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Epi-logos: a manera de conclusión.

Las narrativas del desarrollo pueden ser entendidas a partir de dos distinciones, una primera que las ubicaría como conjunto de discursos de orden científico-económico-político, saberes técnicos sobre el desarrollo orquestados desde el poder.

La segunda acepción parte de que las narrativas del desarrollo corresponden a un campo en el cual imágenes, representaciones, discursos y prácticas en relación al desarrollo tienen lugar, se parte de las formas de significación y apropiación de estos discursos, pero a su vez estaría relacionada con la creación de nuevos narrativas del desarrollo.

Y en este sentido la no resultan excluyentes entre si, pero si de diferentes en implicaciones cuando se consideran en relación con los estudios de opinión, si se para la primera lo que es posible recuperar desde los estudios de opinión percepciones acerca de la forma en que se vivencian los procesos de desarrollo.

No obstante la forma en que se vivencian y son entendidos esos procesos y discursos asociados al desarrollo son parte de la narrativa, son un fragmento y desde ahí se articulan rupturas que fundan otras narrativas ante las se crean desde el poder hegemónico.

Y es en ese lugar donde tiene sentido la lectura de esos fragmentos de la narrativa del desarrollo en relación a los datos aportados por los estudios de opinión, pues los dimensiones del ajuste y los puntos del Consenso de Washington han adquirido concreción en el itinerario de la escena política y en el imaginario de las personas.

Por ello se parte de los estudios de opinión como un lugar donde es posible ver percepciones con respecto al Plan Fiscal y al Tratado de Libre Comercio, y se parte de la consideración que estos proyectos forman parte de la narrativa del desarrollo neoliberal en la complejidad de sus dispositivos de representación y de discurso, son estos dos los que en sentido estricto pueden considerarse como fragmentos de la narrativa del desarrollo, la percepción que se construye de ambos fenómenos leída en sus contextos y coyunturas particulares es la que dota de sentido a la narrativa del desarrollo.

Se parte del reto de pensar las tensiones entre las narrativas, la epistemología y la semántica del desarrollo en la cultura desde la significación, representación y percepción del ajuste estructural en los estudios de opinión.

Sin embargo cuando se piensa en los principales problemas a los que el gobierno debe dar prioridad, la responsabilidad y la resolución de los mismos es atribuida al Estado, su causa se ubica en lo estatal y no es posible ver que el lugar que tiene las narrativas del desarrollo y ajuste estructural, al menos no desde lo que los datos revisados aportan, pero si es posible acotar la existencia de un mecanismo que invisibiliza y desplaza la causalidad y la atención en la opinión pública a partir de cuatro procedimientos: (I) la naturalización de los discursos desarrollistas, del ineludible carácter del desarrollo y su necesariedad; (II) la implementación secuenciada formas de entender el desarrollo desde la razonamiento instrumental y su omnisciencia en el ámbito científico y comunicacional, lo cual crea criterios de implementación en dispositivos discursivos del desarrollo presentes en la cotidianidad; (III) la imposibilidad de distinguir entre la lógica de desarrollo del Estado y la del ajuste estructural cuando el primero ha adoptado la segunda como propia, pues ambos no parecen diferir substancialmente en racionalidad y discurso. Por estas tres razones entre otras es comprensible que no aparezcan en la discusión, ni en la preocupación inmediata de las personas las narrativas del desarrollo y el ajuste estructural cuando se piensa en los principales problemas que afronta el gobierno o el país, pero si el Estado.

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