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“El problema ya no es declararse anticapitalista. El problema es de vida o muerte si el capitalismo se reconstruye después de su propio intento fallido de suicidio. El problema fundamental del capitalismo es haber generado sujetos moldeados por el éxito y el éxito por las ganancias, y la felicidad por la posesión de objetos. Subjetividades de muerte bajo la convicción (o la mala fe) de ser generadores de vida y de bienestar”. (Retórica del desarrollo y la colonialidad del saber) Walter Mignolo[1].

Obertura.


El Ajuste Estructural forma parte de una constelación de narrativas del desarrollo en paisaje neoliberal[2] que su vez se encuentran intrínsicamente relacionadas con la emergencia del discurso del Consenso de Washington, como manifiesto en el cual se articula a manera de programa o de agenda propedéutica con una serie de puntos entre los que se destacaran como fragmentos -y nodos de acción- la reforma fiscal y los tratados de libre comercio (liberalización del comercio), como parte de esa estrategia de ajuste consensuada en otras latitudes, pero acogida y apropiada de formas particulares en la ejecución de los procesos de ajuste mencionados.

El tema remite a discusiones que con frecuencia es más posible ubicar en el plano de la política económica que en el de los estudios de opinión, sin duda su especificidad y densidad epistémica podrían asumirse en ese ámbito, poblado de nociones, conceptos, discursos y debates fronterizos con respecto a la ideología, intereses e implicaciones que representan se convierten en objeto de los estudios de opinión, pues pasan al caudal de lo público, las esferas de la opinión pública, la difusión en los medios de comunicación, la apropiación y defensa por parte de actores sociales, de grupos políticos circunscritos a las coordenadas del gobierno en turno o de quienes lo adversan, pero también de la sociedad, de los grupos de personas que lo convierten en tema de sus conversaciones y preocupaciones inmediatas, pues la reforma fiscal en tanto proyecto de ley o los tratados de libre comercio como modelos de desarrollo[3], interpelan a las personas de distintas formas, la primera desde la economía personal o familiar, pues los impuestos son de omnisciente presencia en la cotidianidad, o bien desde el segundo punto, los tratados de libre comercio que refieren a los cambios y rutas de continuidad en cuanto al estilo del desarrollo que se ha venido implementando con mayor constancia desde la década de los ochentas, a partir de los Programas de Ajuste Estructural (PAES por sus siglas)[4] aprobados y puestos en vigencia desde la administración del presidente Monge Álvarez (1982-1986), luego en la primera gestión de Arias Sánchez (1986-1990) y finalmente en de la Figueres Olsen (1994-1998), cada una aprobó un Programa de Ajuste Estructural, y en el caso de Arias Sánchez en los ochentas y de Figueres Olsen en los noventas hubo implementación de varios puntos incluidos en los PAES.

Los mencionados programas fueron desarrollados primordialmente como un conjunto de medidas tendientes a adecuar a las economías de los llamados países en vías de desarrollo a los cambios de la escena económica mundial[5] según los organismos financieros internacionales[6], específicamente Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las dos primeras entidades siguen una agenda definida primordialmente por Estados Unidos y Europa, pues los representantes de estás dos regiones económicas son quienes toman las decisiones en cuanto a las personas que presiden estas entidades, por tanto el peso de la ideología, los imaginarios y discursos sobre el desarrollo en estás regiones adquiere medular importancia en la comprensión de sus políticas y de prescripciones del ajuste estructural.

Es necesario aclarar que hay varios telones de fondo para comprender las narrativas del desarrollo, y este fragmento específico relacionado con el ajuste estructural y su lugar en los estudios de opinión.

La primera de las condiciones de emergencia de la narrativa en sí misma que es pertinente historizar a partir los acontecimientos de la década de los ochentas[7] en las cuales se plasman las primeras recetas del ajuste estructural que se  combinaran luego del Consenso de Washington[8] que articulará en su decálogo los elementos básicos inherentes a una política del desarrollo desde esas latitudes y que tienen un profundo eco en la jerarquía y discursos que se hilvanan desde los organismos financieros internacionales, este último aspecto resultaría incomprensible si no se tiene en cuenta los giros epistémicos dentro de las teorías económicas y las concepciones referentes al desarrollo de la época, pues el agotamiento del enfoque hacia las necesidades básicas (1968-1978) se hacía patente en la crítica de los teóricos neoclásicos[9] que volvían como contrarrevolucionarios y habían conseguido su lugar en la ortodoxia de las universidades estadounidenses, en los “think tanks”[10], las estructuras de los organismos financieros internacionales y los gobiernos en EUA e inclusive en muchos países de América Latina, a posteriori se verá como a la narrativa del desarrollo del enfoque favorable al mercado le resultará indispensable la propuesta del Consenso de Washington.

Es pertinente agregar que esta disquisición no es más que el pre-texto de los fragmentos de una narrativa del desarrollo en los estudios de opinión[11], pues este es un recuadro de las sinuosas imbricaciones del discurso económico sobre el desarrollo y la recurrencia al registro de la historia, del que son literalidad y contexto, substrato de los fragmentos que en este trabajo se pretenden abordar, porque si bien puede parecer moderadamente clara la relación entre discursos y esferas en lo referente al ajuste estructural, al Consenso de Washington y el desarrollo, su vinculación sólo es discernible en tanto al imaginario de las sociedades que los sustentan, y una de las formas de acceso a este es el campo epistémico denominado estudios de opinión, que no sólo dan cuenta del “estatuto de nominalidad”[12], sino que a su vez refieren a los sentidos y formas de apropiación que tiene una narrativa del desarrollo, en este caso la forma de darle sentido al abstracto y naturalizado constructor del desarrollo puede leerse a partir de los fragmentos de este, de las partes que se filtran a la discusión en espacios públicos o de difusión medíatica de esos elementos que se liberan de los arcanos secretos de la jerga de científicos sociales, economistas y políticos que les dan otras cargas semánticas, en los estudios de opinión es posible vislumbrar “las formas de significar del otro” y también el sedimento que queda de estos otros discursos, pero pensadas desde las preocupaciones que les son propias a la población encuestada.

No obstante lo que es posible ver, en este caso queda acotado por los objetivos que se pusieron a los instrumentos al diseñarlos, por la coyuntura que pesó tanto en motivaciones iniciales de los estudios que se miran en retrospectiva como en las mismas posibilidades interpretativas del dato, y es desde este suelo del que se parte, de una narrativa a la que de momento sólo es posible acercarse en sus fragmentos, que hablan de las tensiones entre las partes que componen la totalidad de las discursos y prácticas aludidos al hablar de narrativas del desarrollo, que pueden tanto remitir al arquetipo occidental de lo asintótico como al impulso en constante tensión de verse en perspectiva con respecto a la promesa de un horizonte.

Y ahí reside la importancia de pensar la narrativa del desarrollo desde sus fragmentos en la opinión pues remite a un campo de sentidos y tensiones constantes, en este caso desde al ajuste estructural, que no es otra cosa más que un imperativo en lo cotidiano de ajustarse a la estructura, de adecuar las preocupaciones cotidianas a las imposiciones que bien pueden ser impuestos o aparentes fórmulas liberadoras de aranceles y por tanto garantes de cambios ante una escena que se presenta como inmóvil[13] o de inercia inducida ante los cambios, que se plantean como necesarios, aunque la direccionalidad de lo que se plantea como necesario difícilmente se ponga en cuestión.

En el espacio que concierne a los estudios de opinión, lo prístino de la fórmulas y decálogos de consensos pactados en distantes latitudes y de los ajustes a una estructura ajena adquiere otros sentidos, estos amarran preguntas y objetivos de esta investigación, pues estos sentidos y formas de significar la narrativa del desarrollo se encuentran las aristas de su misma legitimidad, su condición de posibilidad, pues si se piensa en sus fragmentos se pueden encontrar desde lo concreto, en ese campo minado de preocupaciones, dudas y de certezas que no se acaban siempre de decir la factibilidad del mismo discurso del desarrollo y sus propuestas, el ejemplo paradigmático pueda ser el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, pues a partir, de este fragmento de la narrativa del desarrollo neoliberal, de ajuste y consenso, se definía el alcance y la vigencia misma del desarrollo en la concepción neoliberal en el imaginario, aunque este aspecto no deba darse por manifiesto en el discurso de la población encuestada al respecto del tema.

Por ello se parte de las siguientes preguntas generadoras y objetivos para desarrollar las temáticas del presente estudio, que parte de una revisión de los datos recopilados en las encuestas y documentos derivados llamados “Pulsos”, específicamente los números 38, 41, 51 y 56 ubicados en un corte temporal que inicia en 2005 y concluye en 2008.

Pregunta Generadora:

¿Cuales son las dimensiones discernibles del ajuste estructural desde los estudios opinión?

¿Qué elementos constituyen el ajuste estructural como discurso y propedéutica política y con qué aspectos se han identificado desde los estudios de opinión?

¿De qué manera han sido dimensionados y entendidos los elementos constituyentes del ajuste estructural en la opinión pública?

Objetivos.

Objetivo General:

Entender las formas en que se perciben las dimensiones del ajuste estructural desde los datos aportados en los estudios de opinión que incluyen datos en referencia al Pacto Fiscal y al Tratado de Libre Comercio.

Objetivos específicos:
 

  • Identificar como son percibidos los elementos constituyentes del ajuste estructural los datos de los estudios de opinión en relación al Pacto Fiscal y al Tratado de Libre Comercio.
  • Comprender de  qué forma han sido dimensionados y entendidos los elementos del ajuste estructural en los estudios de opinión.
  • Analizar la forma en que han sido dimensionados los elementos del ajuste estructural con respecto a los datos sobre el Pacto Fiscal y el Tratado de Libre Comercio en los estudios de opinión.


 Metodología: aproximaciones a los estudios de opinión en tres movimientos epistémicos.

Las dudas y objetivos planteados anteriormente dan cuenta de la necesariedad de plantear las posibilidades de lectura, de hermenéutica del dato y de la elaboración del mismo en los informes de investigación desde el método y su lugar en la episteme de los estudios de opinión.

En concordancia con lo anterior se proponen tres puntos de partida, que ante todo son movimientos epistémicos y opciones metodológicas en los cuales se podrían ubicar tendencias limítrofes en los estudios de opinión.

La primera es la llamada presunción de verdad, que en este texto parte de problematizar las nociones de verdad inherentes a las construcciones de los números, la ciencia[14], sus leyes y la objetividad, y como son apropiadas por las instancias que median[15] en términos del saber, conocimiento e información, y por el otro lado la forma en que los sujetos que se apropian de esa información, la verdad difundida se presenta como legítima por el discurso ciencia económica, pero al ser leída es validada a partir de los mismos procedimientos de “matemización”[16] de la realidad, no obstante la presunción de verdad sufre una ruptura en los estudios de opinión que son distintos interpretativamente y parten de la construcción cotidiana del segmento poblacional tomado en cuenta en la muestra de la encuesta, por ello, la verdad, de existir, existe sitiada o verdad situada acorde a contextos y coyunturas, anegada por su insoportable peso, lo líquido de las relaciones, como metáforas que al menos de forma provisoria permiten tomar distancia del mecanicismo cuando se intentan leer la opinión en un estudio. Al decir esto no se pretende desterrar el criterio de validez del dato existente en la investigación cuantitativa, sino más bien agregar a la discusión criterios de reflexividad epistémica para pensar los alcances y limitaciones de datos e interpretaciones.

El segundo movimiento es el de semantización de las tendencias, pues  todo ejercicio de lectura de las medidas de tendencia central es per se hermenéutico, semantizar la tendencia consiste en tratar de encontrar sentido acorde a la coyuntura y al acervo epistemológico con que se lee.

Y el tercer movimiento consiste en dar cuenta de que en los estudios de opinión ya sea que se asuma de forma manifiesta o no, hay una apuesta por historizar lo inmediato, el acontecimiento partiendo del dato que bordea las lindes de lo cotidiano, y que implica tratar de narrar, articular y dar sentido al acontecer en su inmediatez, leer las coyunturas in situ -en el momento en que estas se están dando- o en diferido cuando el influjo y la significación de lo sucedido ha cambiado al agregarse otras variables, informaciones y discursos.

Por las características particulares de la investigación que subyace a este documento se hace necesario aclarar la importancia de los tres movimientos epistémicos arriba citados para acercarse a los fragmentos de las narrativas del desarrollo, pues predomina la revisión de fuentes documentales y bases de datos de las encuestas: “Percepción de la Población Costarricense sobre la Asamblea Legislativa y el Tratado de Libre Comercio” (Pulso 38)[17], “Percepción de la Ciudadanía Costarricense sobre la Población Adulta Mayor” (Pulso 41)[18], “Percepción de la Población Costarricense de la Asamblea Legislativa y el Gobierno” (Pulso 51)[19],  y “Percepción de la población costarricense de la Asamblea Legislativa y el Gobierno” (Pulso 56)[20].

Por ello, en lo concreto, los tres momentos epistémicos, son pautas metodológicas en la hermenéutica de los datos, en donde analiza lo que se presenta como verdad, la semantización de las tendencias y la historización de lo inmediato y los acontecimientos como elementos estructurantes de la narrativa y sus fragmentos.
 


Aspectos metodológicos sobre la población encuestada.

En las encuestas anteriormente mencionadas la población de estudio estuvo conformada por todas las personas de 18 años y más, residentes en viviendas particulares con teléfono en el territorio nacional. En el caso de las encuestas Pulso 38, 41 y 51 se seleccionó una muestra aleatoria de teléfonos en forma sistemática, y las personas se eligieron mediante una muestra de cuota probabilística distribuida por sexo y grupos de edad. En el caso de la encuesta Pulso 56 se agrega el criterio de pertenencia a la población económicamente activa.

En todas las anteriores encuestas el tamaño de la muestra es de 600 personas, dicho tamaño de muestra se calculó buscando obtener un error máximo de 4 puntos porcentuales con un 95% de confianza en la mayor parte de las variables en estudio.


Narrativas del desarrollo: gnoseología y cartografía.


Como vástagos de la matriz epistémica del binomio modernidad/colonialidad emergen los conceptos de crecimiento, progreso, ineludiblemente relacionados con la dinámica expansionista de los imperios de otrora, pero estás nociones presentes en la incipiente ciencia moderna de orden positivista, son los arquetipos conceptuales de lo que en occidente se nominará como desarrollo, el crecimiento da cuenta no sólo de las pretensiones cuantificadoras, o de la compulsiva necesidad de sucesión presente en la historiografía de aquella época, sino que a su vez convierte en una suerte de “constante ontológica[21]” de un ser condenado a crecer, pues esta es su ineludible dinámica, y por otro lado, el progreso remite a una construcción de un futuro siempre “por-venir”, una promesa post-puesta y únicamente ubicable en temporalidades futuras en el caso América Latina y de otras regiones ubicadas en el mal llamado “tercer mundo”[22].

Vale la pena considerar la tesis que quizás no exista “el tercer mundo” y en su defecto exista el “mundo de los terceros”, los otros ausentes, sobre quienes se toman decisiones, no importa si consienten o no, pues son una entidad entre la periferia y la carencia que da sentido al status quo, su identidad se domicilia en los márgenes del desarrollo y a partir de ello este discurso explica su marginalidad. Tampoco tiene caso que el mundo de los terceros este conformado por dos terceras partes de la humanidad o que partir de este se puedan derivar universos disyuntivos que den origen a otros mundos, terceros mundos.

La lateralidad del tercer mundo instituye el espacio para pensar las narrativas del desarrollo del ajuste estructural, pues la episteme del binomio crecimiento/progreso, y el subsiguiente parto del desarrollo –y sus (per)versiones: subdesarrollo, maldesarrollo, sindesarrollo- requería coordenadas, una cartografía de un imaginado en esferas escindidas, pero que a la vez fuese espacio donde pudiesen encontrarse o bifurcarse el discurso desarrollista que luego los designará como eufemísticos “países en vías de desarrollo”.

 “En vías de desarrollo” condenados a abordar indefectiblemente los últimos trenes de la modernidad[23], a asumir aquello que se entiende por desarrollo como el fin de la historia, la finalidad del devenir, en las dos últimas décadas del siglo XX la travesía es en el vagón de las narrativas del desarrollo del ajuste estructural, en estas confluyen con el discurso del “fin de la historia”[24] que ve el cenit de la historia en el triunfo de la democracia liberal y el capitalismo de mercado, lo cual está implícito en las programas de ajuste estructural durante la década de los ochentas en la cual ya resultaba previsible la constitución de la unipolaridad del pensamiento, que luego sería patente tras caída la cortina de hierro, el principio del fin del socialismo -comunismo- de Estado en Europa del Este, y que era referente de otras utopías y mitologías sobre el desarrollo.

Este decenio marcado por la confrontación y binarismo es el escenario de los ajuste estructural de primera generación. El discurso del “fin de la historia” destila unidireccionalidad en tanto plantea como únicas alternativas[25] la democracia liberal y el capitalismo de mercado, estos últimos puntos serían axiomas de la agenda[26] de desarrollo prevista en el Consenso de Washington y de los PAES de segunda generación[27], influidos por este.

Neoliberalismo, Consenso de Washington y Ajuste Estructural serán pues, los tres discursos instituyentes de la narrativa del desarrollo, los tres comparten el mítico supuesto de la ciencia moderna de la aproximación asintótica infinita[28], que exige que la realidad se aproxime a idealizaciones que nunca se pueden alcanzar de manera efectiva. En este caso la premisa de alcanzar el crecimiento económico como estadio ideal del desarrollo, dicha presunción parte de lo óptico, pero la acotación corresponde a la dimensión de la episteme y el método, pues la mathesis presente en el pensamiento occidental y la ciencia moderna como criterio de medida y orden cambia, pero se mantiene constante no sólo en los axiomas matemáticos que sustentan la ciencias económicas en el caso del monetarismo y de las operaciones para estimar indicadores de desarrollo, sino que a su vez en la misma empiría que lo traduce por ejemplo en nociones como “mecanismos de funcionamiento perfecto” o bien el “equilibrio general” en la teoría neoclásica que es substrato –o cieno según se prefiera- para estos discursos.

Por ello se ha considerar que en primera instancia toda idealización producida como aproximación asintótica infinita es estática, y segundo la idealización opera en un ámbito donde tiempo y espacio se abstraen en tanto racionalizaciones, estimaciones y especulaciones. Lo cual en concreto plantea la tensión de adecuar la realidad en consecuencia con un modelo que no cuestiona la mitología que lo instituye, ni las metáforas de las que sirve en tanto discurso[29].

Mismo que tiene poder en tanto es apropiado por actores que lo asumen como entidad articuladora de sentidos instituidos, que a su vez remiten a los lugares desde donde son dichos estos discursos y las relaciones de poder propias de estos espacios que se plantean a sí mismas como precisas, objetivas y presuntamente neutrales políticamente.

Por ello es pertinente anotar que en los discursos instituyentes de la narrativa del desarrollo hay dos formas de (re)negación del acontecimiento político, la primera relacionada con la concepción pospolítica la cual “involucra el modelo de la negociación comercial y la transacción estratégica.” (Žižek, 2001:206) que (mal) entenderá la transmutación de los elementos de la política -como lo pueden ser el comercio y la estrategia- por la translocación de lo político en transacción.

La segunda forma de la mencionada (re)negación reside en la concepción biopolítica que “designa como su objetivo principal la regulación de la seguridad y el bienestar de las vidas humanas (…) Esto implica que con la administración especializada, despolitizada y socialmente objetiva, y con la coordinación de los intereses como nivel cero de la política, el único modo de introducir la pasión en este campo, de movilizar activamente a la gente, es haciendo uso del miedo, constituyente básico de la subjetividad actual” (Žižek, 2008:55-56), la biopolítica es una política del miedo, por ello podría resultar comprensible la exaltación del miedo con respecto a las derivas en la aprobación de la Reforma Fiscal y del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, ambos fragmentos de la narrativa del desarrollo del ajuste, discernibles en los datos e informes de los estudios de opinión citados en el apartado de metodología de este documento.


Las formulas del ajuste estructural y su eficacia simbólica.


El Consenso de Washington es un saber que ha repercutido en la producción de agendas de desarrollo, que a su vez influyeron en los programas de acción para los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, de este último viene el diseño de los llamados Programas de Ajuste Estructural, que implícitamente contienen elementos del decálogo del Consenso de Washington.

A su vez el Ajuste Estructural, debe asumirse como parte de una estrategia de post-modernización, de las funciones políticas, sociales y económicas del Estado, que representa en su lógica misma los procesos más radicales de racionalización de la modernidad, observados en las metas abstraídas de cálculos y estimaciones numéricas sobre el mejor desempeño de la economía, que automáticamente supondría mejoras en las condiciones sociales y de subsistencia de la población, pero atados a una suerte de escatología numérica, al "thelos del mathema".

Y precisamente en este punto reside la eficacia performativa de la narrativa del desarrollo del ajuste estructural pues entraña un poder de representación claramente delegado en discursos e instituciones, lo primero se observa en el discurso del Consenso de Washington[30] –relacionados como se ha señalado antes con los PAES- y lo segundo en las instancias que enuncian el discurso como los organismos financieros internacionales, pero también en los organizaciones que son sujetas del mismo como los Estados que se ven interpelados ante estas medidas, lo cual configura escenarios del desarrollo a partir del poder de representación[31] instituido.

Las dimensiones del ajuste estructural.

Las dimensiones del ajuste estructural son comprensibles en tanto es posible establecer una distinción analítica entre los llamados en este documento PAES de primera generación elaborados por los organismos financieros internacionales durante la década de los ochentas, y su acento primordialmente centrado en la estabilización, pues estos son “programa a corto plazo cuyo objetivo fundamental es corregir desequilibrios macroeconómicos tales como el déficit de la balanza de pagos y la inflación. Estos programas vinculan a los países con el FMI, el cual ofrece préstamos a corto plazo a cambio de que se adopten medidas en relación a la reducción del crédito, a la liberalización de los precios y a la devaluación de la moneda local” (Posas, 2000:496). Los que se han venido llamando PAES de segunda generación son los que ponen acentuación en el ajuste estructural, son de mediano plazo e igual dan acceso a los créditos del BM y de la AID en tanto se hayan puesto en marcha las medidas de los PAES de primera generación, centrados primordialmente en la estabilización antes expuesta.

Los supuestos que entrañan están intrínsecamente relacionados con fundamentos y argumentaciones de corte neoliberal o de la economía neoclásica, que propugnarían un enfoque favorable al mercado partiendo de la atracción inversión extranjera directa, desregulación del mercado por parte del Estado (liberación de precios, tasas de interés y mecanismos de control de las inversiones), integración en el mercado internacional (asumir el libre comercio como bandera, reducción de tasas arancelarias y mecanismos protección a la producción interna), creación de incentivos para las empresas que inviertan en el país (instauración de subsidios y zonas francas en concordancia con la producción y exportación del país).

A estos rubros se aúnan, las medidas referidas a priorizar el gasto público y los mecanismos de privatización solapada de los PAES de primera generación, y las posteriores preocupaciones sobre la disciplina y reforma fiscal, la liberalización financiera, los tipos de cambio y la propiedad intelectual, y se tiene todo el recuadro de medidas contenidas en Consenso de Washington como el denominador de las políticas del gobierno Estadounidense, del BM y del FMI.

Ante este recuadro cabe definir o intentar poner en contexto lo que se va entender por Consenso de Washington para exponer el contenido de cada una de las medidas del decálogo de este y su lugar dentro del discurso del ajuste estructural como narrativa del desarrollo.

Williamson (1999) anota que el Consenso de Washington es el “mínimo denominador común de las reformas que considero Washington debería acordar que necesita América Latina desde 1989”, la opinión del autor no es para nada desdeñable si se tiene en cuenta que fue él el ideólogo del Consenso de Washington y quien ha tenido que lidiar con interpretaciones del consenso que lo definen como “manifiesto” y que en su uso corriente lo consideran como “prescripciones políticas basadas en los principios del mercado y del monetarismo” o bien como “una codificación del nuevo imperialismo”[32], ante este atolladero el autor propone tres salidas, pues al hacer una revisión de los usos del discurso del consenso, se encuentra ante lo que él denomina como un dilema semántico que  con tres posibilidades:  (a)  asumir la insistencia en los usos originales;  (b) abandonar el uso del término; (c) avalar un post- Consenso de Washington.

Teniendo en cuenta lo anterior se propone una lectura de  los puntos acotados dentro de este discurso, se sigue la formulación del decálogo del Consenso de Washington a partir de los textos de Williamson (2002a; 2002b)

1.      disciplina fiscal: significa reducir los déficits presupuestarios, medirlos adecuadamente con la inclusión de los gobiernos locales, las empresas estatales y el banco central, deben ser claramente acotados para que no se financien con los impuestos de la inflación.

2.      prioridades del gasto público: implica orientar el gasto a áreas y sectores desatendidos de la economía capaces de generar altos rendimientos, que contribuyan a mejorar la renta, la atención en servicios de salud y educación a nivel primario.

3.      reforma fiscal: esta debe tender a ampliar la base imponible y recortas tipos marginales.

4.      liberalización financiera: el objeto es alcanzar un tipo de interés real moderadamente positivo, aboliendo tipos de interés preferentes a los clientes privilegiados, ello para alcanzar tipos de interés determinados por el mercado.

5.      tipos de cambio[33]: se propone le necesidad de un tipo de cambio unificado (en las transacciones corrientes), que permita fijar un nivel suficientemente competitivo para promover un crecimiento rápido de las exportaciones de productos no tradicionales, hecho de forma tal que los exportadores tengan garantías en términos de su competitividad.

6.      liberalización comercial: La propuesta es eliminar  restricciones cuantitativas que se substituirían por aranceles, mismos que deberían reducirse de forma progresiva hasta un 40% aproximadamente[34].

7.      inversión directa extranjera: la propuesta es abolir los impedimentos y barreras de entrada de empresas extranjeras, estás debería competir con las empresas locales en un plano de igualdad. Este rubro no sólo se refiere a las empresas sino a la inversión extranjera directa y las restricciones existentes en esta materia.

8.      privatización: se parte de que  esta “puede ayudar a aliviar la presión sobre el presupuesto, tanto en el corto plazo por los ingresos producidos por la venta de la empresa y en el largo plazo en la medida en que la inversión no necesitan ser financiados por el gobierno” (Williamson, 2002a) y por ello las empresas estatales debería privatizarse.

9.      Desregulación: la propuesta es que los gobiernos eliminen reglas y normativas que impiden la entrada libre o tienden a restringir[35] la competencia, ello asegurando que estas disposiciones estén justificadas en criterios de seguridad, protección ambiental y supervisión bancaria de las instituciones financieras.

10.  derechos de propiedad: consiste en que el sistema legal asegure derechos seguros de propiedad, que no resulten tan onerosos en costos y que pueda extenderlos al sector informal.

Estos diez instrumentos de política económica instrumentalizan de forma consistente la propuesta de una narrativa del desarrollo neoliberal, y se encuentran también presentes en el proyecto de ley de Reforma Fiscal de la coyuntura 2005 y que fue un punto recurrente de los discursos del presidente Pacheco de la Espriella (2002-2006), ahí disciplina y reforma fiscal convergían.

Por su parte el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, Estados Unidos y República Dominicana (TLC-CA-EUA-RD) contiene capítulos en los cuales hay concordancia con los aspectos anteriormente expuestos, como consigna el siguiente cuadro:

Instrumento del Consenso de Washington

Concreción por capítulos del TLC-CA-EUA-RD

liberalización financiera

Capítulo 12. Servicios Financieros

liberalización comercial:

Capítulo 1. Disposiciones Iniciales

Capítulo 2. Definiciones Generales:

Capítulo 5. Administración Aduanera y Facilitación del Comercio

Capítulo 8. Defensa Comercial

inversión directa extranjera

Capítulo 10. Inversión

Privatización

Capítulo 13. Telecomunicaciones

Desregulación

Capítulo 3. Trato Nacional y Acceso de Mercancías al Mercado

Capítulo 7. Obstáculos Técnicos al Comercio

Capítulo 9. Contratación Pública

Capítulo 11.  Comercio Transfronterizo de Servicios

Capítulo 14. Comercio Electrónico

Capítulo 16. Laboral

Capítulo 17. Ambiental

derechos de propiedad

Capítulo 15. Derechos de Propiedad Intelectual


Leyendo espejos trizados: disyunciones datos y resultados.

Contra la concepción tradicional que ubica al dato como prístino reflejo de la realidad se propone en este apartado una lectura disyuntiva de los datos y estudios que sucintamente se mencionaron en anteriores apartados del texto.

El dato acá es ventana de realidades que se presentan como trizadas en el espejo de las instancias que median y de las personas que las leen, les dotan de sentidos, aún cuando sea por fragmentos, que es lo que se alcanza a ver por la mirilla de lo cotidiano y de las coyunturas, pues estos datos refieren a esos apartados que problemáticamente se han venido revisando de la narrativa del desarrollo, que en lo concreto refieren a prácticas y discursos que según donde se posicionen se pueden asumir como consecuentes o paralelas a estas políticas –a las formas propedéuticas derivadas o se encuentran contenidas de forma explicita en el Consenso de Washington-, lo que se lee por fragmentos son las partes de la narrativa, que en la forma de los datos adquieren concreción en referencia al plan fiscal en coyuntura durante la administración de Abel Pacheco de la Espriella (2002-2004) y del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y Republica Dominicana, presente en la en la época Pacheco de Espriella y la segunda gestión de Arias Sánchez (2004-2008), el espejo trizado da cuenta de las imágenes de realidades trizadas, fragmentadas por las tensiones del ajuste estructural y que del cual es pertinente leer en su horizonte y como parte de ese todo que se presenta como desarticulado, por tanto el ajuste a la estructura es tanto narrativa como materialidad concreta en instituciones y formas de subjetividad engendradas en el telar de estas décadas.


Sobre gobiernos, carencias y estilos de desarrollo: narrativas y postales del declive.

Distribución porcentual de entrevistados (as) según cuán de acuerdo están con que el gobierno

ha realizado las siguientes acciones. 2007

(n=600)

 

 

 

 

 

 

 

Acciones

Percepción

Totalmente de acuerdo

De acuerdo

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

En desacuerdo

Totalmente en desacuerdo

Total

Ha mejorado las condiciones de salud

7,6

48,4

3,9

35,5

4,7

100,0

Ha mejorado el equipamiento de los hospitales

4,6

31,0

5,5

49,6

9,3

100,0

Ha tenido suficiente control sobre la inflación

6,1

33,8

3,5

47,8

8,7

100,0

Ha impulsado mejores condiciones salariales

3,3

26,9

3,4

54,8

11,6

100,0

Ha ejercido control del gasto público

5,0

35,5

4,6

47,1

7,9

100,0

Ha mejorado la situación fiscal

4,8

38,5

3,6

45,9

7,3

100,0

Ha modernizado las instituciones públicas

4,8

34,2

4,4

49,1

7,5

100,0

Ha mejorado la seguridad ciudadana

4,2

23,1

3,5

51,6

17,5

100,0


En el ulterior cuadro se presentan diversos aspectos para comprender las cartografías del declive de la institucionalidad y de las funciones del Estado[37] en una primera lectura se podrían ubicar las relaciones entre apartados como los referidos al rubro fiscal (disciplina y reforma), y priorización del gasto público presentes en la propuesta del Consenso de Washington.

Una segunda lectura, puede dar más consistencia a lo planteado, pues los datos ponen entre paréntesis cualquier criterio de presunta efectividad aún pensando en esos términos, el balance en lo que corresponde en modernización de las instituciones públicas (49,1% en desacuerdo con las acciones realizadas por el gobierno) pone en evidencia que en relación al tema hay una marcada división de criterios. Y si se piensa siguiendo este criterio el desacuerdo persiste cuando se lee sobre el control de la inflación (47,8%), control del gasto público (47,1%), y mejoras en la situación fiscal (45,9).

 Puede pensarse como una tesis un tanto aventurada y para la cual se requerirían más datos que la consistencia de las matrices de los fragmentos de la narrativa del desarrollo caen ante el peso de lo percibido, la coherencia y la continuidad de más de veinte años de políticas de ajuste estructural se pone en entredicho no por el estancamiento o la inercia Estatal, lo cual había sido asumido como un a priori y que no se lee como consecuencia de las reformas propuestas desde la narrativa del desarrollo, sino por las contradicciones que implicaba su implementación o por los costos políticos de llevarlas a cabo.

La segunda República fundada entre silencios, olvidos y pactos garantes de salud y seguridad social se manifiestan contradicciones cuando al respecto del tema de salubridad se observan datos que reconocen acuerdo en que se han conseguido mejoras en las condiciones de salud (48,4%), pero se ve también la imagen del equipamiento de los hospitales en la cual la población encuestada manifiesta su desacuerdo (49,6%). El balance sigue en el plano del desacuerdo cuando se leen los datos en cuanto al impulso de mejoras salariales (54,8%), ese imaginario fundante en el que salud y las garantías sociales eran medulares de la segunda república parece diluido ante las manifestaciones del influjo de un discurso sobre el desarrollo asumido en las últimas décadas, y su relación con eso que se ha llamado narrativa del desarrollo.

La última escena la que remite al ámbito de la seguridad ciudadana en la cual la población encuestada deja ver su desacuerdo (51,6%) sobre las acciones implementadas por el gobierno, lo que resulta discernible del dato es la carencia de seguridad.

No obstante podría resultar importante considerar el lugar que se ha venido dando a la seguridad y al reclamo por las mejoras en ese ámbito en el discurso de los gobernantes y analizar la tesis en la que esta se convierte en nodo a partir del cual articular una propuesta y montar un nuevo eje discursivo para la narrativa del desarrollo vigente, el espacio hilvanado por la carencia de seguridad y la institución del miedo adquiere los contornos de una empresa política y de la emergencia de viejos actores renovados a la vera de este discurso rescatado del deván de encuestas y de recurrentes imágenes violentas en los medios. Para esta labor es necesario recurrir a datos de otra naturaleza y otros procedimientos, pero no es una tesis que se deba descartar de entrada, pues la lectura de la inseguridad tiene usos políticos diversos.

Principales problemas a los que debe dar prioridad el gobierno. 2007

(n=600)

 

 

Problemas

%

Inseguridad ciudadana (delincuencia, robos)

65,4

Pobreza y desigualdad. ayudar a la gente pobre

26,0

Problemas en el sistema de salud

18,3

Problemas en el sistema educativo

15,5

Falta de empleo, abrir más posibilidades de trabajo

14,9

Mal estado de las carreteras e infraestructura pública

10,6

Alto costo de la vida,control de la inflación

6,6

Problemas en vivienda.

6,4

Drogadicción

4,4

Problemas de la economía nacional

3,4

Corrupción

3,2

La inmigración, controlar más migraciones

2,7

Aprobación del  TLC

2,6

Problemas fiscales, bajar los impuestos

2,4

Problemas salariales,aumentos salariales

2,0

Defensa de grupos vulnerados

1,5

Problemas ambientales

1,0

Reforma institucional

0,8

Alto costo de los combustibles, alzas en  el petróleo

0,5

Fomentar mejores condiciones para el turismo

0,3

Rechazo del TLC

0,5

Otros.

7,1

Ns-nr.

3,7


En este cuadro la lectura de los problemas inicia por el problema de inseguridad ciudadana (65,4%), le subsiguen la pobreza y la desigualdad (26,0%), problemas en el sistema de salud (18,3%), problemas en el sistema educativo (15,5%), falta de empleo (14,9%) y mal estado de la infraestructura pública (10,6%), los primeros cuatro dan cuenta de problemas estructurales, que han sido instrumentados en campañas electorales, el tema de inseguridad como se anotó antes articula ese esfuerzo por ponerse en la palestra, en la periferia instancias que mudan de lugar la lista de aquello a lo que debe dar prioridad el gobierno, la lista como tal remite a un ejercicio de clasificación de la urgencia y la importancia con respecto a los problemas.

Debe leerse con atención los desplazamientos en cuanto porcentajes e importancia atribuida a los rubros correspondientes a problemáticas como la inflación (6,6%), los problemas salariales (2,0%), de vivienda (6,4%), fiscales (2,4%), la aprobación (2,6%) o el rechazo (0,5%) del TLC.

Lo estructural referido en temas como la desigualdad, lo referente a la falta de empleo y las carencias del sistema salud y de educación, aparecen como pendientes en su atención a nivel estatal, la percepción de los mencionados problemas refiere a su vez precisamente a una imagen de Estado que es producto de la materialidad y consecuencias de un estilo de desarrollo determinado.

Se puede hacer paréntesis y acotar que son precisamente estas áreas en las que el ajuste estructural en las fórmulas de la “priorización del gasto público”,  privatización y la desregulación tienen consecuencias particulares, cuando se habla de priorización del gasto público se utiliza un eufemismo para nombrar una forma justificada de reducción de presupuestos en educación pública y salud, pues lo asintóticamente ideal es reducirlos a lo primario (universalización del acceso a la educación primaria y atención primaria en servicios de salud)[38], en consecuencia con ello la privatización se propone para alivianar el peso sobre el presupuesto del Estado, en cierta forma son propuestas complementarias, por un lado el Estado iniciaría un proceso de reducción presupuestaria en sector salud y educación y por el otro emergen empresas que los convierten en servicios, una inversión discursiva e ideológica convirtió derecho en servicio, en ese tránsito lleno de los nuevos criterios mercantiles de eficacia y competencia para evaluar educación y salud obnubiló la discusión sobre el acceso.

La desregulación por su parte viene a reconfigurar las condiciones legales cuando se piensa en el plano de las inversiones, las garantías a los inversionistas y en las (contra)reformas laborales[39], los telones del empleo cambian, ya no sólo en las formas de carencia del mismo, sino en su calidad y temporalidad.

El crecimiento de la desigualdad y la pobreza no parece extraño en condiciones en las cuales la discusión las lógicas priorización del gasto público, privatización y desregulación hilvanan como consecuencias previsibles problemas de accesibilidad en lo referente a salud y a educación y de menoscabo de derechos laborales.

Distribución porcentual de entrevistados (as) según cúan de acuerdo están con el que el gobierno ha modernizado las instituciones públicas. 2008 (n=600)

Opción

%

 

Totalmente de acuerdo

4,8

 

De acuerdo

53,8

 

Ni de acuerdo ni en desacuerdo

4,8

 

En desacuerdo

40,0

 

Ns-nr

1,3


distribucion
 

Plan Fiscal.

Distribución porcentual de la población entrevistada según si han oído acerca de la reforma fiscal. 2005 (n=600)

Respuesta

%

No

60,1

39,9


distribución 2

Distribución porcentual de entrevistados (as), según aspectos

que conocen del proyecto. 2005

(n=239)

 

 

Aspectos

%

Recaudación,cobro de impuestos

25,0

Fortalecimiento y formulación de más impuestos

20,6

Pago de impuestos que perjudica al pobre

6,4

Control,mayor control sobre evasión

5,6

Otro

4,0

Ns-nr

38,5

Total

100,0


El plan fiscal presente en la coyuntura de 2005 y la de años precedentes articulaba en su discurso la fuerza de la necesariedad de una reforma en el plano de la recaudación de impuestos, por ello no es extraño que este sea el aspecto más sobresaliente (25%) dentro de lo que población encuestada conocía sobre el mencionado plan, y que de forma subsiguiente el tema implicara también que se lo asociase con el fortalecimiento de los impuestos existentes y la formulación de más impuestos (20,6%), y que de forma subsiguiente se ubicara la disyuntiva en la cual esto perjudicaría a la población pobre (6,4%) y el tema de fondo, el discurso del control sobre la evasión fiscal (5,6%) quedará relegado en referencia a los primeros cuatro aspectos conocidos del plan fiscal, aunque en el plano de la propuesta política subyacía la idea esbozada por Williamson (1999;2002a; 2002b) en el Consenso de Washington en relación a ampliar la base disponible en lo referente a recaudación y de esa forma asegurar el financiamiento del Estado en lo que correspondía a materia fiscal.

Pero el escenario era otro, en el cual el declive del Estado –o de lo que se podría llamar función y papel del Estado- y la constancia de la imagen de inercia hacían más prolijo el suelo para asumir las imágenes centrales que expone el anterior cuadro, la de la formulación de más impuestos y en como ello perjudicaría eventualmente “al pobre”, entidad que abandona retratos de periferia y comienza a poblar en la escena cotidiana y adquiere más fuerza en los medios, por otro lado, el núcleo del discurso del plan se puede observar vigente en la idea general de la recaudación, el cobro y el mayor control sobre la evasión.


TLC y narrativas del desarrollo.

Distribución porcentual de entrevistados (as) según si consideran que la única forma que Costa Rica se desarrolle es aprobando el T.L.C con EEUU. 2005 (n=600)

 
Opción

%

 

Muy de acuerdo

9,3

 

De acuerdo

38,8

 

En desacuerdo

38,8

 

Muy desacuerdo

12,2

 

Ns-nr

0,9

 

Total

100,0

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los datos expuestos indican una tendencia hacia la polarización en cuanto al carácter únivoco del TLC como forma de desarrollo para Costa Rica, lo que si hace evidente es la centralidad que tiene este tratado dentro del discurso del desarrollo, y que al menos parecieran coexistir dos concepciones de desarrollo desde la lectura de este dato.

Porcentaje de personas que consideran que se presentaran ciertas situaciones con la aprobación del T.L.C. 2005 (n=600)

Situación

%

Sanciones comerciales

69,0

Mayores fuentes de empleo

81,9

Atracción de inversiones

84,6


Los escenarios de la eventual aprobación del TLC remiten con preponderancia a la expectativa de la atracción de las inversiones, tema objeto del apartado de la llamada inversión extranjera en el discurso del en el Consenso de Washington y núcleo operativo en los cambios en cuanto a la (re)composición que preveían los PAES. La otra imagen de ese escenario es el aumento de las fuentes de empleo, elaborada a partir de la relación que se había venido estableciendo entre el aumento de la inversión y la emergencia de empleos, imaginario que cambia con fuerza del año 2007 al 2008 (ver el primer rubro del cuadro sobre la distribución porcentual de la población entrevistada según opinión de cuál es la principal ventaja del TLC) en el que dicha expectativa pasa de 40,8% al 24,7%, aunque en los demás rubros anotados el porcentaje aumenta de un año a otro, salvo el que se refiere en los beneficios para el país.

Pero esto difiere en relación con las desventajas que se exponen, el imaginario de la quiebra nacional se materializa con más fuerza en 2008 (30,3%) que en 2007 (25,7%), en los otros rubros como el de la percepción de las asimetrías de Costa Rica en el que  se va (de 5,0% a 8,5%), en el de las repercusiones en el empleo por atraer mano de obra extranjera (de 1,9% a 2,9%) y en los que refieren al impacto en el coste de las medicinas (de 1,5% a 1,7%),  el aumento en los precios (de 1,5% a 2,9%), saturación de productos (1,2% a 4,5%), competencia desleal entre países vecinos (1,2% a 1,6%) impacto cultural, leída como perdida de identidad (de 1,0% a 2,0%) e incertidumbre en la negociación de los tratados (de 0,7% a 0,8%), en todos estos de forma fragmentaria hay aumentos en los porcentajes atribuidos de un año a otro, en el cual se ponen en evidencia las consecuencias que de un año a otro    con respecto a las condiciones del año en que fue ratificado, en 2007 la coyuntura de la decisión vía referendo y la discusión entre posiciones que estaban a favor o en contra inclinaba el péndulo de la opinión pública en otra dirección si se tienen en cuenta el acceso diferencial a los medios y los juegos con los imaginarios de la esperanza en la aprobación (las consecuencias positivas posibles en ese discurso, más inversión, más empleo) y el miedo a la no aprobación (el confuso escenario en donde no había propuesta articulada con respecto a esta en términos de desarrollo en los términos de la discusión del tratado y de los supuesto que ha venido naturalizando el sistema en su acepción neoliberal, sus narrativas, poderes y estructura).

El tema de las sanciones comerciales, se puede encontrar relacionado con la complejidad de las consecuencias de un tratado que suponía mecanismos cuestionables para garantizar su implementación y el respeto por las normas dispuestas entre los países.

Distribución porcentual de la población entrevistada según opinión de

 

cuál es la principal ventaja del T.L.C, por año. 2007

 

 

 

 

 Ventajas

Año de encuesta

2007

2008

Más empleo, más trabajo

40,8

24,7

Ninguna

16,0

9,2

Exportación, mayor exportación

7,0

11,4

Apertura de mercados y productos

5,4

6,1

Más mejoras en productos: diversos productos

5,2

13,9

Todo más competitivo:más competitividad

4,6

6,7

Más desarrollo,permitirá a Costa Rica salir del subdesarrollo

3,4

5,1

Mayor inversión,solidez en la inversión extranjera

1,7

2,4

Beneficios al país, beneficios a Costa Rica

1,5

1,2

Los aranceles bajaran, menos impuestos

1,2

4,0

Habrán más empresas, industrias

1,2

1,2

No está informado

0,5

 

Todas

 

0,2

Otro

2,9

0,7

Ns-nr

8,7

13,2

Total

100,0

100,0

N

600

600

 

Distribución porcentual de la población entrevistada según opinión de cuál es

la principal desventaja del T.L.C, por año de encuesta. 2007-2008

 

 

 

Desventajas

Año de encuesta

2007

2008

Impacto económico, quiebra nacional

25,7

30,3

Privatización: instituciones se privatizaran

9,0

4,5

Problemas sociales como: Pobreza, desempleo, crisis, deudas

8,6

6,0

Ninguna

6,6

4,3

Costa Rica tiene grandes asimetrías que lo ponen en desventaja

5,0

8,5

Pérdida de la autonomía, cultura, identidad

4,7

3,4

Costa Rica es un país pequeño, no preparado

4,6

2,8

Impacto ambiental: contaminación

3,6

1,7

Solo favorece a unos pocos a las grandes empresas

2,5

2,2

Afecta el empleo nacional, se trae a extranjeros

1,9

2,9

Productos como las medicinas subirían de precio

1,5

1,7

Pagar más impuestos, los precios aumentaran

1,5

2,9

Saturación de productos, saturación de mercado

1,2

4,5

Competencia desleal entre países vecinos

1,2

1,6

Impacto cultural, alteración cultural, pérdida de identidad

1,0

2,0

Incertidumbre en la negociación, tratados no claros

0,7

0,8

No está informado

0,5

 

Todas

 

0,2

Se exportarían los mejores productos de Costa Rica a Estados

 

0,2

Otro

5,1

2,7

Ns-nr

15,1

16,8

Total

100,0

100,0

N

600

600

 

Distribución porcentual de la población entrevistada según cuán informados se sienten  de la agenda de implementación por año 2007-2008 (n=600)

Grado de información / año

2006

2007

Ns-nr

0,2

 

Muy informado

3,7

5,5

Informado

18,2

19,3

Poco informado

59,8

60,8

Nada informado

18,1

14,3



Los porcentajes en cuanto a la información que posee la población encuestada con respecto a la agenda de implementación no varía substancialmente, lo cual puede indicar que el tema del tratado desplazó al de la agenda, que esta última haya sido relegada en cuanto a difusión y discusión aunque esta fuera clave para implementar lo dispuesto en el TLC.
 


Epi-logos: a manera de conclusión.

Las narrativas del desarrollo pueden ser entendidas a partir de dos distinciones, una primera que las ubicaría como conjunto de discursos de orden científico-económico-político, saberes técnicos sobre el desarrollo orquestados desde el poder.

La segunda acepción parte de que las narrativas del desarrollo corresponden a un campo en el cual imágenes, representaciones, discursos y prácticas en relación al desarrollo tienen lugar, se parte de las formas de significación y apropiación de estos discursos, pero a su vez estaría relacionada con la creación de nuevos narrativas del desarrollo.

Y en este sentido la no resultan excluyentes entre si, pero si de diferentes en implicaciones cuando se consideran en relación con los estudios de opinión, si se para la primera lo que es posible recuperar desde los estudios de opinión percepciones acerca de la forma en que se vivencian los procesos de desarrollo.

No obstante la forma en que se vivencian y son entendidos esos procesos y discursos asociados al desarrollo son parte de la narrativa, son un fragmento y desde ahí se articulan rupturas que fundan otras narrativas ante las se crean desde el poder hegemónico.

Y es en ese lugar donde tiene sentido la lectura de esos fragmentos de la narrativa del desarrollo en relación a los datos aportados por los estudios de opinión, pues los dimensiones del ajuste y los puntos del Consenso de Washington han adquirido concreción en el itinerario de la escena política y en el imaginario de las personas.

Por ello se parte de los estudios de opinión como un lugar donde es posible ver percepciones con respecto al Plan Fiscal y al Tratado de Libre Comercio, y se parte de la consideración que estos proyectos forman parte de la narrativa del desarrollo neoliberal en la complejidad de sus dispositivos de representación y de discurso, son estos dos los que en sentido estricto pueden considerarse como fragmentos de la narrativa del desarrollo, la percepción que se construye de ambos fenómenos leída en sus contextos y coyunturas particulares es la que dota de sentido a la narrativa del desarrollo.

Se parte del reto de pensar las tensiones entre las narrativas, la epistemología y la semántica del desarrollo en la cultura desde la significación, representación y percepción del ajuste estructural en los estudios de opinión.

Sin embargo cuando se piensa en los principales problemas a los que el gobierno debe dar prioridad, la responsabilidad y la resolución de los mismos es atribuida al Estado, su causa se ubica en lo estatal y no es posible ver que el lugar que tiene las narrativas del desarrollo y ajuste estructural, al menos no desde lo que los datos revisados aportan, pero si es posible acotar la existencia de un mecanismo que invisibiliza y desplaza la causalidad y la atención en la opinión pública a partir de cuatro procedimientos: (I) la naturalización de los discursos desarrollistas, del ineludible carácter del desarrollo y su necesariedad; (II) la implementación secuenciada formas de entender el desarrollo desde la razonamiento instrumental y su omnisciencia en el ámbito científico y comunicacional, lo cual crea criterios de implementación en dispositivos discursivos del desarrollo presentes en la cotidianidad; (III) la imposibilidad de distinguir entre la lógica de desarrollo del Estado y la del ajuste estructural cuando el primero ha adoptado la segunda como propia, pues ambos no parecen diferir substancialmente en racionalidad y discurso. Por estas tres razones entre otras es comprensible que no aparezcan en la discusión, ni en la preocupación inmediata de las personas las narrativas del desarrollo y el ajuste estructural cuando se piensa en los principales problemas que afronta el gobierno o el país, pero si el Estado.


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Žižek, S. (2009). Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales. Paidós Iberica. Barcelona, España.

 

 


Notas al Pie
[1]Mignolo, W. (2009) Retórica del desarrollo y de la colonialidad del saber. En página12. Recuperado 19 de mayo de 2009. http://www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-124958-2009-05-18.html

[2] Parafraseando el titulo del texto de Reguillo (2007) Formas del saber. Narrativas y poderes diferenciales en el paisaje neoliberal. .En publicación: Cultura y Neoliberalismo.

[3] Una tesis fuertemente sostenida por la  segunda administración Arias Sánchez es la centralidad del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, Estados Unidos y Republica Dominicana (TLC-CA-EU-RD), presentada durante su gestión como un elemento medular para al estrategia de desarrollo del país, pues contiene los axiomas de la liberalización del comercio y las finanzas, elementos claves en la narrativa del desarrollo y los intrincados relatos del ajuste, el consenso y neoliberalismo.

[4] El ajuste estructural aparece como una alternativa planteada por los organismos financieros internacionales en un contexto de crisis económica en América Latina, la llamada “década perdida” –en referencia a la situación económica- de los ochentas, según la CEPAL (Dabène, 1999)

[5] Recuérdese que en algunos casos se planteaba como imperativo asumir el paquete incluido en los PAES para acceder a los créditos de estos organismos.

[6] No se puede omitir dentro de la este recuadro el papel de la AID y del gobierno estadounidense de la época, pues para 1985 este ultimo había propiciado una iniciativa llamada “Plan Baker” “que consistía en retomar las prescripciones tradicionales del FMI en cuanto al ajuste, pero añadiendo que los alumnos aventajados  se verían recompensados con nuevos prestamos de la banca privada (20.000 millones de dólares a lo largo de tres años) y con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial (9.000 millones de dólares durante tres años) ” (Dabène, 1999:201) dicho plan nunca tuvo previsto abordar la dimensión política de los problemas y la misma responsabilidad de EUA , con su política de mantener tipos de interés altos, un dólar sobrevalorado que financiaba su déficit absorbiendo al mundial, y además presuponía que la salida a la deuda de los países latinoamericanos era la entrada de inversión privada y que se debían aplicar las propuestas del FMI a pesar de que estás habían sido adversadas por sus previsibles consecuencias.

[7] La crisis económica de esa época se caracterizó primordialmente retrocesos en el Producto Interno Bruto de los países latinoamericanos, desigualdad en la distribución de las rentas, caídas en la cotización de los principales productos de importación, contracción en la inversión pública a consecuencia de altas tasas de endeudamiento, las salidas fueron devaluaciones, y las que se propusieron en un primer momento como parte del ajuste estructural como lo son las privatizaciones, reducción del gasto público, reformas fiscales y apertura comercial y financiera como alternativas.

[8] Bustelo (1999:158) al contextualizar la historia de las teorías del desarrollo económico consigna al respecto del Consenso de Washington: “tal planteamiento puede observarse en los informes anuales del Banco Mundial y su incidencia se reflejó enseguida en los Programas de Ajuste Estructural de esa institución”. Habrá pues un antes y un después de este discurso, pues sus diez puntos adquieren concreción en los PAES de la década de los noventas.

[9] Entre los autores se pueden contar Bhagwati, Krueger,, Lal y Little quienes criticaron con fuerza la intervenciones estatales en la economía, la industrialización por sustitución de importaciones y defendieron las tesis de la reducción del peso del Estado en la economía y la apertura comercial y financiera para los países que en su cartografía mental denominan tercer mundo (ver Bustelo, 1999: 157-172). Sin embargo estos ecos datan de la Ludwin Von Mises para quien la sociedad y la historia están fundamentadas en la actividad/acción humana, que por extensión ocurre en el entorno del mercado, todo intercambio tiene lugar en ese espacio según el autor, la interacción humana es reducida relación mercantil, y por ende la propiedad privada será clave para fundamentar el mercado libre, queda como corolario que la propiedad privada y el mercado libre son entes cuasi naturales, contingentes a la acción humana, en esta concepción se evidencian las construcción mitológicas detrás de la supuesta naturalidad del mercado.

El autor antes señalado, fue el mentor del Friedrich Von Hayeck, quien dirigirá el prestigioso London School of Economics, y ganará el premio Nobel de economía en 1974 y tendrá relación con Milton Friedman, quien fuera Nobel de economía posteriormente, asesor de Reagan en los ochentas, y de varios gobiernos dictatoriales en el cono sur (Saxe, 1999:91-118) en donde se implementaron ajustes estructurales, algunos como “tratamientos económicos de choque” y en donde financiamiento para las reformas proveniente de fondos de los organismos financieros internacionales.

[10] El llamado “think tank” es un centro de pensamiento que opera de forma cercana o paralela a universidades prestigiosas en EUA o bien con fondos gubernamentales y privados provenientes de transnacionales, su labor, pensar, generar información, producir saberes para los objetivos del gobierno, sus instituciones y las presuntamente desterritorializadas transnacionales.

[11] Otra tesis sobre el tema de las narrativas del desarrollo como pertenecientes al discurso científico-económico y político, saberes técnicos sobre el desarrollo, y lo que es posible recuperar desde los estudios de opinión percepciones acerca de la forma en que se vivencian los procesos de desarrollo, no obstante la forma en que se vivencian y son entendidos esos procesos y discursos asociados al desarrollo son parte de la narrativa, son un fragmento y desde ahí se articulan rupturas que fundan otras narrativas ante las se crean desde el poder hegemónico.

[12] Estatuto de nominalidad refiere a la inscripción simbólica de un discurso o acontecimiento en el imaginario, la forma en que este inscribe es la que permite nombrarlo y asumirlo dentro de una trama relacional o narrativa.

[13] La distancia entre el inmovilismo mediaticamente construido y el efectivamente percibido puede estar en lo que Solís (2006:11-12) llama: “la tesis del inmovilismo (…) la interpretación del presente desde una idea de inmovilidad se podía comprobar en experiencias cotidianas diversas. Las calles llenas de huecos y atiborradas de autos, las largas filas y las listas de espera en los hospitales públicos, y la lentitud de los trámites judiciales y de los trámites públicos en general, eran algunas de las vivencias inmediatas contra las cuales se podía afirmar que efectivamente, el principal problema del país era su parálisis (…) El diagnostico del inmovilismo alimentó un ambiente propicio para la tensión y la pesadumbre” .

[14] Žižek, (2009) señala que la ciencia en las sociedades contemporáneas se constituye como un refugio ante la incertidumbre del cambiante entorno y da esperanza, funciones secularizadas de la religión, y en ello puede residir su poder en la capacidad misma de fabricar certezas y esperanzas como sucedió por ejemplo con las prescripciones del ajuste estructural y con el Consenso de Washington.

[15] Entre las cuales habrán de considerarse la misma institución universitaria y los medios de comunicación con su agenda y andamiaje, y el mismo gobierno que en su discurso articula regimenes de verdad y saberes que en este caso son los de  las narrativas del desarrollo, y los fragmentos acá destacados de la reforma fiscal y el libre comercio, aristas ajuste estructural de corte neoliberal.

[16] La matemización de lo empírico tiene que ver con la mathesis “entendida como ciencia universal de la medida y el orden” (Foucault, 2007:63) y ha de considerarse que “la relación de toda mathesis con el conocimiento se da por la posibilidad de establecer entre las cosas, aún las no mensurables, una sucesión ordenada.”  (ibídem).

[17] Bustos, A. Padilla, R. Pernudi, V. Et al. (2005). Percepción de la población costarricense de la Asamblea Legislativa y el Gobierno. OPS 38. Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO). Universidad Nacional, Costa Rica.  Heredia, Costa Rica.

[18] Bustos, A. Padilla, R. Pernudi, V. Et al. (2005). Percepción de la ciudadanía costarricense sobre la población adulta mayor. OPS 41. Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO). Universidad Nacional, Costa Rica.  Heredia, Costa Rica.

[19] Sandoval, I. Pernudi, V. Gutiérrez, I. Et al. (2007). Percepción de la población costarricense de la Asamblea Legislativa y el Gobierno. OPS 51. Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO). Universidad Nacional, Costa Rica.  Heredia, Costa Rica.

[20] Sandoval, I. Pernudi, V. Gómez, L. Et al. (2008). Percepción de la población costarricense de la Asamblea Legislativa y el Gobierno. OPS 56. Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO). Universidad Nacional, Costa Rica.  Heredia, Costa Rica.

 

[21] Del orden ser mismo, pues según evolucionismo lo que permite subsistir a las especies en las acepciones más tradicionales del conocimiento científico es su desarrollo, que también podría ser entendido como capacidad para adaptarse al entorno. Corolario, el ser “es” en tanto se desarrolla, el desarrollo por tanto remite al mismo devenir del ser, pero este desarrollo esta supeditado a las posibilidades de expansión y extensión, de la vida misma, el territorio o la aparición de habilidades más complejas.

[22] En la década de 1950 el término fue acuñado por el demógrafo y economista Alfred Sauvy, tercero en la noción de éste se refería “a la configuración del monopolio del poder de la antigua aristocracia/nobleza/(alto)clero –los Primeros y los Segundos Estados durante el anciene regime- a expensas de los comunes y ordinarios (el Tercer Estado).” (Carmen, 2004:35-36) Por tanto el término designa diferencias de estatuto y poder sociales, en aquel contexto  los/as “comunes” excluidos de cualquier ejercicio significativo de poder con respecto al rey sol (reil soleil), pero homologo en este momento con los poderes que monopolizan los príncipes del Estado moderno y los mercaderes de transnacionales y corporaciones.

[23] La frase ha sido acuñada por Nestor García Canclini (2002) en un ensayo intitulado Latinoamericanos buscando lugar en este siglo. En este caso la modernidad refiere a los procesos de modernización.

[24] Acuñado por el ideólogo del Departamento de Estado estadounidense Francis Fukuyama que parte de la lectura que hace Alexandre Kojève del joven Hegel quien en “la fenomenología del espíritu” propugna que cuando la filosofía culmina, la historia también, pues para Hegel la finalidad del asunto es plantear una historia autoconsciente, y él ve eso con el triunfo de los valores de la Revolución Francesa y la batalla de Jena circunscrita como acontecimiento a la misma (Feinman, 2008:129-130). En los tres autores el thelos en tanto fin se impone, la diferencia entre el joven Hegel y Fukuyama reside en que el  primero afirma los valores de un orden aún incierto, volátil y en constante cambio, mientras que el segundo afirma los impulsos más reguladores y legitimadores de la modernidad tradicional, pues el liberalismo y el mercado fueron aparatos conceptuales y valorativos claves en procesos como la conquista y la colonia precedentes y actuales. No obstante “la teoría de Fukuyama, basada en Hegel, duró poco, dado que el armamentismo norteamericano necesitaba una nueva hipótesis de conflicto. Apareció Huntington e inventó el choque de civilizaciones. Otra vez la guerra era posible” (Ibídem).

[25] Planteamiento que en si mismo es contradictorio, pues la opción-única es en si misma una no-opción.

[26] Lo cual se puede constatar en lo contenido en los diez puntos programáticos del Consenso de Washington: (1) disciplina fiscal; (2) prioridades del gasto público; (3) reforma fiscal; (4) liberalización financiera; (5) tipos de cambio; (6) liberalización comercial; (7) inversión directa extranjera; (8) privatización; (9) desregulación; (10) derechos de propiedad.

[27] Cuando se habla de ajuste estructural de primera y segunda generación, la distinción tiene que ver con el momento histórico en que son enunciados y a sus características particulares, pues los primeros son preescritos durante la crisis de los ochentas y los segundos se enmarcan en una estrategia por encauzar las economías de los países latinoamericanos al nuevo estilo de desarrollo estadounidense luego de la caída de los llamados socialismos reales, y además porque los segundos articulan una preocupación por ámbitos como las finanzas y los derechos de propiedad (entre los que se pueden incluir la cuestión de la propiedad intelectual), una suerte de monopolización de la economía del conocimiento y un impulso hacia la especulación, y su vez la desregulación y el desmantelamiento del aparato estatal.

[28] El concepto “es tomado de la teoría matemática del límite. En la matemática se habla de curvas asintóticas (o asíntotas) cuando los valores del conjunto imagen de una función se aproximan cada vez más a un mayor valor fijo o parámetro, sin que lleguen a igualarse nunca. Cada ordenada de la curva está distante del valor fijo al cual se aproxima, aún cuando la distancia se haga infinitamente pequeña” (Himkelammert y Mora, 2008:569)

[29] Reguillo rememora una precisión de Bourdieu sobre el discurso, pues este “ (…)había advertido que el poder del discurso no está en el discurso (…) y hace énfasis en el proceso mediante el cual un sujeto se apropia de las propiedades de una institución o de una posición de enunciación privilegiada y desde ese lugar de privilegio reviste su discurso de un efecto de autoridad no sospechoso.”

[30] Reguillo (2007) llama representaciones nodales “a aquellas que vehiculizan sentidos políticos funda-

mentales para la sociabilidad: la democracia, derechos humanos, ciudadanía, violencia, conflicto, diferencia, apertura de mercados.” Y por ello se considera atinente incluir al Consenso de Washington dentro como una representación nodal articuladora de los sentidos políticos fundamentales del desarrollo en su acepción neoliberal.

[31]  Ha de considerarse que “El poder de representación configura imaginarios, conduce colectivos, compromete voluntades y produce imperativos en cuyo nombre se actúa.” (Reguillo, 2007).

[32] Los fragmentos entrecomillados son consignados por el mismo Williamson en el texto de 1999 “What should think about the Washington Consensus? Paper prepared as a background to the World Bank’s World Development Report 2000”.

[33] Williamson (2002a) originalmente planteaba  que “Al igual que los tipos de interés, los tipos de cambio puede ser determinada por las fuerzas del mercado, o su adecuación puede ser juzgada en función de si su nivel parece coherente con los objetivos macroeconómicos”

[34] Dicha acotación Williamson la hace la forma en que Europa se liberalizo –o inició procesos de liberalización en el sentido estricto en el escenario de reconstrucción tras la segunda guerra mundial- en la década de los cincuentas, en este caso hay una extrapolación de la experiencia europea en cuanto a liberalización comercial hacia el contexto latinoamericano al que Williamson se está refiriendo.

[35] El autor enumera “Entre los más importantes mecanismos de regulación económica están los controles sobre la creación de empresas y nuevas inversiones, las restricciones a los flujos de inversión extranjera y la salida de remesas de ganancias, los controles de precios, las barreras a la importación, la asignación discriminatoria de crédito, las altas tasas de impuesto de sociedades en combinación con discrecionales impuestos mecanismos de reducción, así como los límites sobre el despido de empleados” (Williamson, 2002a) tanta regulación para Williamson genera oportunidades para la corrupción, aunque este fenómeno no tiene una etiología ligada in sensu strictu  con la regulación.

[36] A partir del texto: CONARE. (2004). Texto del Tratado de Libre Comercio en Centroamérica, Estados Unidos y República Dominicana. CONARE. San José. Costa Rica.

 

[37] Lo cual es una lectura del lugar desde donde lo percibe la población encuestada y de la forma en que se construyen las representaciones del declive como fenómenos que han abordado los estudios de opinión.

[38] “La educación primaria es mucho más relevante que la educación universitaria, y la atención primaria de salud (especialmente el tratamiento preventivo) más beneficiosas para los pobres que a los hospitales en la ciudad capital (…) con los últimos aparatos de alta tecnología médica (…)” (Williamson, 2002a) la idea que subyace es ayudar a los menos favorecidos, opera la concepción de un contexto latinoamericano poblado por pobres, y con pobres con el mismo nivel y en la misma dimensión y causalidad de pobreza.

[39] Las que se han podido gestar y operan como cambios en códigos y normas de empresas, o bien las que se plantean como eventuales reformas a la legislación laboral, cuando estas en la lógica de menoscabo de derechos de organización, de jornada, salario y condiciones de trabajo.

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