Índice del artículo

Excursus que evocan hacia el blanco: la totalidad

De estilos a tendencias, el tiempo de innovación y creación artística se ve recortada en gran medida por el dinamismo sociocultural y avances científicos que permiten reorganizar nuevas formas discursivas de pensar e interpretar la naturaleza.

Los amplios estilos artístico desde el renacimiento hasta el rococó fueron parte de grandes cambios en la vida política y social del planeta. La homologación del hombre con Dios era parte de un pensamiento “antropocéntrico” sumergido en los preceptos aristotélicos, es decir, la escolástica. Su espíritu sitúa al hombre en el centro del universo y, por lo tanto, sus posibilidades en esta vida se acrecentaban gracias a la unión de temas sacros con imágenes materiales del ser humano, como la desnudez joven o el retrato.

La creación de la perspectiva -invento de la ciencia exacta-, es tomada como parte de este nuevo re-nacer del “espíritu” humano. El dominio sobre la naturaleza y el creciente auge de dioses paganos habían atraído la atención de un mundo corpóreo distinto del mundo del medioevo.

Por lo tanto, es de notar con facilidad que los esquemas estéticos no eran tomados al azar; estos periodos marcaron para siempre no sólo el arte sino las demás ciencias. La razón, el nacimiento de la ciencia como búsqueda de leyes y el arte como lenguaje clave para acceder al poder[5] eran parte del esquema sociológico que se desarrollaba en los siglos XV al XVII.

El entendimiento e interpretación sin coacción reconoce que el arte no podía mantener un método de creación uniforme y, mucho menos, intentar subsumir  el proceso de creación ontológica del arte por motivos “supremos” de intereses no seculares. Así, la desvinculación del arte con la teología y su idea de la salvación en siglos anteriores dio cabida para que la constelación explosiva e irreverente del lenguaje plástico brindará una serie de claves inmanentes en la conformación de nuevas identidades.

Desde los discursos sociológicos y antropológicos que sostienen el proceso de creación metafórica del arte como referente histórico de realidades, ligaban la técnica, la imagen y su retórica con la diversidad simbólica de los “objetos” encontrados, los cuales no siempre vienen acompañados de una elocuencia o razón empírica universal, ejemplo de ello es que en el siglo XX se da una explosión de tendencias que interpretan y visualizan problemas de conciencia histórica -lo anterior sin querer interponer relaciones causales- sin tener que coincidir con la forma ni el lenguaje plástico. Así, el uso del color, de las formas básicas de la geometría, de la convergencias de nuevas perspectivas, la fotografía y el cine, brindan un amplio margen de elementos que nos llevan a un punto de encuentro: la totalidad del significado en un mundo de múltiples referencias significantes.

En este sentido, el blanco[6] posee un valor referencial que instaura la identidad del todo. A continuación analizaremos la metáfora del blanco y sus dos opciones materiales, como pigmento –también se podría referir como luz- y como forma.

Si el exponente material –dibujo, escultura, acuarela- posee su propio referente y sólo a través de él se puede comprender el mundo y su vida, cada cuerpo debe ser el exponente de su propio referente, así la semiótica cobra vida. Por lo que el “ver” implica la existencia material de un objeto y ese objeto involucra que veo y su valor referencial podría remitir varias explicaciones que, en primera instancia, serían material de expresión –el discurso- y medio de expresión –acto de comunicación-.

A continuación, un breve ejemplo de cómo los modos de expresión –formas y colores- están acompañados en clave de una referencialidad cultural.

Escribir un comentario


Security code
Refrescar

Videos Destacados

On Dualism in Christianity: Satan vs. Lucifer

video1

On Anti-Utopianism

video2

On Utopias of the Left and the Right

video3

On Liberation Theology in the 21st Century

video4