estado de derecho en un estado
constitucional con garantías de derechos fundamentales. Sobre todo después de
la segunda guerra mundial el estado de derecho es en este sentido
constitucional. Cuando los movimientos populares de los años 80 y 90 del siglo
pasado en AL reclaman el estado de derecho, se refieren a este estado de
derecho constitucional.
Sin
embargo, cuando lo logran, ya ha entrado en descomposición. Como estos derechos
humanos han entrado en conflicto con la propia estrategia de globalización, en
nombre de la cual se ejerce el poder, estos derechos son progresivamente
eliminados o marginados como distorsiones del mercado. El estado de derecho
deja de ejercer su función de protegerlos.
En
esta situación los nuevos movimientos populares surgen en nombre de los
derechos humanos aplastados y en nombre de su recuperación y ampliación. Surgen
frente a la estrategia de globalización y ahora igualmente frente a la
subversión y vaciamiento del estado de derecho.
Hoy,
todos los movimientos alternativos se ordenan alrededor de la defensa de estos
derechos humanos de emancipación. Se trata de transformar el estado derecho en
sentido contrario a lo que está haciendo la estrategia de globalización
neoliberal, que lo vuelve a reducir a su esqueleto contractual. Desde la perspectiva de los movimientos
alternativos se trata de un estado de derecho que asuma estos derechos humanos
para darles validez en la sociedad actual.
Estos
derechos humanos de emancipación formulan en términos de derechos la utopía de
liberación. Eso abre el espacio para discutir también los mitos del estado de
derecho, que son los mitos de la legalidad. Implica, a la vez, la necesidad de
introducir en esta crítica la tradición teológica de la crítica de la ley.
Pero
la meta de la liberación aparece ahora en términos de derechos, que tienen
forma de norma. Hay allí una diferencia muy importante con los grandes
movimientos de liberación que surgieron en el siglo XIX, sobre todo el
movimiento socialista. La utopía de liberación no cambia gran cosa. Lo que ha
cambiado es la relación con ella. Creo, que la gran falla de estos movimientos ha
sido buscar la realización directa y linear de esta utopía. Creo además que eso
ha sido una de las razones decisivas para los muchos fracasos del socialismo
histórico. Hoy, la utopía de liberación aparece como un proceso de
transformaciones de las instituciones según derechos humanos.
Sin
embargo, hay que tener presente que se sigue tratando de una relación
conflictiva. El estado de derecho en su desnudez es como el mercado totalizado:
aplasta a los sujetos de derechos humanos. Por consiguiente, para enfrentar esa dinámica destructora, tanto el
estado de derecho como el mercado han de ser recuperados en cada momento por su
encauzamiento y regulación desde los derechos humanos. Los movimientos de liberación nacidos en el
siglo XIX tendieron más bien a la negación de la propia institucionalidad
(mercado, Estado, etc.). Hoy, por el
contrario, se trata de penetrar y atravesar la institucionalidad en función de
estos derechos humanos.
Pero
cuando se trata de poner derechos humanos en el interior de la institucionalidad
misma, aparece la necesidad de la reformulación del estado de derecho. Los
derechos humanos, generados en una larga historia de luchas de emancipación,
son subvertidos hoy en el plano del estado de derecho. No obstante, la fuerza
que tiene esta abolición de los derechos humanos en el plano del estado de
derecho no viene del Estado mismo, sino viene de la imposición de la estrategia
de globalización como estrategia de acumulación de capital en el plano
económico. Esta estrategia obliga al capital a empujar en lo político la
abolición de los derechos humanos en el interior del estado de derecho.
Aquí
ha cambiado un punto de vista. Los movimientos de liberación del siglo XIX
vieron el Estado desde lo económico. Nosotros, hoy, vemos lo económico desde la
problemática de derechos humanos y su
introducción en el estado de derecho. No hay garantía de derechos humanos sin
una profunda transformación económica. Pero se trata de una transformación
económica, que es condición de posibilidad de una garantía de los derechos
humanos, la cual políticamente no es posible sino por su introducción en el
estado de derecho. Lo económico es última instancia, pero la primera instancia
son los derechos humanos y su defensa desde y por medio del estado de derecho. Sin
respetar lo económico como última instancia eso no es posible. Si se considera,
en cambio, lo económico como primera instancia, los derechos humanos son
subvertidos y finalmente abolidos, independientemente de cuál sociedad se
trate.
De
esta manera puede aparecer el proyecto de sociedad alternativa que corresponda
a las luchas sociales actuales. Se podría hablar de una “dimensión axiológica”
(Ferrajoli) de la acción. Eso da el sentido, pero hay que buscar una palabra
mucho más accesible. Se trata de un proyecto de sociedad, que no hay que
confundir de ninguna manera con algo como un programa de gobierno. Por eso, la
discusión de una multitud de alternativas no lo puede sustituir, porque en el
fondo lo presupone. Sin embargo, expresiones como “sociedad alternativa” y
“otro mundo es posible” pueden dar el sentido de lo que está surgiendo o, al
menos, servir como horizonte de este proceso.
Asimismo
consideramos la elaboración de este proyecto de sociedad de suma importancia,
particularmente porque abre el espacio para la emergencia del sujeto.
Entendemos el sujeto humano como sujeto corporal y, por tanto, como sujeto
necesitado, que reclama y exige el respeto hacia sus condiciones de posibilidad
de vivir y reclama el derecho correspondiente. Lo reclama en relación con otros
sujetos y lo reclama en común. Por tanto, reclama este respeto hacia sus
condiciones de vivir como bien común. No hay ningún derecho (legal) que pueda
fundar este reclamo. Al revés, este reclamo funda todos los derechos humanos
fundamentales, que lo expresan en forma de normas. Desde este sujeto se imponen
derechos humanos, pero los derechos no pueden fundar el reclamo. El reclamo del
respeto de la condiciones de vida antecede a cualquier derecho, pero exige ser reconocido como derecho humano.
Antecede incluso al derecho de reclamar estas condiciones de posibilidad de la
vida y demanda, a la vez, que este reclamo sea un derecho. Por tanto, reclama un derecho a la vida. Sin
embargo, antecede a este mismo derecho a la vida, ya que una sociedad que no
escucha este reclamo y que no le concede el derecho, no es sostenible.
De
estas reflexiones resulta otra. Se trata de la pregunta: ¿por qué la urgencia
de la garantía de los derechos humanos hoy? Por supuesto, hay muchas razones.
Pero hay una razón muy vinculada con el hecho de la globalidad de la tierra.
Hoy la sobrevivencia de la propia humanidad no se puede asegurar sino por medio
del fomento de una sociedad capaz de garantizar en grado amplio estos derechos
humanos. La sobrevivencia no se puede asegurar ni por simples tecnologías
sociales ni por cálculos de gobernabilidad. Se ha convertido en un problema de
respeto de derechos humanos. En este sentido, se ha convertido en un problema
del ser humano en cuanto sujeto. La estrategia de globalización como estrategia
de acumulación de capital no está solamente en conflicto con los derechos
humanos – de hecho es incompatible con la vigencia de derechos humanos – sino
también con la propia sobrevivencia de la humanidad. El respeto primario por
los derechos humanos resulta hoy la condición de posibilidad de la propia
sobrevivencia humana. También la sobrevivencia de la humanidad es subjetiva en
cuanto los criterios de sobrevivencia de la humanidad no son reducibles a
cálculos técnicos, sino deben tener como fundamento el cumplimiento de derechos
humanos y, por tanto, al sujeto humano como ser corporal y necesitado.
Resulta,
que el denominador común de todos estos movimiento es el reclamo del derecho de
la vida humana, que implica el reclama de la vida de la naturaleza toda. Se
busca una política para la afirmación de la vida.
La
integración de la dictadura de seguridad nacional en el estado de derecho.
Hoy,
y especialmente después del 11-S de Nueva York, se defiende la inflexibilidad
de la estrategia de globalización por la “guerra antiterrorista” y la lucha –
mítica - en contra de una conspiración mundial terrorista. Es una lucha, que
Bush II hasta interpreta como un exorcismo, porque en todas partes se ve
enfrentado con la cara del diablo (the evil’s face). La inquisición no puede
estar muy lejos.
Se
trata ahora de una nueva transformación del estado de derecho, que se encuentra
en continuidad con las dictaduras de seguridad nacional, que siempre han tenido
mucho apoyo de parte de muchos países del norte. Esta dictadura tiene su centro
en la tortura, en los campos de concentración establecidos con fines de tortura
masiva en función de informaciones (en Chile p.e. Tejas Verdes) y la
desaparición de personas.
Si
nos basamos en la teoría de Hannah Arendt, se trata de Estados totalitarios.
Sin
embargo, son totalitarios, aunque no necesitan una mayor censura de prensa. Las
mismas burocracias privadas son los propietarios de los medios de comunicación,
p.t. son voceros de su estrategia. Para imponerla no hace falta censura.
Aparece un conflicto entre libertad de prensa y libertad de opinión. En cuanto
los medios de comunicación caen en las manos de las burocracias privadas,
obstruyen la libertad de opinión en nombre de la libertad de prensa.
Resulta
una paradoja: sociedades con fuertes medios de comunicación públicos autónomos
suelen tener más libertad de opinión que sociedades con predominio de los
medios privados. En general, los medios públicos autónomos son hasta cierto
grado espacios que promueven la libertad de opinión incluso en los medios
privados. Por eso aparecen cada vez más las tendencias de privatizarlas, para
controlar la propia libertad de opinión (Berlusconi, Blair frente a la BBC).
Ahora
aparece la tendencia de introducir este tipo de dictadura de seguridad nacional
en el estado de derecho. La tendencia es general y usa el 11-S de Nueva York
como su pretexto. Se introducen la tortura, los campos de tortura para la
información, y la desaparición de personas. Ya hay miles de desaparecidos. Hay
una continuidad con las dictaduras de seguridad nacional hasta la actual
integración de los rasgos más destacados de esta dictaduras en el estado de
derecho actual. De Tejas Verdes en el Chile de Pinochet hasta Camp Delta de
Guantánamo hay un camino directo.
La
misma tortura es legalizada y burocratizada. El Washington Post dice:
Oficiales del
Pentágono dijeron que el grupo (un memorando del Departamento de Justicia)
examinó por lo menos 35 técnicas de interrogación, y Rumsfield posteriormente
aprobó el uso de 24 de ellos en una directiva clasificada del 16 de abril de
2003, que valía para todas las actividades de Guantánamo. El Pentágono rechazó
publicar estos 24 procedimientos de interrogación…
[4]
Se
aprueba y se aplica métodos de tortura, pero el estado de derecho no se mueve.
La reacción frente a las torturas de Bagdad, parece, ha sido más buen por la
obscenidad de ellas.
El
estado de derecho desemboca en una paradoja. Como estado de derecho declara,
que hay territorios y seres humanos, p[ara los cuales no se aplica. Es el homo
sacer que es recreado.
Por
supuesto, lo nuevo no es que estos estados aplican torturas o las fomentan. A
pesar de toda legalidad siempre lo han hecho. En los primeros meses después de
la guerra de Irak, la tortura se realizó más bien por un “outsourcing” que
entregó esta función más bien a aliados en la guerra. Pero lo mantuvieron en
secreto, aunque muchas veces se trataba de un secreto a voces. Pero ahora
elevan esta medidas a nivel de la legalidad del estado de derecho. Hay sociedades
occidentales, que ya lo hacen por medio de declaraciones de la propia Corte
Suprema. Pero eso todavía no es lo general. Sin embargo, la tendencia está
presente. Hay resistencias de parte de la sociedad liberal. No es seguro el
resultado. Pero es llamativo el hecho de que hay muchas fuerzas que impulsan en
esta dirección y que incluyen muchos medios de comunicación.
Aparecen
teorías jurídicas en el mismo sentido. En el momento, en Alemania se discuten
en serio teorías de Günther Jacobs, catedrático de derecho penal de la
Universidad de Bonn. Jakobs quiere introducir en el derecho penal la distinción
entre el derecho penal para ciudadanos y el derecho penal para enemigos. Las
garantías del derecho penal las reserva casi íntegramente para el derecho penal
para ciudadanos. Estas garantías dejan de ser derechos humanos. Para el derecho
penal para enemigos en principio desaparecen las garantías. De esta manera se
integra la dictadura de seguridad nacional perfectamente en la propia teoría
del derecho y, en las definiciones de Jakobs, sería fácil ampliar el ámbito del
derecho penal para enemigos a toda resistencia seria a la estrategia de
globalización. Jakobs da un camino casi elegante hacia esta meta.
El
vaciamiento de la democracia.
Esta
transformación del estado de derecho ocurre en sociedades democráticas. Por
eso, la integración de la dictadura de seguridad nacional tiene que ser
democrática. Reducida la democracia a votación y nada más, necesita una mayoría
expresada en elecciones, aunque sean fraudulentas y manipuladas.
Por
tanto, se necesita argumentos, que muy bien pueden ser argumentos engañosos y
fabricados. Su criterio no es ninguna verdad, sino su capacidad de convencer
una mayoría electoral. Aparecen campañas sistemáticas que no cesan nunca. No se
menciona siquiera la estrategia de globalización como condicionante de la
transformación del estado de derecho.
El
medio principal hoy es la declaración de la “guerra antiterrorista”. Nos es
impuesta por medio de grandes construcciones míticas de sentido, con
cosmologías completas y con grandes visiones apocalípticas. Sigue en la huella
de las grandes construcciones míticas del fascismo y nazismo del siglo pasado.
Aparece de nuevo la construcción de una conspiración mundial, que esta vez es
terrorista. Antes era primero judía, con un decisivo acento anticomunista, y
posteriormente – después de la II. Guerra Mundial –comunista a secas. Estas
construcciones son como materia prima de la construcción de conspiración
mundial actual. La actual forma de construcción de la conspiración mundial
tiene su antecedente más directo en la construcción correspondiente durante el
gobierno de Reagan, que por su parte tiene su antecedente en los mitos del
nazismo.
Reagan
creó una cosmovisión del mundo, el cual lo veía polarizado entre EEUU como “la
ciudad que brilla en las colinas”, es decir, como milenio presente en nuestro
mundo, y una conspiración mundial de parte de un reino del mal, que tenía su
centro en el Kremlin de Moscú. Era una réplica visible de la cosmovisión nazi
con su milenio en Alemania y la conspiración judía-bolshviki mundial con sede
en Moscú, pero también en Manhattan. En el equipo de gobierno de Reagan estaban
muchos que ahora vuelven a estar en el equipo de Bush II. Vuelven a luchar en
contra de la conspiración mundial ahora formulada entre EEUU como el reino de
la libertad y la conspiración terrorista basada en estados canalla, que esta
vez tiene la cara del diablo (the evil’s face). Esta visión es enriquecidaza
por las visiones apocalípticas del fundamentalismo cristiano en EEUU, que hoy
es el bloque de apoyo más importante de la derecha republicana.
De
esta manera la opinión pública es arrollada por la propaganda del miedo. Los
argumentos que se basan en problemas reales de la población pierden fuerza y
parecen débiles al lado del espanto casi-metafísico del terror que inspiran
estas imágenes y mitos de los reino del mal, del diablo, de fuerzas oscuras que
amenazan desde lo desconocido.
Sin
embargo, detrás de estos mitos y fantasmas aparece otro argumento, que los
sostiene de una manera aparentemente racional. Se trata de una argumento, que
invierte a lo que los movimientos alternativos sostienen. Estos sostienen una
política de afirmación de la vida que exige cambios. Sin embargo, también la imposición
ciega de la estrategia de globalización exige cambios. Necesita cambios del
poder para lograr superar las
resistencias en todas sus formas. Frente a los cambios de la estrategia de
globalización que exigen los movimientos alternativos, la ultraderecha en el
poder exige cambios en el ejercicio del poder tales, que la estrategia puede
ser continuada sin mostrar la más mínima flexibilidad. Es un cambio de todas
las reglas de convivencia que permita de marginar o destruir las resistencias
sin respetar ninguno de los límites tradicionales del poder. Este cambio ahora
esgrime igualmente el argumento de la afirmación de la vida, pero en un sentido
contrario a los movimientos alternativos. Se sostiene ahora, que este desencadenamiento del poder absoluto del Estado
es condición para salvar la vida humana, amenazada por el terrorismo y salvada
por la imposición de la propia estrategia de globalización y por la integración
de parte del estado de derecho de la dictadura de la seguridad nacional. La
ultraderecha llama ahora a afirmar la vida amenazada por las resistencias en
general, pero especialmente por las reacciones terroristas más bien
irracionales.
Ocurre
una inversión del argumento de la vida de parte de los movimientos
alternativos, para la cual el terrorismo dio la ocasión: salvar vida pasa por
el dar muerte. La tortura salva vida, los campos de tortura salvan vida, la
desaparición de personas salva vidas, la estrategia de globalización, aunque da
muerte, salva mucho más vidas. La propia dictadura de seguridad nacional parece
ahora una instancia para salvar vidas.
El
argumento es fácil. El terrorismo da muerte. Para salvar las vidas amenazadas,
hay que encontrar y eliminar a los terroristas. La muerte de las víctimas
inocentes no se puede evitar sino eliminando a los terroristas. Por tanto,
cualquier medida para eliminarlos, salva vidas.
Lo
mismo en cuanto a la estrategia de globalización, Esta aumento las tasas de
crecimiento del producto, por tanto permite sostener más vidas humanas. Aunque
esta estrategia exige sacrificio humanos, salva como resultado mucho más vidas
humanas de lo que sacrifica.
[5]
Eso
se presenta como realismo de afirmación de la vida. Este realismo promueve la
tortura y la desaparición, promueve la explotación y la miseria, pero descubre,
que a través de ellos, afirma la vida de la única manera realista posible.
Desde
los inicios de la estrategia, este argumento aparece por todos lados.
En
este sentido puede servir una cita de un torturador prominente del Campo Delta
en el campo de concentración en Guantánamo, que apareció en el Washington Post:
VanNatta terminó su tarea de superintendente de Camp Delta en septiembre.
Dice que hoy está orgulloso de lo que él y sus tropas han logrado.
“Se trata del año más importante que jamás he vivido,
porque estoy convencido de que hemos salvado vidas,” decía VanNatta, quien
ahora volvió para dirigir la prisión de máxima seguridad al norte de
Indianapolis.
“Si resulta así como yo creo que resultará, (Camp Delta) será considerado la más única
prisión jamás realizada. Si resulta que la información que hemos recolectado
salvó vidas, va a ser considerado como uno de lo más adecuado hecho jamás. Sin
embargo, si se comprueba de que no ha habido inteligencia (información eficaz),
entonces todo será visto como acción de un superpoder que ha usado su poder
arbitariamente.”
[6]
La
cita me recuerda una anécdota que se cuenta sobre el Gran Inquisidor Torquemada
del siglo XV. Este hizo un diálogo, en el cual se hace a sí mismo la pregunta:
Es lícito, no torturar a un hereje? Y contesta: No es lícito no torturarlo
porque con eso se le quita su última oportunidad para salvar su alma.
Eso
cambia ahora, aunque continua. La pregunta ahora es: Es lícito no torturar a un
sospechoso del terrorismo? Y la respuesta: No es lícito no torturarlo, porque con eso se pierde una oportunidad de
salvar vidas inocentes.
El
memorando citado del Departamento de Justicia dice:
…que las leyes
internacionales en contra de la tortura “posiblemente son inconstitucionales
(violan la constitución) si son aplicadas a interrogaciones” llevadas a cabo en
la guerra de Bush en contra del terrorismo…”
Si un empleado del
gobierno tortura a un sospechoso preso “lo podría hacer para prevenir ataques
futuros de parte de la red al Qaeda en contra de EEUU”, decía el memorando…
escrito en respuesta al pedido de consejo legal de parte de la CIA. Añadió que
argumentos centrados “ en la necesidad y la autodefensa podrían dar
justificación que eliminaría cualquier responsabilidad criminal
[7]
No
torturar resulta ahora ser una violación del derecho y de la constitución, una
irresponsabilidad, una colaboración con el terrorismo frente a la cual la
tortura es resultado de la afirmación de la vida. Es Torquemada, securalizado.
Este
tipo de argumento aparece por todos lados. Apareció también en relación con la
bomba atómica sobre Hiroshima. En una entrevista el piloto responde la pregunta
sobre lo que ha sido lo más importante en su vida:
Obviamente el
haber formado y operado el grupo 509, entrenado para usar la bomba...
Originariamente se me dijo que los bombardeos en Europa y Japón se iban a hacer
simultáneamente.
Me atrevo a decir
que salvé millones de vidas al hacerlo, labor que me tomó diez meses y medio.
¿Para usted cuál
sería la gran lección que le dejó haber tirado la bomba?
Diría que lo que
aprendí es que si me proponía algo podía hacerlo. Desde el momento en que me
informaron de que esta arma podía existir yo me dije a mi mismo: si la
construyen yo la cojo y la tiro al
blanco. Me molesta mucho el negativismo, la gente que se autoderrota y que no
puede hacer las cosas. Yo podía hacerlo, y sabía muy bien que podía. Y lo hice.
[8]
La
tortura, la bomba atómica, la estrategia de globalización: todo salva vida.
Hasta habría sido irresponsable e inconstitucional no haberla lanzado.
[9]
El
terrorismo del estado se hace pasar como un realismo humanista, verdadera
afirmación de la vida humana.
Con
eso el argumento es completo. Se trata de un círculo argumentativo, cuya
estructura lo encontramos igualmente en todos los totalitarismos anteriores del
siglo XX. No hay más que variaciones.
Tiene
una fuerza muy grande para arrastrar masas a las cuales se ha logrado inculcar
el miedo correspondiente. Hace desaparecer la realidad y desata una fuerza
agresiva inimaginable y sin límites. Cualquier crítica e incluso llamado a la
calma parece una simple traición y una falta completa de realismo.
Si
se impone, arrastra la democracia desde adentro y la transforma en una
estructura hueca al servicio de poderes incontrolables del asalto al poder
mundial.
Conclusión:
Estamos en un terreno resbaladizo. Las tendencias que
aparecen con toda claridad, todavía no se han afirmado. Hay un conflicto en
curso por la estrategia de globalización y el aplastamiento creciente de los
derechos humanos, por el estado de derecho y por la democracia. Mucho está en
juego. Es un conflicto con un fondo profundo – una ola de fondo – que por un
cambio de gobierno no es solucionado, aunque puede ser aliviado. El conflicto
es a largo plazo y va a seguir produciendo muchas víctimas. Estamos en pleno
desarrollo de un nuevo totalitarismo. Es necesario enfrentarlo en todos los
niveles. La reducida discusión de alternativas no es suficiente. Sin embargo,
no hay respuesta exitosa posible, sin no se muestra que la estrategia de
globalización está en la raíz del problema.
[1] La Nación. San José, 30.10.2004 Selección de New York Times, p.4 (Michael R.
Gordon: EEUU no previó una segunda guerra contra rebeldes.)
[2] Marx, Karl: El Capital. FCE. México,
1966 I, p.50
[3] Por supuesto, eso no significa
necesariamente, que se pueda extender la campaña antiterrorista también a estos
movimientos.
[4] Pentagon
officials said the group examined at least 35 interrogation techniques, and
Rumsfeld later approved using 24 of them in a classified directive on April 16,
2003, that governed all activities at Guantanamo Bay. The Pentagon has refused
to make public the 24 interrogation procedures…
según: Memo Offered Justification for Use of
Torture
Justice Dept. Gave Advice in 2002
By
Dana Priest and R. Jeffrey Smith, Washington Post Staff Writers, Tuesday, June
8, 2004; Page A01
washingtonpost.com
[5] Hayek lo expresa en 1981:
"Una sociedad libre requiere de ciertas
morales que en última instancia se reducen a la mantención de vidas: no a la
mantención de todas las vidas porque podría ser necesario sacrificar vidas
individuales para preservar un número mayor de otras vidas. Por lo tanto las
únicas reglas morales son las que llevan al 'cálculo de vidas': la propiedad y
el contrato". Hayek, Friedrich von. Entrevista Mercurio Santiago de Chile,
19.4.81
[6] VanNatta ended his tour as superintendent of Camp Delta in September.
Today, he says he is proud of what he and his troops accomplished.
"That was the most important year I ever spent, because I think we
saved lives," said VanNatta, now back running the maximum-security prison
north of Indianapolis.
"If it comes out the way I think it will,
it will be viewed as the most unique prison environment ever created. If it
comes out that the information we collected did save lives, it will be viewed
as one of the smartest moves ever made. If it's proven that there was no
intelligence, then it's going to be viewed as a superpower using its power
unchecked."
En el drama de Benedetta “Pedro y el Capitán” el Capitán,
que es el torturador, habla exactamente el mismo idioma como VanNatta. Ver:
Benedetti, Mario: Pedro y el Capitán. Nueva Imagen. Mezico, 1979
[7] that international laws against torture
"may be unconstitutional if applied to interrogations" conducted in
President Bush's war on terrorism, according to a newly obtained memo…
If
a government employee were to torture a suspect in captivity, "he would be
doing so in order to prevent further attacks on the United States by the Al Qaeda
terrorist network," said the memo, from the Justice Department's office of
legal counsel, written in response to a CIA request for legal guidance. It
added that arguments centering on "necessity and self-defense could
provide justifications that would eliminate any criminal liability"
later….
según: Memo Offered Justification for Use of
Torture
Justice Dept. Gave Advice in 2002
By Dana Priest and R. Jeffrey Smith, Washington Post Staff
Writers, Tuesday, June 8, 2004; Page A01
washingtonpost.com
[8] Entrevista con Paul Tibbets, coronel,
quien con 27 años de edad como piloto principal tiró la bomba atómica de
Hiroshima el 6 de agosto de 1945. La
bomba se llamaba Little Boy y el avión llevaba el nombre de la madre del piloto
principal Enola Gay.
La entrevista la hace Andrés Jiménez, periodista de la
revista colombiana Semana. Reproducida en La Nación, 22.8.99
[9] Se trata de un argumento que es
heredero de argumentos conservadores anteriores. Por ejemplo, decía el Cardinal Höffner, Erzobispo de
Colonia en Alemania:
“El derecho del Estado de aplicar la pena capital (derecho
de la espada) es un reconocimiento especial de la invulnerabilidad de bienes
humanos, en especial de la vida humana. La Santidad del orden de Dios se
muestra ‘con poder’ en este Eon por medio de la pena capital.” Höffner, Josef:
Christliche Gesellschaftslehre, Kevelaer 1975 p.231